Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en los últimos años, la población española está sufriendo un proceso de envejecimiento, ya que cuenta con un alto porcentaje (20,27%) de personas mayores de 65 años. Este indicador nos habla, por un lado, del incremento de la esperanza de vida, pero no hay que olvidar que, por otro lado, nos advierte de que el número de diagnósticos relacionados con la tercera edad aumentará en la misma proporción.
Las enfermedades oculares y el posible deterioro de la calidad visual son algunas de las consecuencias que conlleva el envejecimiento en personas mayores de 60 años. Sin embargo, Alicia Escuer, directora técnica y de formación de Óptica & Audiología Universitaria, afirma que es posible prevenir muchos de los problemas visuales de la tercera edad. “Para mantener una buena salud visual, es recomendable realizar exámenes oculares al menos una vez al año, ya que algunas de las enfermedades no tienen síntomas tempranos, pero se pueden llegar a detectar en una revisión, lo que hará que sean más fáciles de tratar”.
Escuer señala, además, que “es importante estar alerta y prestar atención a los cambios en la visión y, sobre todo, no desatender las señales de alarma, como pueden ser: el lagrimeo constante, el dolor en los ojos o el enrojecimiento persistente del globo ocular, la sensibilidad extrema a la luz, las pupilas de tamaños desiguales, los párpados enrojecidos o hinchados, los destellos de luz y las dificultades o problemas de la visión”. Ante cualquiera de estos síntomas, es fundamental acudir al oftalmólogo o al optometrista para que realice un examen en profundidad.
Algunas de las enfermedades oculares con mayor prevalencia en la tercera edad son: las cataratas, una afección que enturbia el cristalino del ojo y que provoca que la visión se nuble; el glaucoma, que daña la estructura del nervio óptico y que empieza afectando a la visión periférica pero puede acabar llevando a la ceguera; la degeneración macular, un proceso degenerativo de la retina que consiste en la pérdida de la visión central; la retinopatía diabética, causada por la diabetes y que altera los niveles de glucosa en la sangre, pudiendo verse afectada la retina; y el desprendimiento de la retina, un problema grave que provoca que la visión sea borrosa y puede tener como consecuencia la ceguera en el ojo.
“Para evitar todo ello y mantener una buena salud visual en la tercera edad, lo más recomendable, además de las visitas anuales a un profesional del cuidado de los ojos, es la prevención, es decir: evitar cualquier factor de riesgo -como la obesidad, el sedentarismo, la alta exposición a los rayos UV, con el uso de gafas de sol, el tabaco o el alcohol-, descansar correctamente durante la noche, mantener una dieta saludable, una buena hidratación y controlar los niveles de colesterol, triglicéridos y glucosa en sangre”, concluye Escuer.
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