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No es país para tiranosauroides

La zona norte de la provincia de Castellón destaca como un área clave para el estudio de los dinosaurios del levante peninsular, gracias a su riqueza geológica y paleontológica
Redacción
viernes, 2 de febrero de 2024, 10:59 h (CET)

Un estudio liderado por personal investigador del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP), sugiere que la gran diversidad y abundancia de dinosaurios carnívoros espinosaurios y carcarodontosaurios impidieron la presencia de tiranosauroides durante el Cretácico inferior en la península Ibérica. La investigación ha sido publicada recientemente en la revista Historical Biology donde se describe un gran diente asociado a un espinosáurido y dos vértebras caudales atribuidas a un carcarodontosaurio procedentes del País Valenciano.


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A finales de los años setenta del siglo pasado, Lourdes Casanovas y Josep Vicenç Santafè, pioneros de la paleontología de dinosaurios catalana, dirigieron varias excavaciones en los alrededores de Morella (País Valenciano). Como paleontólogos del Institut de Paleontologia de Sabadell, la institución precursora del actual Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP), recuperaron una cantidad considerable de restos de dinosaurios herbívoros en la provincia de Castelló, incluyendo al Iguanodon, el acorazado Polacanthus y gigantescos braquiosaurios. En algunas de estas campañas, también recuperaron algunos restos de terópodos, es decir, de dinosaurios carnívoros.


Aunque la mayoría de los fósiles ya habían sido publicados previamente en revistas científicas, algunos elementos de estos terópodos quedaron sin estudiar en las colecciones del Museo del ICP. Ahora, como resultado de una revisión del material histórico de los alrededores de Morella, se ha completado la descripción de un gran diente y dos vértebras de la cola que pertenecen a dos grupos diferentes de dinosaurios terópodos de unos 125 millones de años de antiguedad, durante el Cretácico inferior.


El diente, de 4 cm de longitud aproximadamente, destaca por su forma cónica con estrías longitudinales y sierras solo en uno de los márgenes. Debido a estas características distintivas, se ha asignado a la especie de espinosáurido Protathlitis, la cual fue descrita el año pasado en el yacimiento de ANA, cerca de la localidad de Cinctorres y a pocos kilómetros de Morella.


Los espinosáuridos eran un grupo de dinosaurios depredadores adaptados a un estilo de vida semi-acuático, con hocicos alargados y dientes cónicos similares a los de los cocodrilos actuales. Incluso algunos espinosaurios tenían una especie de vela que recorría todo su dorso y cola. En cambio, Protathlitis pertenece al subgrupo de los barioniquinos, unos espinosaurios con un estilo de vida más terrestre que sus parientes espinosaurinos. Este diente representa la segunda evidencia de Protathlitis en la península ibérica.


Por otro lado, las vértebras de la cola presentan características muy similares a las de los carcarodontosaurios, un grupo que incluye a las especies de dinosaurios carnívoros más grandes del Cretácico inferior. Este grupo, con una amplia distribución geográfica, eran especialmente abundantes y diversos en Sudamérica y África, aunque también se tienen evidencias en Norteamérica y Asia.


“Las vértebras estudiadas muestran una configuración claramente diferente a las del conocido Concavenator, que es el único carcarodontosáurido descrito en España y de una edad muy similar a los restos de Morella", comenta Adrián Montealegre, primer firmante del artículo. Además, añade: "En cambio, son mucho más similares a las de Acrocanthosaurus, un carcarodontosáurido de Norteamérica”.


El estudio concluye que los restos fósiles descritos son una evidencia de una nueva especie de dinosaurio carnívoro hasta ahora desconocida en la península Ibérica. Además, los datos actuales indican una notable diversidad de dinosaurios terópodos, especialmente espinosaurios y carcarodontosaurios, en la zona occidental de la Península durante el Cretácico Inferior, destacando como una característica distintiva de esta región.


De acuerdo con el estudio, la gran cantidad de depredadores coexistiendo todos juntos en el mismo espacio y tiempo podría haber condicionado la presencia de otro grupo de depredadores que se ha identificado en otras regiones de Europa, como Portugal e Inglaterra, pero no en España. Se trata de los tiranosauroides, los antepasados del temido Tyrannosaurus rex. "La presencia de espinosaurios y carcarodontosaurios en esta zona de la península Ibérica habría impedido que especies del mismo grupo que el icónico T. rex vivieran aquí, posiblemente porque competían por los mismos recursos. Parece que había demasiados dinosaurios en la mesa y no había recursos para todos. Así que las primeras faunas en establecerse, los espinosáuridos y los carcarodontosáuridos, fueron los que encontraron silla libre", concluye Albert Sellés, investigador del ICP y coordinador de la investigación.


Aproximadamente 125 millones de años atrás, las tierras que hoy ocupan la parte norte del País Valenciano estaban dominadas por una enorme llanura de inundación fangosa. Una gran cantidad de ríos poco caudalosos se ramificaban y atravesaban esta llanura hasta desembocar cerca de una costa dominada por las mareas. El clima de ese momento era subtropical árido, lo que significaba que había largos períodos de aridez alternados con otros de precipitación abundante. Es en esta época de lluvias cuando los ríos se desbordaban y arrastraban todo a su paso, incluyendo restos de grandes dinosaurios, como posiblemente es el caso de Garumbatitan, un saurópodo de grandes dimensiones descubierto recientemente muy cerca de Morella.


Dinosaurios del levante peninsular


La zona norte de la provincia de Castellón destaca como un área clave para el estudio de los dinosaurios del levante peninsular, gracias a su riqueza geológica y paleontológica. Aunque los hallazgos de restos fósiles en Morella se remontan a 1872, fue entre 1978 y 1980 cuando el Institut de Paleontologia de Sabadell llevó a cabo seis excavaciones bajo la dirección de Lourdes Casanovas y José Vicente Santafé. Estas excavaciones fueron las primeras que tuvieron lugar de manera sistemática por equipos de profesionales de la paleontología en la península Ibérica en yacimientos de dinosaurios, y permitieron la recuperación de numerosos fósiles.


Desde entonces, el ICP, especialmente a partir de 2002, ha llevado a cabo diversas excavaciones, descubriendo numerosos yacimientos de dinosaurios en la zona, entre los cuales se encuentra el yacimiento ANA en Cinctorres. Descubierto en 1998, el yacimiento ANA ha proporcionado principalmente restos fósiles de dinosaurios con una antigüedad de alrededor de 126 millones de años, convirtiéndose en un lugar destacado por sus contribuciones científicas y patrimoniales.

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