Utilizar al Rey como actor forzado en la escena final de su opereta y ni siquiera anunciar una moción de confianza prueban que este hombre buscaba - sin mucho éxito - provocar a los malos, al enemigo, a los periodistas y tertulianos que forman parte de ese imaginario contubernio fascista que le quiere desalojar del poder.
Nada muy sorprendente en una huida hacia adelante del nuevo macho alfa de la política española, que ha utilizado a su mujer, a su partido, los sentimientos de sus simpatizantes y sus medios de comunicación para protegerse de las críticas y mantenerse un tiempo más en el poder. Que le de igual que la prensa extranjera lleve varios días titulando con la palabra corrupción asociada a su nombre y al de su mujer, da una idea de que todo se la pela y se ha convertido en uno cualquiera de aquellos 'Seis personajes en busca de un autor' de Pirandello.
Se quiere presentar como la antítesis de Milei en el mercado de la política mundial, algo ambicioso que cree que le reportará beneficios en su futura nueva vida tras dejar la presidencia. Como tal, engulle a mandíbula batiente el populismo peronista que Milei vomitó hace meses. Ya no hay otra estrategia para Sanchez que no pase por el populismo estatista y benefactor de corte peronista: llamada al pueblo, a la movilización de los 'descamisados' que diría Eva Perón, contra los malos, un enemigo común, al que hay que 'limpiar' para defender la democracia. Nótese la escasa diferencia que hay ya entre el Sanchez de hoy y los 'indepes' que hicieron aquel perfomance de ir limpiando con lejía el suelo por donde iba pasando Ines Arrimadas.
Que Sánchez, el presidente más frentista que hemos conocido, el que más ha hecho por aniquilar las instituciones y los contrapesos del poder, se considere el defensor de la democracia y se arrope en esa bandera sin el más mínimo rubor lo dice todo.
Aunque por el momento la llamada solo ha movilizado a unos pocos militantes de gorra, bocata y autobús, pretende ir subiendo la temperatura y ensanchar el auditorio hasta la máxima periferia posible del statu quo (desde la extrema izquierda hasta La Vanguardia). Todos a una para etiquetar como bulo y lodo cualquier noticia veraz no desmentida, o crítica o petición para esclarecer o valorar éticamente siquiera las actividades y negocios de su mujer y de su hermano. Un pacto del Tinell a lo bestia para ir limpiando con lejía el lodo, esto es: PP, VOX, los medios neutrales, los semi liberales, los de centro-derecha y los digitales tanto de la derecha normal como de la otra, tan extrema como con el mismo derecho a existir que los de extrema izquierda. Todo el que pase por ahí, forma ya un grupo virtual, al que casi ninguno de ellos quiere pertenecer pero en el que todos están ya etiquetados. La anunciada ley de medios intenta ya acojonar a redactores y directores críticos, una de las patas del básico contrapoder en una democracia.
A la vez, la ofensiva con la Justicia tendrá en breve un nuevo intento de asalto al Consejo de Poder Judicial, decidiendo unilateralmente sus miembros y metiendo miedito en las carreras profesionales de media judicatura. Para esos nobles y democráticos objetivos tratará de aprovechar el vacío de poder en este área en la Comisión Europea y el impulso que cree haber cogido con la carta y la opereta. Como refuerzo imprescindible de la función cuenta con que Pumpido le apruebe sin mácula la amnistía en el Tribunal Constitucional.
Iremos viendo si contará con suficiente fuerzas y 'descamisados' en la calle, en el parlamento - aquí creo que por un tiempo sí- y en los medios para acompañar tan ambiciosa hoja de fruta (la f no es una errata).
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