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Pedro, de joven era fanático del baloncesto y le encantaba hacer dobles, mates y tapones al adversario. Un día, tras una apuesta, consiguió hacer un triple en silla de ruedas y alcanzo la Presidencia del PSOE. Sin embargo, Sánchez fue defenestrado en una trama ideada por el ínclito Felipe y la familia González, alias Camarada Isidoro, pero como ave fénix resurgió de sus cenizas logrando de nuevo la Presidencia del PSOE.
En el congreso sanchista de Sevilla, donde Juan Espadas ha sido totalmente ignorado, los congresistas recibieron a los convocantes con las espadas en alto para adular fervorosamente al “doctor fake” (Pedro) y a la “catedrática fake” (Begoña).
Decíamos ayer que no hay Gobierno en España porque hay una absoluta carencia de dirección política en el país. Así mismo afirmábamos que tampoco teníamos presidente del Gobierno, sino simplemente un dadivoso egoísta y frentista para independentistas, golpistas, proterroristas, nacionalistas y antisistema.
«¡Qué manera más burda de acosar al juez Peinado que instruye los casos de presunta corrupción, tráfico de influencias y apropiación indebida de Begoña Gómez!» Una sectaria periodista ultra del digital singular, hoja parroquial vendida al poder y siempre mirando a Cuenca, con grandes prebendas para hacer daño a la oposición, no deja de ser cómica y una mofa global.
El comando ‘Pelela’ Gómez sigue chapoteando en el fango para no perder la costumbre. ¿Qué sería de «Moncloaca» sin sus bulos y su producción de fango habitual? Eso sí, la culpa es de los otros y el fango lo crean los demás. ¡Cuánta hipocresía ha demostrado la portavoz del Gobierno, casi tanta como la portavoz de Ferraz! No es fácil salir a decir lo que te han escrito sabiendo que no es cierto.
Hace tiempo que no salen a escena las activistas que levantaron la falsa liebre sobre los dos DNI del ínclito juez Peinado. Han debido de sentir tal vergüenza que deben estar agazapadas en lo más profundo de la madriguera de esa izquierda de «bulería», dañina e intolerante. Han querido dar transparencia a una noticia y no han sabido distinguir entre lo noticiable y el bulo.
¿Qué tramaron Barrabés y Begoña, en pleno corazón de La Moncloa? ¿Quizás pusieron su negocio a proa mojándolo con vino de borgoña?
Ayer por la tarde, mientras nos mofábamos con estruendo --rodeando a dos cuartos de lechazo-- de las intenciones del Gobierno socialcomunista, en lo que a regeneración democrática se refiere, un antiguo y reconvertido amigo socialista del grupo decía: «¡Qué manera más burda de acosar al juez que instruye los casos de ¿presunta? corrupción y tráfico de influencias de Begoña Gómez!
El "Caso Begoña" o, como otros denominan, el "caso Sánchez", no es una serpiente de verano, como antiguamente sacaban los periodistas para que no decayesen las ventas. Es un hecho real, parecido al aloe vera. Esta planta, mientras más la investigan más propiedades le descubren. A ésta más embrollos o chanchullos le sacan.
En los laboratorios de la Fundación FAES, cuya cabeza visible sería el ínclito Aznar, se habrían cocinado las falsas informaciones y tergiversaciones contra Begoña Gómez y luego enviadas simultáneamente a toda la pléyade de web digitales derechistas surgidas exprofeso para defenestrar a Podemos, difundiendo bulos, medias verdades y tergiversaciones que luego tendrán su plasmación escrita en el diario El Mundo, convertido en portavoz oficioso del PP.
Cuando no se conocía el ADN, ni por asomo se sabía qué era ni en qué consistía, nuestros mayores, cuando una persona actuaba de una forma determinada, para hacer el bien o el mal, decían “fulanito es así, porque lo lleva en la masa de la sangre”. Era la transmisión por herencia genética que hoy todos conocemos.
Una vez más me pongo a escribir basándome en un refrán (para mí, indudable fuente de sabiduría) que recoge el gran “Diccionario temático de Refranes y Paremias” de mi gran amigo el profesor Rafael Martínez Segura. Y voy a hacerlo para opinar sobre un asunto de rabiosa actualidad, que espero merezca el respeto que yo tengo para otros, aunque sean discrepantes.
La imputada, Begoña Gómez, no sabe lo que es eso de enfrentarse en sala a un juez, un fiscal, abogados acusadores, abogado defensor, etc. Ha estado mimada y protegida hasta límites insospechados, tanto que se ha saltado cuantas líneas rojas ha encontrado. Pero debería saber que, si todo cerdo tiene su San Martín, todo mafioso acaba en la celda merecida tras sus corrompidas lágrimas de cocodrilo.
¿Quién se habrá creído que es este personaje malicioso y tramposo que presuntamente ha manipulado y vendido hasta programas y aplicaciones que no son suyas o ha puesto a su nombre lo que es de la Universidad Complutense? Da órdenes a la Justicia y trata al juez como si fuera un títere o su subordinado. ¿Se puede ser más ignorante y caradura? ¿Piensa devolver el dinero generado fraudulentamente al alumnado?
Nuestro idioma es tan rico en todos los aspectos, que posee un refrán, o dicho apropiado, casi para todos los momentos de la vida humana. En este caso es el que encabeza este escrito, que se lo podemos aplicar muy bien, a este príncipe de la mentira y rey del engaño, más conocido como Pedro Sánchez.
Y que España se vaya a… Aquí interviene la ministra vicepresidenta 2ª del gobierno de D. Conflictos. Quien cuenta en España es una tal B. Gómez, ella es España, ella es institución nacional; todo lo demás no cuenta, no vale, no importa; importa la institución, la española.
Por si todavía alguien da crédito al contenido de la “Primera epístola de Sánchez a la Ciudadanía”, voy a sacarle de dudas. Como saben, la susodicha carta, de fecha 25 de abril, que parece estar escrita por un torpe tuitero, el habitante de La Moncloa se queja de que, tanto el pueblo español, como la oposición, en uso de su libertad y legitimidad, critiquen las torpes decisiones de él y su gobierno, apoyados por los enemigos de España.
Es un oficio del que ya se habla en la Biblia, eran mujeres que, tras la muerte de una persona, las contrataban para que manifestasen el dolor de todos los familiares del recién fallecido, por ello se pasaban días llorando y lamentándose por la desaparición de la persona querida.
Cada vez que escribe una carta el tal Pedro Sánchez –mentiroso y fraudulento donde los haya– demuestra que su azotea no funciona bien: desprecia a la ciudadanía y demuestra características de psicópata, en palabras de Rosa Díez y Díaz Ayuso. Le salió bien la primera carta y cree que todas surtirán el mismo efecto: en Europa ya es el hazmerreír y está apartado de todos los círculos de poder y decisiones.
Mucho se está comentando en los últimos tiempos sobre el excesivo movimiento epistolar (¡es que son dos cartas, dicen!) del analfabeto que habita en la Moncloa. Pues fíjese amigo lector, a mí me parecen pocas; claro que yo nací en 1935 y entonces era moneda tan corriente escribir que se hacía sin faltas de ortografía y con una sintaxis exquisita, extremos de los que adolecen las cartas de este romeo de pacotilla, escritas los días 25 de abril y 4 de junio.
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