El curso político empieza casi como terminó, desde tierra, mar y aire las dos derechas, el Partido Popular y la otra, los ultras de Vox, atacando a Catalunya, su obsesión y también la de unos cuantos barones socialistas, que, a mi juicio, han equivocado su espacio en el espectro político y en lugar de estar en el centro izquierda deberían militar en la derecha pura y dura, que es lo que les está pidiendo el cuerpo desde que Pedro Sánchez frecuenta unas compañías tan peligrosas como los independentistas catalanes.
Algunos políticos se marcharon de vacaciones con el mal sabor de la ley de amnistía y del pacto entre ERC y el PSOE y han vuelto igual o peor porque cada vez que ven cerca los escaños del banco azul del Gobierno Sánchez se saca de la chistera de los milagros un conejo cuatribarrado y les deja con un palmo de narices.
Durante todo el verano desde el PP han estado agitando su último banderín de enganche:la pasta que Sánchez va a regalar a los catalanes, los dineros que llegaran a Catalunya desde otras Comunidades Autónomas, ya lo ha dicho, sin sonrojarse un ápice, el ínclito presidente de Andalucía, el señor Moreno Bonilla, “los catalanes nos van quitar nuestro dinero”, y para que no se lo quiten el rebaja o hace desaparecer los impuestos a los más ricos del lugar, cortijeros y demás fauna, mientras rebaja servicios públicos a los de siempre, a los andaluces de a pie.
En este akelarre de dirigentes del PP no podía faltar Carlos Mazón, presidente del País Valencià, que ha sacado los clarines tocando arrebato para “plantar un muro contra los privilegios” de la financiación singular catalana, todos bajo la atenta y vigilante mirada de Ayuso, la lideresa madrileña envuelta en su particular “dumping” fiscal. Y en este coro de vírgenes contra Catalunya no podía faltar un dirigente del PSOE, el ínclito García-Page, para quien Catalunya y los independentistas son los culpables de todos los males.
Sánchez, para calmar todas estas aguas revueltas en el mar de los sargazos en que se ha convertido la política española. ha iniciado el curso prometiendo a todas las CC.AA más dinero duplicando los recursos del Fondo de Cooperación Interterritorial. Lo que no sabemos todavía es de donde sacará los euros suficientes para tener contentos a todos los presidentes autonómicos con este “café para todos” que ha repetido la jugada de Suárez cuando al principio de la transición vascos y catalanes luchaban por recuperar la autonomía perdida a manos de los militares franquistas. Suárez cedió a las presiones del País Vasco y Catalunya, pero se invento un modelo autonómico para la resta de regiones, un “café para todos” en el que diluir las aspiraciones vascas y catalanas. Ahora Sánchez quiere hacer lo mismo, diluir la financiación especial pactada con Catalunya en un igualitario “café para todos”, y amansar así la marea de protestas que hacen peligrar su presencia en Moncloa.
Los catalanes ya están hartos de ser los “pagafantas” del negociado, solidarios sí, pero tontos no.
Catalunya es la tercera CC.AA en aportar fondos a la Hacienda española, pero a la hora del reparto se queda en el décimo lugar. En el año 2021 Catalunya aportó a las arcas del Estado 3.153 euros por habitante y recibió 2848 euros por cada catalán. El año 2022 el Estado en Catalunya tan sólo ejecutó un 42 % de lo presupuestado, mientras en Madrid pasaba del 150%. Los pactos entre el PSC, la sucursal del PSOE en Catalunya, y ERC han nacido no de la buena voluntad de Pedro Sánchez hacia Catalunya sino de la necesidad que tiene Sánchez de los votos de los independentistas catalanes, como él mismo Sánchez dijo “se trata de hacer de la necesidad virtud”, de no necesitar los votos para investir a Illa como president de la Generalitat no existiría ni la posible financiación singular ni el resto de temas pactados.
Feijóo, Cuca Gamarra, y el resto de dirigentes del Partido Popular que atacan a Pedro Sánchez por ofrecer a Catalunya una financiación singular están mintiendo como bellacos. En el punto número 2 del programa electoral del Partido Popular para las elecciones catalanas de 2012 se dice literalmente “Trabajaremos para conseguir un nuevo sistema de financiación singular para Catalunya, que responda al objetivo de resolver el problema sistemático de insuficiencia financiera de la Generalitat para atender a sus competencias”, y continúan en el punto 3 “Aseguraremos que el nuevo modelo de financiación respete el principio de ordinalidad, el cual garantiza el mantenimiento de la posición catalana respecto a su propia renta per cápita, para que no se altere la posición relativa de Catalunya respecto del resto de comunidades autónomas después de aplicar el mecanismo de nivelación”. En román paladino esto, simplemente, quiere decir que si Catalunya es la tercera a la hora de aportar tiene que ocupar también el tercer lugar a la hora de recibir, y no como ahora que es la tercera para dar pero la décima para recoger.
Así que, señores de las derechas, y algún que otro socialista, sujeten los caballos de la ira, tómense una tila, aplaquen sus nervios que España no se rompe por cumplir lo que dicen el Estatut de Catalunya y su propio programa electoral del 2012. Y señores del PSC, franquicia catalana del PSOE, recuerden que, como decían los romanos “pacta sunt servanda”, respeten y cumplan lo firmado, no lo tendrán fácil, pero los pactos son para cumplirlos, y si no lo hacen atengánse a las consecuencias.
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