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Trece semanas puede ser mucho o poco tiempo, de acuerdo a una gran cantidad de variables. Frente a las catástrofes naturales quisiéramos que todo avanzara más rápido, que se restableciera el orden de las cosas, encontráramos el sentido a la nueva vida prontamente; pero la reconstrucción es un terreno movedizo, aún lleno de lodo, con flashes de las imágenes más cruentas que se repiten en la memoria y el peligro de la burocracia.
Han pasado tres meses desde la terrible noticia de las inundaciones de la DANA en la Comunidad Valenciana. Sin olvidar que otras comunidades autónomas también sufrieron daños y pérdidas. Hemos vivido este tiempo - algunos desde lejos y otros más cerca - observando fotos, leyendo historias de pérdidas humanas y materiales, sorteando pronósticos de la reconstrucción del tejido social... La historia sobre esta terrible catástrofe se sigue escribiendo.
El 5 de diciembre se celebra el Día Internacional de los Voluntarios, una fecha que reconoce la labor desinteresada de millones de personas en todo el mundo. Este año, la conmemoración adquiere un significado especial en la Comunidad Valenciana, donde miles de voluntarios han sido fundamentales en la recuperación de las localidades afectadas por la DANA que provocó devastadoras inundaciones el pasado 29 de octubre, dejando a su paso un panorama desolador.
Los ingenieros de caminos, canales y puertos de España reclaman un “pacto de Estado sobre el agua” tras la devastadora DANA del pasado 29 de octubre, que ha causado la muerte de, al menos, 222 personas por inundaciones. Han lanzado esa petición en una declaración institucional leída este lunes al inicio de una jornada en Madrid donde diversos expertos analizaron las causas, las consecuencias y las soluciones relativas a la DANA.
Cuando pasan ya treinta días de la catástrofe que asoló varias zonas de la provincia de Valencia, con la muerte de más de doscientas personas y algunas aún sin aparecer sus cuerpos, sorprende la supervivencia política de Carlos Mazón. Representa un caso único de inoperancia, ineptitud y negligencia que se corona con la resistencia a dimitir.
Un mes después de la DANA que arrasó buena parte de la provincia de Valencia, un total de 120 niños y niñas del colegio Orba de Alfafar, uno de los 12 que han quedado completamente destruidos, y del colegio Castellar l’Oliveral, que acoge alumnado desplazado, participan gratuitamente en campamentos de Educo. Unos 50 niños y niñas ya han participado de esta actividad y la semana que viene lo harán el resto.
La dejación de sus funciones y la cobardía política de Mazón al no decretar el cierre total de actividades en la Comunidad Valenciana a pesar de declarar la AEMET la alerta roja para la zona, le habría convertido en cómplice indirecto de la devastadora DANA.
Hoy se cumple un mes desde que la DANA azotó con inusitada violencia la provincia de Valencia, causando inundaciones catastróficas que resultaron en la pérdida de 222 vidas humanas y han dejado a miles de familias en situación de vulnerabilidad. Municipios como Alaquàs, Albal, Aldaia, Alfafar, Benetússer, Catarroja, Massanassa, Paiporta y Picanya, entre otros muchos, han sido especialmente afectados, y siguen enfrentándose a una devastación sin precedentes.
La tragedia de Valencia es una de las noticias que más impacto ha causado en nuestro país en los últimos años. Sumada a la de la erupción del volcán de La Palma, no sólo ha suscitado la empatía con las víctimas, también ha incrementado la alarma en relación al cambio climático y sus consecuencias. Las consultas por miedo a reacciones inesperadas de la naturaleza han aumentado en los últimos años en las consultas de Psicología. Es lo que se conoce como ecoansiedad.
Ha pasado un mes del fatídico día en que un tsunami de agua y barro sembró una parte del País Valencià de muerte y destrucción, y las calles de algunos de los pueblos que vivieron horas de pánico por la mala actuación de las autoridades de la Generalitat Valenciana con Mazón a la cabeza, aún tienen sus calles llenas de barro, las escuelas sin poder acoger a los alumnos, los garajes inundados, el transporte público sin servicio, y el luto por la muerte de más de doscientos vecinos.
“El fenómeno natural de la DANA ha sido muchísimo más fuerte que en otras ocasiones por las altas temperaturas del mar Mediterráneo”, ha declarado Álvaro Rodriguez, docente de Next Educación y coordinador general en España de The Climate Reality Project, organización fundada por el premio Nobel Al Gore. Asimismo, ha añadido que “este verano hemos superado los 30 grados de temperatura en el agua del mar durante varias semanas” algo que es “una absoluta barbaridad”.
La historia se repite. El ser humano vuelve a tropezar en la misma piedra una vez tras otra. A principios del siglo XVI Maquiavelo nos anticipaba (sin pretenderlo) las consecuencias de la DANA. Tengo la suerte de asistir a clase de Historia Universal de la Edad Moderna en la Universidad de Málaga. Días atrás, mientras debatíamos sobre la historia de la Europa del siglo XVI, nuestra profesora proyectó en la pantalla un fragmento de la obra de Maquiavelo “el Príncipe”.
Nos llegan peticiones de ayuda a través de las redes sociales y de los medios de comunicación cada día. La gran mayoría de ellas está perfectamente justificada y argumentada. Algunas, las menos, no. El caso es que nuestra conciencia solidaria sufre un sobresalto constante y una sensación de incapacidad para atender a tantos problemas como nos rodean.
El principio de Hanlon, también conocido como la navaja de Hanlon, es un principio o regla empírica que sugiere una forma de eliminar explicaciones poco probables para el comportamiento humano y que establece: "Nunca atribuyas a la maldad lo que se explica adecuadamente por la estupidez", máxima que sería aplicable a la gestión de Mazón y su equipo en la catástrofe provocada por la DANA.
Este lunes pasado, los españoles hemos sido testigos de dos acontecimientos que nos han hecho sentir muy orgullosos como españoles y como ciudadanos de bien. Por un lado, en Málaga, la despedida oficial de las canchas de tenis de ese enorme deportista y persona que es Rafa Nadal, y por otro la emotiva, cercana y muy querida visita de los Reyes a los pueblos de Utiel y Chiva para “estar y escuchar “ a unas gentes manchegas y valencianas rotas por el dolor y la incertidumbre.
Las cooperativas de la provincia de Valencia tienen una fuerte implantación en los territorios más dañados por la dana, lo que se ha traducido en que un 30% de ellas ha visto afectada su actividad por la catástrofe. Hay 478 cooperativas radicadas en los municipios afectados, que emplean a cerca de 11.000 personas. Sus ventas anuales agregadas ascienden a 1.527 millones de euros, aportan 286 millones de euros al PIB valenciano y dan servicio a más de 65.000 usuarios.
¿Cuántos días han pasado desde que la terrible DANA asoló parte de nuestro suelo, parte de nuestras vidas, parte de muchos sueños...? ¿Cuántas Leyes se han rebuscado para salpicar responsabilidades a terceros? ¿Cuántos leguleyos han llenado las redes sociales de falsas normas, de promesas interesadas, de insultos sin nombre, por si acaso, de mentiras consentidas?
Este geoportal, gratuito y en abierto, integra más de 70 mapas procedentes de fuentes clave como la Generalitat de Valencia, la Confederación Hidrográfica del Júcar, el Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables del Ministerio de Transición Ecológica, el Instituto Geográfico Nacional, la Universidad Valenciana y el programa Copernicus de la Unión Europea y la NASA.
Políticos. Demócratas por más señas. Antes de la riada, existían. Ahora aparecen sobre el barro. Chapoteando. Como personajes podrían evocar la novela ‘Cañas y barro’ del valenciano Blasco Ibáñez en la Albufera. Y merecerían afecto. Pero son personas, en democracia y ante la riada, responsables. No son unas personas extraordinarias, ni siquiera las mejores.
El 20 de octubre de 1982 se produjo una terrible inundación provocada por la ruptura de la presa de Tous que anegó toda la comarca de la Ribera Alta, destrozando pueblos enteros y causando ocho víctimas mortales. Tras veinte años de lucha legal -encabezada por el abogado Arturo Terol- miles de damnificados consiguieron que el Tribunal Supremo reconociera la responsabilidad del Estado. Pero la mayoría no se benefició ni de las ayudas ni de la sentencia; habían muerto ya.
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