Niños palestinos observan los escombros de un edificio destruido durante los ataques israelíes en Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, el pasado noviembre © Mohammed Abed / AFP
La actual escalada de violencia en el sur de Gaza es una amenaza más a la ayuda humanitaria en una crisis sin precedentes. "Si las operaciones militares en Rafah continúan y se amplían, Acción contra el Hambre se verá obligada a suspender sus actividades en la zona. Aunque trabajamos en toda la Franja, esta es una de las zonas donde tenemos más operaciones activas, y donde se encuentra gran parte de nuestros compañeros y compañeras", advierte Noelia Monge, responsable de emergencias de Acción contra el Hambre".
"Estas actividades incluyen el transporte de agua en camiones cisterna, la recogida de residuos sólidos, los servicios de limpieza y la distribución de kits de higiene y alimentos -actividades que salvan vidas- y se verían prácticamente interrumpidas, despojando a una población de sus necesidades más básicas y obligándola a reubicarse una vez más en el momento en el que más nos necesita. Diez miembros de nuestro personal y sus familias se verán obligados a huir, una vez más, y perderemos el acceso a nuestra oficina, almacén y casa de huéspedes recién establecidos", añade.
Durante los últimos cuatro meses, Acción contra el Hambre ha proporcionado cestas de alimentos frescos y secos, ayuda en efectivo y actividades de agua y saneamiento a unas 320 000 personas atrapadas en Rafah, incluyendo mujeres embarazada, madres lactantes, recién nacidos y familias con menores a su cargo. La interrupción de estas actividades tendría repercusiones incalculables, especialmente cuando más de medio millón de personas se enfrentan a condiciones catastróficas de inseguridad alimentaria -un dato aún más alarmante pues se trata de la proporción más alta en comparación con otras poblaciones en crisis de seguridad alimentaria y por encima de los registros mundiales de la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria y la Fase de Nutrición (IPC)-. Además, la grave falta de agua y saneamiento adecuados ha provocado diarreas y enfermedades. La Organización Mundial de la Salud informó de más de 161 000 casos de diarrea (unos 85 000 de ellos en niños menores de cinco años) y de casi 246 000 casos de enfermedades respiratorias agudas en toda la Franja de Gaza. Sin embargo, los servicios de limpieza, las letrinas móviles y la recogida de residuos sólidos llevados a cabo por Acción contra el Hambre llegan, al menos, a 350.000 personas en Rafah. Otros servicios, como los refugios y los kits de higiene, llegan a más de 87 000 personas. Las operaciones militares en Rafah amenazan la continuidad de estos servicios, todos ellos mitigadores de una crisis de naturaleza compleja.
Nuestra respuesta humanitaria ya está sufriendo graves limitaciones en Gaza debido a la continua falta de seguridad, acceso, suministros y espacio para operar. Acción contra el Hambre advierte de que todo lo que no sea un alto el fuego inmediato y un aumento masivo de la ayuda supondría un fracaso histórico en la protección de los civiles en los conflictos armados, y hace un llamamiento a la comunidad internacional y a los donantes para que tomen todas las medidas posibles para alcanzar este objetivo: Proteger a la población civil, garantizar la ayuda humanitaria y evitar repercusiones aún más graves de esta crisis.
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