La Liga de Fútbol Profesional ha publicado un Reglamento para la Retransmisión Televisiva. No suele ser objeto de mi interés analizar este tipo de reglamentos, no obstante, hay un apartado susceptible de ser expuesto.
Concretamente, el apartado 6.4 indica: “La ocupación del estadio es parte de la percepción audiovisual del partido. En una óptima retransmisión televisiva el estadio deberá apreciarse lleno. Por ello y teniendo en cuenta que gran parte de la cobertura televisiva se realiza con las cámaras instaladas en la tribuna principal es evidente la importancia de la ocupación de la grada opuesta a la cámara principal. Es por ello que LaLiga recomienda encarecidamente ubicar a los abonados y público asistente prioritariamente entre córner y córner de la grada opuesta a la posición de la cámara principal. La ocupación de dicha grada deberá de ser de al menos el 75%, en caso contrario serán aplicables las sanciones previstas en este reglamento. En caso de que la ocupación sea inferior al 50% dicha sanción se duplicará [...]”
Se presupone que “en una óptima retransmisión televisiva el estadio deberá apreciarse lleno.” Primeramente, hay que oponerse a establecer como óptimo la ocupación completa del estadio, ya que es muy relativo, y por lo tanto, no puede categorizarse como un acuerdo universal. En particular, prefiero que un estadio esté al 75% y que haya una afición muy activa en parámetros de animación, en lugar de otro que esté al 100% y que en la grada no se escuche ningún cántico durante todo el partido. En cualquier lugar, no pretendo imponer mi visión, ya que es obvio que la cuestión da lugar a interpretaciones diversas. En definitiva, la premisa básica desde la cual se pretende justificar todo el planteamiento posterior es errónea, y por lo tanto, deberían quedar invalidadas las instrucciones que se derivan.
Asimismo, en el relato se pronuncia que es importante que se ocupe la grada opuesta a la tribuna principal -ahí suelen estar las cámaras principales-, ya que será objeto de enfoque principal o con mayor frecuencia. De este modo, se proclama de forma implícita que los espectadores deberían sentarse allí donde sean enfocados por las cámaras. Es decir, se transmite que el criterio para escoger un asiento no debe estar fundamentado en parámetros de visualizar mejor el partido, sino de formar parte de una silueta más que aparecerá en la televisión. Y por si fuera poco, indirectamente también se lanza el mensaje de que aquellas personas que estén en un asiento desenfocado de las cámaras son menos importantes e incluso no contribuyen al “bien” buscado, ya que lo relevante es la apariencia de que el estadio esté lleno.
Hay que reconocer que en un primer momento, en el redactado, se apela a la recomendación, y por lo tanto, a pesar de ser criticable igualmente, podría serlo menos en motivo de no conllevar obligatoriedad alguna. No obstante, la sugerencia se convierte en un deber en la siguiente frase, ya que se impone que la ocupación de la zona mencionada deberá ser al menos del 75%. ¿Y si no se cumple? Pues habrá una sanción. Y para más inri, se recurre a duplicar la sanción si la ocupación es inferior al 50%.
De este modo, la Liga se autoproclama con autoridad suficiente para obligar a los clubes y a sus aficionados a ocupar preferentemente determinadas partes del estadio. Esto implica una evidente pérdida de soberanía por parte de los clubes, siendo una cuestión no explícita. Como hipótesis, se podría pensar que la redacción es estratégica, es decir, que en el fondo la intencionalidad es aumentar el poder de decisión a costa de los clubes; eso sí, cuidando cómo se transmite el mensaje para ocultar el interés real.
En cualquier caso, no creo que la Liga deba intentar aparentar que los estadios de fútbol tienen una ocupabilidad semanal muy elevada por dos motivos: en primer lugar, porque considero que las personas son libres de acceder o no a los estadios de fútbol en función de sus intereses, y por lo tanto, en el supuesto caso que estén vacíos o que la ocupación fuese mínima sería indicativo, pudiéndose replantear cómo estimular a los potenciales aficionados al fútbol; y en segundo lugar, porque el objetivo de las grabaciones debería ser el hecho de reflejar el partido con completa neutralidad, y no el de intentar manipular la realidad a base de agrupar a los aficionados en un sector y de enfocar únicamente o fundamentalmente esa zona.
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