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Las catástrofes derivadas de la fuerza de la lluvia desbocada no son una novedad en el País Valencià. Desde tiempo inmemorial, de tanto en tanto, ríos, barrancos y riberas se desbordan sembrando de muerte y destrucción las riberas de sus cauces.
La Comunidad Valenciana está sufriendo una desgracia que nos tiene conmocionados a todos los españoles. Además de sentirnos solidarios emocionalmente, muchas personas prestamos ayuda material de la manera en que podemos. Pero con ella no es suficiente. Es imprescindible que el Estado intervenga y proporcione los recursos extraordinarios que precisa una catástrofe extraordinaria.
Lo ocurrido la semana pasada en Valencia ha sido la gota que ha colmado mi vaso de indignación, la falta de escrúpulos, de empatía, de solidaridad, ayuda y todo lo que se le supone que un presidente de gobierno debe hacer en casos de catástrofes como la ocurrida, es de tal gravedad que no sé cómo no le apalearon cuando se presentó en Paiporta. Personalmente no me gusta la violencia, pero era comprensible que lo pudieran haber hecho.
“No vengo a insultar a Pedro Sánchez, vengo a ganarle”. La frase de Alberto Núñez Feijóo a principios de marzo de 2022, cuando los barones del PP se cargaron a Pablo Casado, es tal vez la mayor mentira en la política española desde el 11M. La campaña por derribar, al precio que sea y de las maneras que fueran, al presidente del Gobierno no tiene precedentes en la política española.
Estos no dijeron “tornarem”, porque no disparan una palabra en valenciano, pero han vuelto. En las elecciones de mayo del 2023 el PP volvió a la calle Cavallers de València, recobró el poder que había perdido ocho años antes ante el PSOE. Las fuerzas progresistas valencianas habían perdido la partida, muchos de sus votantes se quedaron en casa, tal vez decepcionados por sentir que la coalición PSOE/Compromís no había cumplido con sus expectativas.
Al Partido Popular le gusta jugar con fuego con amistades tan peligrosas como la extrema derecha. Ya lo hizo Rita Barberà, antes tratada por los suyos como una apestada y ahora rehabilitada, honrada y homenajeada por su fiel discípula la alcaldesa Català.
Vox no es lo que dice ser... Más bien parece el mundo de las abejas “humanizado”: abeja albañila, abeja carpintera, abeja maestra, abeja obrera, abeja reina. No hace falta tener muchos conocimientos para que Vox nos parezca un avispero, reunión de personas inquietas que causan alboroto o tensiones, pero no llegan a solucionar nada.
«El problema es que el país no es liberal de verdad», dijo en cierta ocasión Benito Pérez Galdós. Todo está condicionado a la ambición personal. Nadie que tenga cierta cultura literaria puede olvidar que el escritor canario creía, ante todo, en la bondad esencial del pueblo español. Y, sin embargo, el pueblo es la principal víctima de los partidos políticos que lo dirigen y del Estado.
El curso político empieza casi como terminó, desde tierra, mar y aire las dos derechas, el Partido Popular y la otra, los ultras de Vox, atacando a Catalunya, su obsesión y también la de unos cuantos barones socialistas, que, a mi juicio, han equivocado su espacio en el espectro político y en lugar de estar en el centro izquierda deberían militar en la derecha pura y dura.
De jovencitos todos soñamos con llegar a ser... con alcanzar el éxito.... con conseguir el poder... Si alguien se riera de esos sueños, era suficiente para negarle la amistad presente y futura. Las personas se enfrentan por sus pasiones y los sueños son, precisamente, esas pasiones interiores; menospreciarlas, supone despreciar lo único de valor que cualquier persona libre lleva en su interior.
Da igual quién gobierne, da igual que fuera Felipe, Aznar, Zapatero, Rajoy o el actual egocéntrico Sánchez, porque la economía sumergida ha existido y existe, y tiene muchos números para seguir existiendo e ir incrementándose. En España, más del 70% de la economía sumergida la ejercen gentes de fuera, de otros países.
En su libro La insoportable levedad del ser, Milan Kundera escribe una frase que a mi juicio refleja perfectamente la idea del vacío, en su caso, referido a la vida humana. Esta es, dice el escritor checo, «un boceto para nada, un borrador sin cuadro”. Me ha venido a la mente esa idea de vacío al ver cómo ha comenzado la nueva legislatura del Parlamento Europeo.
¡Sánchez feliz! Sabe que tiene la colaboración de todos menos de Vox; pero como Vox es todavía pequeño, basta con decirle que se calle o darle unos cuantos manporros a través de las hordas violentas que son colaboracionistas. La máxima felicidad de Sánchez es contemplar la mejor disposición del PP. Antes parecía que era sólo por omisión, ahora ya es positiva como resultado de repetirle mil veces que la oposición es sólo destructiva, que no colabora, que a todo dice no.
Poco más allá de la luna de miel ha durado el matrimonio, de conveniencia, entre la derecha extrema y la extrema derecha. Fue un enlace de conveniencia pero también de intereses, al fin y al cabo, unos y otros tienen la misma partida de nacimiento: el franquismo, al que ni los de la gaviota carroñera ni los del saludo brazo en alto han querido renegar.
Vox, la ultraderecha en España, ha decidido romper los acuerdos que tenía para formar gobiernos autonómicos con el Partido Popular en Castilla y León, Comunidad Valenciana, Aragón, Región de Murcia y Extremadura. Es una excelente noticia para España, para la democracia española y para los intereses de las clases populares españolas.
Durante el mandato de Eduardo Zaplana se produjo un pacto entre José María Aznar y Jordi Pujol por el que el parlamento valenciano aprobó por unanimidad la creación de la Academia Valenciana de la Lengua, único organismo estatutario competente en la materia. Muchos pensaron que, finalmente, quedaba enterrada, por la derecha valenciana, el hacha de la guerra de símbolos.
El manejo de acuerdo entre 'PPSOE' sobre el CGPJ estaba cantado, el deseo de ambos partidos por el «bipartidismo», incluso han colado al fiscal que actuó contra Victoria Rosell y propuesta por Podemos para el CGPJ. No ha sido elegida evidentemente.
El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) vuelve a estar en el centro de la actualidad española tras el acuerdo alcanzado entre el PSOE y el PP para renovar este órgano vital después de años de estancamiento institucional. Pero, ¿qué es exactamente el CGPJ y por qué es tan fundamental en el sistema judicial español?
No es bueno emborracharse. Porque después llega la resaca y la vida. Pero aún es peor emborracharse de mentiras electorales. Porque, cuando pasa la resaca, llegan las verdades dolorosas. Se ha centrado toda la campaña en “el combate a la ultraderecha” y en “la corrupción del entorno de Sánchez”, pero lo que se dilucidaba en estas europeas es cómo, quién y con qué plazos y calado va a seguir ejecutándose el atraco contra el 90% de la población.
Hace unos días la Audiencia Nacional absolvió a Francisco Camps, antiguo Presidente del País Valencià, oficialmente Comunidad Valenciana, de los cargos de haber tenido algún tipo de intervención en los diversos negocios que, entre otros, la trama Gürtel llevó adelante en el País Valencià durante los ocho años en los que Camps presidió el Consell de la Generalitat Valenciana.
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