Un martes 21 de Junio de 2022, entre la rabia y las lágrimas, la Vicepresidenta del Gobierno valenciano y Consellera de Igualdad, Mónica Oltra, dimitía de todos sus cargos ante el acoso político y mediático de sus enemigos, que no eran ni son pocos. Casi dos años más tarde, también un martes, el juzgado número 15 de los de València sobreseía su caso ante la evidencia de que las acusaciones que la extrema derecha alentada y haciendo de mamporreros de la derecha valenciana, tal vez una de las derechas más corruptas de todo el Estado, eran totalmente falsas y sin ningún elemento probatorio que las pudiera validar. Pero el mal ya estaba hecho, Oltra aquel fatídico 21 de Junio había dejado el liderazgo de Compromís y la política, donde ella navegaba a gusto desde hacia tiempo. Porque Mónica Oltra estaba en política para servir a los ciudadanos y no para servirse así misma de ella. Estaba en la Conselleria de los más necesitados, allá acudían los que no tenían otro recurso que acudir a los servicios públicos para intentar cubrir las necesidades perentorias. Oltra decía que su Conselleria era “la Conselleria de la Vida”.
Oltra, luchadora con experiencia en el mundo político en el que lleva desde su época en las juventudes del Partido Comunista, se convirtió en el azote de la derecha con sus intervenciones en el Parlament del País Valencià, sus apariciones en los medios de comunicación y sus camisetas reivindicativas. Era la pieza de caza mayor a la que toda la derecha, especialmente la valenciana, aspiraba a colgar como trofeo en cualquier despacho. Y, comenzó la cacería con la excusa de la condena del ex marido de la Vicepresidenta por abusos sexuales contra una menor tutelada por la Generalitat. Hay una foto, exhibida en su día por Oltra en el Parlament valenciano, en la que se ve a quienes, según Oltra, son los iniciadores de su acoso y derribo, el día 22 de Setiembre de 2021 están en amigable charla en la estación de Atocha el expresidente Camps, carne de banquillo, Cristina Seguí, líder ultra de los primeros tiempos de VOX en València y el empresario Alberto de Rosa, director ejecutivo de Ribera Salud, empresa concesionaria de diversos hospitales en los mandatos del Partido Popular y hermano de Fernando de Rosa, senador del PP, antiguo presidente de la Audiencia Provincia de València y ex Conseller de Justicia con Francisco Camps. A mayor abundamiento la querella inicial en nombre de Cristina Seguí la presentó Pablo Delgado, abogado de Camps y compañero de despacho del dimitido President de la Generalitat. Finalmente, la cereza del pastel era el conocido militante de extrema derecha y dirigente de España 2,000, José Luís Roberto que representaba a Maite, la menor sujeto de los abusos del ex marido de Mónica Oltra, ahora en la cárcel condenado en firme por estos hechos.
Estos conspiradores tenían remando a su favor colaboradores como toda la Brunete Mediática, esos medios de comunicación siempre dispuestos a ser serviles con las derechas aunque para ello tengan que llenarse la boca y las galeradas de falsedades, y también a la Brigada Aranzadi, jueces y fiscales dispuestos a aplicar el lawfare, tanto como sea necesario, para obstaculizar el camino de la verdad y la justicia con el fin de que toda esa pandilla de enemigos de su España; rojos, masones, comunistas e independentistas no se salgan con la suya y, a ser posible, acaben en la cárcel o el exilio. Esta guerra va contra todos, de nada le sirvió a Mónica Oltra abominar del independentismo, que nunca ha sido de su gusto pese a liderar Compromís donde puede que todavía quede algún independentista, para que los de la Aranzadi no le aplicaran el lawfare intentando y consiguiendo dejarla fuera de juego.
El día de su dimisión Oltra, entre lágrimas y rabia, dijo que aquel obligado adiós “pasaría a la historia de la infamia política, jurídica y mediática” y ha sido así. Finalmente el juzgado 15 de Valencia ha sobreseído y archivado el caso al no haber encontrado “indicios de la comisión de delitos, a pesar de que en la denuncia de las querellas iniciales se hicieron de manera meramente provisional cualificaciones que resultan insostenibles de acuerdo con lo actuado”. Lo que algunos se preguntan, nos preguntamos, es el porqué de las diversas prorrogas que se han ido concediendo, seguramente entran dentro de los caminos, largos caminos, que la ley tiene para los procedimientos judiciales, pero también, esta prorrogas, pueden haber servido para impedir que Mónica Oltra encabezase las listas electorales de Compromís. Ya sé que es elucubrar sobre que resultados se hubieran obtenido si ella hubiera encabezado la papeleta electoral, ¿cuantos de los 90.000 votos perdidos no se hubieran quedado en casa? ¿hubiera habido un nuevo gobierno Botànico?. Como no tengo una bola de cristal no puedo saber cual hubiera sido el resultado electoral con ella compitiendo en la carrera electoral.
Lo que si es evidente es que ganaron ellos, los de la mentira y el odio, los que quieren masacrar nuestra lengua y nuestra cultura, los que prohíben cómics, libros y canciones en valenciano. Los que ya están pensando en el día en, que por fin, pondrán sus garras sobre la televisión autonómica para castellanizarla como hicieron sus antecesores Zaplana y Camps, los que se niegan a conmemorar el centenario de nuestro gran poeta Vicent Andrés Estellés. Para ellos la cultura se envuelve en un “traje de luces” debajo de una montera. No han tenido, como toda la prensa que la denostó, en pedir perdón a Mónica Oltra, al contrario, el Presidente de la Generalitat, Mazón, al conocer la sentencia dijo que la acataba, faltaría más, pero que Oltra debería pedir perdón a la joven abusada por su ex marido, joven a la que después de aprovecharse de ella para atacar a la Vicepresidenta todos ellos abandonaron después de haberle prometido, entre otras cosas, un puesto de trabajo en Madrid en la empresa Ribera Salud, qué casualidad, la postura del señor Mazón es indigna de un President de la Generalitat. Ahora ya tienen lo que querían y nada resarcirá a Mónica Oltra de los sinsabores pasados por culpa de unos políticos que ayudados por la extrema derecha y algún empresario y jueces utilizaron todas las armas a su alcance para hacerla desaparecer de la política activa. Como ha dicho El País en su editorial Oltra está en todo su derecho de volver a la política, y estoy convencido de que su partido la recibirá con los brazos abiertos, un activo como ella no se puede dejar perder.
|