En política existen diversas especies de personajes, a saber, la oficialidad soberana que vive de ella, los militantes o “fiebres” de los partidos políticos, podemos incluir también a simpatizantes o personas con los que se puede hablar de la “cosa nostra” y hasta admiten bromas, los que se acercan a votar siempre lo mismo por pura convicción o por un ejercicio que se arrastra de forma secular sin pararse demasiado el por qué se hace y, por último, los menos, aquellos cretinos que dicen leerse los programas de los partidos y en función de ellos votar con conocimiento de causa, olvidando que como dijese Tierno Galván “las promesas se escriben para no cumplirlas”.
Puede ser que sea por las calores que, lógicamente, lleva a la dorada y fresca cerveza, o bien porque estas temperaturas atontan y adormecen más de la cuenta, tal vez porque hacer el amor, a no ser que se tenga un buen aire acondicionado, puede conducir a un estado de total deshidratación, lo cierto es que sea por lo que sea, si exceptuamos al “fiebre”, la ciudadanía no es que pase de la clase política sino que se chotea de ella a la espera de ver quien engaña a quien.
Preocupa el silencio de “Podemos”, y preocupa porque echamos de menos su amor besucón y aquel enardecido grito de “asaltar el cielo” que hizo creer a algunos y algunas que el paraíso estaba a la vuelta de la esquina entre círculos de amistad; escandaliza, al menos a mí, el silencio de don Pablo Iglesias que parece acurrucado a la espera de saber si Pedro Sánchez girará a la izquierda, toda vez que su amorío con la pura derecha de Ciudadanos quedó en aguas de borraja. El personal, fiebre o simpatizante, estos bandazos los observa en un principio con expectación para pasar, a renglón seguido, al choteo auténtico.
Claro que también ocurre con Ciudadanos con su veto a Mariano que ahora, muy educadamente teoriza diciendo que al ser designado por SM el Rey hay que tenerle un cierto respeto y aboga por la famosa abstención técnica que ni es SÍ o NO, sino todo lo contrario, o sea, vaya usted a saber.
Así las cosas, Mariano presume de haber dado un primer paso como principio para colgarse una medalla de oro ya que estamos de olimpiadas y espera, sin prisa alguna, a que los antiguos popes socialistas le pongan a huevo la investidura.
En fin, esperemos con una sonrisa a que lleguen las terceras elecciones pues, nosotros, aquellos que estuvimos décadas sin votar, no nos importa la vuelta a las urnas.
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