En el congreso sanchista de Sevilla, donde Juan Espadas ha sido totalmente ignorado, los congresistas recibieron a los convocantes con las espadas en alto para adular fervorosamente al “doctor fake” (Pedro) y a la “catedrática fake” (Begoña).
El espectáculo ha sido delirante ¡Cuánta mentira! ¡Cuánto despropósito! Creo sinceramente que la millonada que ha costado la gran pantomima no les ha servido para nada porque todo sigue igual: el embustero Pedro, la arrabalera Montero y el ceporro Cerdán, “partiendo el bacalao” y los demás “aduladores” “colocados a dedo” por el Puto Amo. Los innumerables abrazos a la imputada Begoña, algo bochornoso e inédito en Europa.
El resultado moral, el más decepcionante: Aplausos prolongadísimos (como en la República de Corea del Norte) a los condenados Chaves y Griñán, indicando que estuvo muy bien “desviar” ochocientos millones de destinados para los parados. Y que, llegado el caso, lo volverían a hacer. ¡Progresismo puro!
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