Brindis de poetas… en que estaba yo, sola o en chancletas… brindis de poetas, cual triste canción, marcan con violetas toda la ilusión.
El amor no ha sido, brindar es mi castigo, brindis de poetas, el amor no fue, me dejó sin críos… Brindis de poetas mientras cae la luna cual dulce criatura de mi soledad. Brindis de personas tristes, tristes como el sol en la noche inexistente… y yo… que dependo de la luz, del rayo solar, aquí estoy gastando tinta, energía vacía en este lamento triste en que me encuentro… Brindaremos con tu copa y la mía, con ellas al cielo tendidas y mirando a Dios, que nos responderá, sólo el ciego no puede verle… sin tristezas que inundan los seres, no hay por donde agarrarlo…
Quiero ser alguien para alguien que quiera mucho, pero ya sólo el anexo sería, la que vino de más… se me acabó la esencia, tú has elegido y has pedido perderme y no pasa ná. Lloro al sol y sudo, brindis poetizo, quebradizo de tanto soñar y poco ganar… Se chocan las copas, se intercambian líquidos, se llenan las bocas y sabe bien el vino. Se prueba de nuevo y un nuevo sabor aflora en la boca… se acaba el amor, amor del real, pero no todo puede acabar mal.
En el último brindis, caen los cristales, las copas se nos rompen por la dureza del golpe, pero el vino se impone, cogemos la botella, medio vacía ella y va de mano en mano hasta nuestro último trago. Ni brindar pudimos tranquilos. Pero vencimos en el instante, porque lo malo detuvimos con la descaradez de nuestro acto y ahora, el contarlo, sin soñar ya cambios ni escuchar perdones de los que nos hicieron partícipes de este impactante espectáculo.
Dedicado a mis gatos Chito y Bebé. Ellos sí que supieron emborrachar bien mi vida. QDEP
|