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Mazón regala el País Valencià al fascismo

Desde aquel trágico 29-O, el presidente de la Generalitat no ha hecho otra cosa que engañar a los ciudadanos intentando eludir sus responsabilidades
Rafa Esteve-Casanova
lunes, 24 de marzo de 2025, 09:32 h (CET)

Desde aquel trágico 29-O, el Presidente de la Generalitat no ha hecho otra cosa que engañar a los ciudadanos intentando eludir sus responsabilidades. Su equipo ha estado fabricando bulos cada día para, sacudiéndose las culpas, traspasar las responsabilidades al gobierno de Pedro Sánchez. Dicen que antes se agarra a un mentiroso que a un cojo, y al señor Mazón le ha cogido por donde más duele, el auto de la juez del juzgado número 3 de Catarroja, que desde hace unos días sólo se dedicará a instruir el caso de la DANA. Auto donde se afirma que la competencia en emergencias corresponde a la Generalitat valenciana, desmontando todas las mentiras que, hasta ese momento, nos habían intentado hacer creer Mazón y su equipo. En este auto la juez Núria Ruiz Tobarra cita a declarar como imputados a la ex consellera de Interior Salomé Pradas y al ex secretario de Emergencias Emilio Argüeso, Mazón queda excluido por ser aforado pero la juez le abre la puerta a poder acudir a declarar voluntariamente, posibilidad que el PP se apresuró a descartar.


Llevamos semanas con Mazón escondiéndose tras cualquier excusa para no tener que dimitir o ser “dimitido”. Hace unos días estas opciones parecían posibles contando con la colaboración interesada de los ultras. La operación consistía en sustituir a Mazón por María José Catalá, alcaldesa de València, y en el puesto de la alcaldesa colocar a Vicente Barrera, el torero que ya fue Conseller de Cultura y que tuvo que dimitir cuando Abascal, el jefe de centuria de VOX, ordenó abandonar los gobiernos autonómicos por un rifirrafe con el PP derivado de la acogida o no de menores inmigrantes no acompañados. Pero este cambalache se fue por el desagüe a las cloacas porque para llevarlo a cabo era necesaria la dimisión de dos de los concejales de VOX en Valencia, que se negaron a perder la sinecura que para ellos es la paga mensual. Resultado: el torero se quedó en expectativa de destino, los dos concejales ultras quedaron fuera del grupo municipal de VOX y la alcaldesa quedó en minoría mientras Mazón seguía desaparecido de la calle y del balcón municipal en los actos falleros.


Mientras Feijóo no encontraba cómo deshacerse de Mazón éste iba intrigando para salvar el cuello. Un almuerzo en Madrid con el líder de VOX, tan secreto como el que tuvo el 29-O en El Ventorro con la periodista Maribel Viaplana, le ofreció la oportunidad de tener donde agarrarse para poder seguir dirigiendo, desde la negligencia y la incompetencia, aunque seguramente solo por unos meses, el destino del País Valencià. Y Mazón no dudó, si en la Biblia Esau había vendido su primogenitura por un plato de lentejas, él renunció a sus ideales, si es que alguna vez los ha tenido, y a las promesas de su programa electoral por el apoyo que Abascal, entre la lubina y el tiramisú, estaba poniéndole sobre la mesa.


La gran mascletá de la semana fallera no la dispararon ninguno de los pirotécnicos habituales durante las fiestas falleras, fue Mazón, entre la Vicepresidenta Camarero y una de sus Conselleras, ambas con el rostro serio, el pirotécnico que hizo estallar una inesperada mascletá en toda la cara de Feijóo mientras iba leyendo todos los puntos del presupuesto en los que se ha bajado los pantalones para que la ultraderecha, con sus trece votos, apruebe los presupuestos, unos presupuestos supeditados en todas sus partidas al irracional y racista programa del partido de la ultraderecha. Mazón ha dinamitado todos los esfuerzos del PP para evitar ser comparado y mezclado con la ultraderecha. Al final será cierto que PP y VOX son lo mismo porque ambos provienen del franquismo.


Finalmente Mazón, el gran ausente en el balcón municipal durante las fallas, hizo una aparición estelar en la noche de la cremà entrando al balcón del Ayuntamiento como si la barrancada y los 228 muertos del 29-O no hubieran existido. Él, Mazón, al que ya no le queda nada de Honorable, título que corresponde a los presidentes de la Generalitat, ha entregando la dirección del País Valencià a un partido de extrema derecha, lleno de terraplanistas, añorantes del franquismo, machistas, despreciadores de la democracia, enemigos del valenciano y sembradores de odio, entre otros calificativos. Y se mostraba contento de lo que ha hecho, contento porque, seguramente, ha ganado algunas semanas antes de tener que dejar el cargo al que está aferrándose sin vergüenza alguna. A él el precio que pagarán los valencianos por su felonía tanto se le da porque él, desde el primer momento que entró en política, se ha pasado por la entrepierna los deseos, preocupaciones y necesidades de los ciudadanos del País Valencià. Ahora, para conseguir los votos de la ultraderecha rebaja o hace desaparecer las partidas presupuestarias relacionadas con el valenciano, siguiendo órdenes de VOX y la iletrada banda de ignorantes reaccionarios de Lo Rat Penat, los “aimadors de la llengua, valenciana”, eso sí, la aman siempre en castellano, lo mismo ha hecho con las partidas relativas a igualdad de género y con las de diversas ONG, con aires racistas acusa a los colectivos de inmigrantes de ser unos delincuentes, tampoco habrá dinero para la lucha y prevención contra el cambio climático y para la Agenda Verde aprobada, incluso por el PP, por la Unión Europea. Lo que sí hay presupuestada es una partida de 300.000 euros para una asociación taurina con sede en Madrid.

Todo vale para continuar con el sueldo de Presidente de la Generalitat. Lo grave de todo ese mal sueño en el que Mazón ha metido a los valencianos es que su jefe de filas, Feijóo, no tiene el valor suficiente para enviarlo a casa, y el gallego lo pagará caro y caerá cogido de la mano de Mazón, un político indigno de haber sido Presidente del País Valencià.


Mazón, poco antes de las elecciones, ante un micro que creía cerrado, ya explicó lo que iba a pasar cuando dijo ‘“seguramente se la tendremos que chupar a alguno de VOX que vendrán a tocarnos los cojones”. La duda es quien ha ido a tocarles los cataplines y quien ha tenido que dar lametones a un polo de limón y fresa, los colores rojigualda tan estimados por la muchachada fascista. Todo muy metafóricamente, naturalmente.

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