Pedro, de joven era fanático del baloncesto y le encantaba hacer dobles, mates y tapones al adversario. Un día, tras una apuesta, consiguió hacer un triple en silla de ruedas y alcanzo la Presidencia del PSOE.
Sin embargo, Sánchez fue defenestrado en una trama ideada por el ínclito Felipe y la familia González, alias Camarada Isidoro, pero como ave fénix resurgió de sus cenizas logrando de nuevo la Presidencia del PSOE.
Su ocasión le llegó tras presentar una moción de censura contra M. Rajoy, Presidente del partido corrupto PP y conseguir los votos necesarios para llegar a la Moncloa e instaurar un sucedáneo del reino de Camelot de Kennedy, ayudado por las portadas de Vogue.
Un día, la felicidad de Camelot se vio empañada una querella presentada contra su esposa Begoña basada en recortes de periódicos, querella que sorpresivamente fue aceptada por el juez Peinado, topo judicial del PP.
Asimismo, el Juzgado de Instrucción número 3 de Badajoz ha abierto diligencias de investigación contra su hermano David por presuntos delitos contra la Administración Pública.
Para completar el cuadro, sus fieles peones Koldo y Abalos han sido imputados como "presuntos integrantes de una banda criminal corrupta", tras las declaraciones del empresario Almagro, presunto espía del CNI y topo del PP.
Sin embargo, Sánchez tiene barakah, esa bendición que protege a los elegidos por la divinidad de las balas de sus enemigos y por la que consigue siempre salir siempre inmune de las tramas en su contra.
Ademas de barakah, Pedro posee el don innato de embaucar a sus socios y firmar acuerdos antagónicos con ellos para seguir en la Moncloa sin que estos se percaten del engaño.
Igualmente, Sánchez padece desde joven el síndrome de Pontius, que consiste en "una distorsión en la percepción del peligro que tendría su origen en el exceso de adrenalina de la persona afectada", por lo que los retos y dificultades le ponen...
Su apego a la Moncloa lo esconde tras el mantra : Que viene Vox!!!, lema que hasta el momento le ha dado óptimos resultados por lo que aparecerá como muro de contención contra el tsunami derechista que se avecina.
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