EH Bildu estaría integrada por militantes de Aralar, Alternativa, EA e Independientes, todos ellos fagocitados por la estrella-alfa Sortu, cuyo ideólogo sería el actual candidato a Lehendakari, Pello Otxandiano quien decidió revisar la anterior estrategia de Bildu e incorporar a su bagaje político la llamada inteligencia maquiavélica, consistente en "el uso de comportamiento cooperativos o combativos que le puedan reportar mayores posibilidades de adaptación en función de una situación concreta".
Asimismo, la inteligencia mediática se distingue por una "extraordinaria capacidad para encontrar las debilidades ajenas y utilizarlas en beneficio propio así como de realizar acciones complejas que pueden no ser entendidas en un principio por sus votantes pues sus metas se proyectan hacia un futuro mediato" (República vasca), de lo que sería paradigma el apoyo sin complejos de Bildu tanto a los Presupuestos de Sánchez como a los del Gobierno de Navarra.
Sin embargo, la decisión de Bildu de incluir en sus listas municipales y autonómicas a 44 personas condenadas por la justicia como colaboradores o miembros de ETA, fue aprovechada por la mass media del establishment tardofranquista para iniciar una feroz campaña contra Sánchez al que acusaron de " preferir a Bildu antes que a las víctimas". Al mismo tiempo, habrían solicitado a la Fiscalía General la ilegalización de la coalición Bildu, a pesar de que los candidatos implicados en dicha acusación habrían ya cumplido sus condenas así como su pena de inhabilitación política.
La Fiscalía General se manifestó contraria a ilegalizar a la coalición EH Bildu al considerarla "una formación política democrática que ha condenado y condena públicamente la violencia terrorista y ha asumido el ejercicio de la actividad política dentro del marco democrático y constitucional". Asimismo, la Fiscalía recordó que " no existen elementos de prueba que permitan vincular a EH Bildu con ETA" , con lo que daba por finiquitado el contencioso legal y así habría sido asumido por el Presidente del PP, Feijóo que habría dado por zanjado el debate interno abierto en su partido por la dirigente madrileña Ayuso quien afirmó que "Bildu no son los herederos de ETA; es ETA" así como que “ETA está viva, está en el poder".
Sin embargo, salvo excepciones como el alcalde de Iruña, Joseba Asiron y el parlamentario del Congreso, Óscar Matute, EH Bildu seguiría estigmatizada por su negativa a condenar el terrorismo de ETA, lo que le habría convertido a ojos del establishment tardofranquista en un "paria político", y sería un tema recurrente de la derecha tardofranquista en cualquier campaña electoral. Así, cuando sólo quedaban los rescoldos de la hoguera ayusiana, asistimos a la entrevista de la cadena SER al candidato de EH Bildu a Lehendakari, Pello Otxandiano en la que fue incapaz de asumir la "condena a ETA" y tras lo que Vox y la mass media tardofranquista habría recuperado el mantra de la ilegalización de Bildu.
Asimismo, en el supuesto de que la derecha tardofranquista logre conformar un Gobierno tras las próximas Elecciones Generales del Estado, es previsible el inicio de una feroz cruzada recentralizadora por parte del nuevo Gobierno presidido por Feijóo, ofensiva centrípeta que implicaría asumir por el Estado central las competencias autonómicas de Hacienda, Policía, Prisiones y Educación así como la ilegalización de partidos independentistas periféricos como ERC y EH Bildu. Ello supondrá de facto el triunfo de la Doctrina Aznar que tenía como ejes principales la culminación de la "derrota institucional de ETA para impedir que el terrorismo encuentre en sus socios políticos el oxígeno que le permita sobrevivir a su derrota operativa" y el mantenimiento de la "unidad indisoluble de España" así como el final de la sui generis democracia española tras la implementación de una democracia no liberal, siguiendo la estela del húngaro Viktor Orbán.
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