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Conociendo a… Ximo Rovira

Entrevista al conocido y experimentado comunicador valenciano, quien ha dedicado gran parte de su vida a las ondas
Alfonso Miñarro López
jueves, 9 de mayo de 2024, 08:49 h (CET)

Ximo Rovira, es un reconocido comunicador con raíces familiares en Gandía, Valencia, destacando por su versatilidad y su capacidad para conectar con el público. Sus primeros pasos profesionales fueron precisamente en esta localidad, donde trabajó en una emisora local de radio durante cinco años. Desde entonces, su carrera ha estado marcada por una trayectoria prolífica en diferentes géneros televisivos, desde concursos hasta programas de entretenimiento y magacines y medios de comunicación tanto regionales como nacionales.


Desde octubre de 2023, está al frente de “Som de casa”, un magazín en las tardes de À Punt, consolidando su presencia en el panorama mediático valenciano.


Ximo Rovira 2


Ximo, ¿considera que existen diferencias sustanciales entre trabajar en radio y televisión para un profesional de la comunicación? En su experiencia, ¿cree que alguno de estos medios es más recomendable para el inicio o el final de la carrera profesional?

Llevo cerca de cuatro décadas trabajando en radio y televisión, y puedo compartir mi experiencia personal en este campo en constante evolución. Durante estos 40 años, hemos presenciado un progreso tecnológico considerable y una competencia creciente en diversas plataformas. Sin embargo, es importante destacar que, dentro del ámbito de la comunicación, trabajar en televisión o en radio, los podemos considerar oficios distintos, al igual que el periodismo.


Desde mi perspectiva como conductor o presentador, en la radio suelen trabajar equipos más reducidos, a menos que estés en una de las grandes emisoras, lo que te brinda la oportunidad de desempeñar diversas funciones, incluso aspectos técnicos.


Mis primeros pasos los di en Radio Gandía, una emisora de la cadena SER en mi ciudad. Esto me permitió adquirir experiencia en una amplia gama de tareas. En emisoras relativamente pequeñas, la necesidad de adaptarse rápidamente es imperativa, ya que te enfrentas al directo de manera inmediata y asumes múltiples roles dentro del equipo. Como se suele decir, aprendes a buscarte la vida.


En cambio, en televisión el trabajo tiende a ser más especializado. Formas parte de una maquinaria enorme y sueles integrarte en equipos más grandes.


Para los jóvenes que están empezando, recomendaría la radio, incluso comenzar en emisoras pequeñas. Ojalá tengan la oportunidad de formar parte de grandes programas o cadenas, donde encontrarán dinámicas más especializadas. Sin embargo, sigo creyendo que la radio les proporcionará una experiencia más rápida y variada, así como más exposición al directo y a diferentes aspectos de la comunicación.


Tanto al comenzar como al finalizar mi carrera, prefiero la radio. A punto de cumplir 63 años, estoy considerando seriamente dedicar mis últimos años laborales a la radio, ya que siento un vínculo muy especial con ella. Mi pasión por la radio fue lo que me atrajo inicialmente a este oficio, y esa conexión sigue siendo fuerte, hasta el punto de estar completamente enamorado profesionalmente de la radio.


Con el avance de la tecnología y los cambios en los hábitos de consumo de medios, han surgido nuevos modos de ver la televisión, brindando a los espectadores más opciones y flexibilidad para disfrutar de su contenido favorito. En este sentido, ¿cree que la constante "espada de Damocles" que representaban los niveles de audiencia o el share de pantalla, ha dejado de ser una causa para eliminar un programa de la parrilla televisiva y cesar a los profesionales que lo realizan?

Desgraciadamente, los índices de audiencia siguen siendo el termómetro por el cual se mide a los profesionales en determinadas cadenas. En los medios públicos pueden existir dinámicas diferentes. En el caso de Televisión Valenciana, por ejemplo, además del componente de servicio público en nuestra lengua vernácula, hay otros elementos que influyen, y la medición de audiencia que proporciona Kantar Media no es la única vara de medir.


Sin embargo, lamentablemente, sigue siendo el factor principal que puede determinar el destino de grandes profesionales. Hay casos recientes que todos tenemos en mente, como el de Jorge Javier Vázquez o Jordi González, cuyos programas fueron cancelados apenas una o dos semanas después de su estreno. Esta realidad sigue siendo una lamentable constante en nuestra industria.


Hablando de la diversificación de plataformas, este fenómeno no se limita solo a la televisión, sino que también afecta a la radio con el auge de los podcasts. Esta multiplicidad de opciones ha dispersado la competencia, lo que dificulta aún más captar la atención de los telespectadores y oyentes. En un entorno de mayor competencia y facilidad de acceso, es fundamental agudizar la imaginación para destacar y mantener la atención del público.


¿Cuáles son los riesgos que debe enfrentar un profesional del entretenimiento y la comunicación, cuando se dedica a presentar durante un período más prolongado de lo deseado a un tipo específico de programa, ya sea un concurso, un reality o un informativo?, ¿cree que existe un número ideal de programas o temporadas para evitar el encasillamiento, el cual puede limitar la versatilidad y el crecimiento profesional?

Jordi Hurtado es ejemplo singular de longevidad en un programa. Tantos años en antena, hacen que se genere una dinámica con el espectador también de familiaridad y el propio presentador termina vinculado a una marca y un perfil de programa. Esto es así y, en el caso de un programa diario, como puede ser “Saber y ganar”, se produce una fidelidad a prueba de bomba.


Dicho esto, para los profesionales que estamos dando la cara como presentadores, o conductores, reconozco que sí existe ese peligro de encasillamiento que comentas, sobre todo si te dedicas al género de la crónica social durante mucho tiempo y difícilmente te buscarán para otro tipo de géneros. Esto, personalmente, a mí también me ha pasado con “Tómbola”, que como sabéis, es un programa que me etiquetó y me marcó mucho en una trayectoria profesional en la que he hecho de todo, pero como tuvo tanto impacto, al final cuesta salir de esas etiquetas.


Si eres bueno o buena, en lo tuyo, tampoco tiene por qué ser malo en sí mismo. Pero sería aconsejable, en efecto, para los profesionales que nos dedicamos al género de entretenimiento, ir saltando de un programa a otro para que no se te encasille y conociendo también otras dinámicas de trabajo de los diferentes subgéneros dentro de la comunicación.


Ximo Rovira 3


Ximo, se dice que el buen maestro, hace mejor al estudiante, ¿de quienes aprendió la profesión y qué consejos nunca olvida para desplegar sus habilidades y traspasar la pantalla como lo hace y conectar de manera efectiva con su audiencia?

Pues fíjate, estábamos hablando de “Saber y ganar”, que nace del ingenio de un gigante de la televisión como Sergi Schaaff, creador también de “el Tiempo Oro”, con Constantino Romero, y de otras joyas televisivas. Pues, tuve la enorme suerte de que él fuera mi director y el alma mater del primer programa que presenté en el año 89, en la televisión autonómica. Y te puedes imaginar para un recién llegado a la televisión que un profesional de esa talla te dirija. De él aprendí muchísimo.

Si tuviera que decir otra profesional que me influyó de manera determinante sería Rosa María Sardá, con la que hice un par de temporadas de “Olé tus vídeos”, un programa de entretenimiento, en su momento, muy popular.


Más allá de estos dos grandes, durante toda la trayectoria te vas fijando en estilos de presentar, vas cogiendo un poco de aquí, un poco de allá y vas acoplándolos un poco a tu personalidad. Viendo televisión también puedes ver que determinado presentador o presentadora tiene un estilo que te gusta. Por ejemplo, me fijaba mucho en los primeros pasos en Telecinco de Emilio Aragón, que hacía una televisión muy disruptiva, y salía en zapatillas. La naturalidad y frescura que tenía, eran maravillosas, y hacía que aquello fuese tan diferente.


Yo diría que de todos he aprendido un poquito o he cogido un poco para digamos, encontrar mi sitio presentando televisión. Y al final, tu propia identidad, tu personalidad, tiene que aflorar también.


En la televisión contemporánea, cada vez se valora más la autenticidad y la conexión genuina con el espectador. En este sentido, considero fundamental mostrar frescura y naturalidad frente a la cámara, aun cuando se enfrenten situaciones imprevistas o desafiantes durante la emisión en directo. Creo firmemente que la clave para traspasar la pantalla y conectar con la audiencia radica en ser uno mismo y transmitir empatía, porque el espectador se identifica con alguien que es como él, que es natural, que reacciona a la emoción.

Como comunicador, ¿tiene preferencia por realizar programas en vivo o por utilizar “la red” que proporciona el falso directo?

Yo he disfrutado de ambas cosas. Ahora estoy haciendo un programa en directo de tres horas y media y me sigue pareciendo especialmente apasionante, a la vez que agotador, porque puede ocurrir cualquier evento y tienes que estar preparado y ver que detrás te respalda el equipo.


El directo sigue pareciéndome un desafío y un riesgo calculado. La cabeza la tienes que tener muy despejada y tienes que manejar las claves del directo con mucha soltura. A mí me gusta especialmente, me parece como más auténtico, aunque se puede hacer televisión igualmente natural y fresca con programas enlatados, con programas grabados.


También he grabado concursos en falso directo, con mucha naturalidad y sin apenas edición posterior, por la dinámica de la grabación del concurso y los he disfrutado mucho, pero si me pides elegir, me decanto por el directo.

¿Cómo maneja su estado anímico antes de salir al aire y hasta qué punto puede separar sus emociones personales de su desempeño profesional? ¿Emplea alguna técnica específica para mantenerse enfocado delante de las cámaras, incluso cuando enfrenta desafíos emocionales?

En la televisión, al igual que en otros ámbitos, se manifiestan problemas de salud mental entre presentadores y colaboradores. Recientemente, hemos sido testigos de casos como los de Jorge Javier y Mercedes Milá, quienes han hablado abiertamente sobre sus dificultades. Esta presión puede atribuirse a la carga de trabajo, la responsabilidad y las horas de directo a las que estamos sometidos.


El estrés constante puede desencadenar momentos de vulnerabilidad emocional, donde incluso los profesionales más resistentes se ven afectados. Recuerdo en particular el caso de Rosa María Sardá durante su etapa en “Olé tus vídeos" cuando enfrentó un serio problema familiar. A pesar de ello, lograba desconectar temporalmente y mantener su profesionalidad en pantalla, algo que muchos colegas también experimentan.


En la profesión televisiva, parte del entrenamiento implica aprender a separar los problemas personales de la vida diaria para mostrar una actitud positiva y profesional frente a la audiencia. Sin embargo, es fundamental reconocer cuándo es necesario detenerse y cuidar la salud mental. En mi caso, he aprendido a priorizar el autocuidado, buscando actividades que me generen bienestar y rodeándome de seres queridos.


Antes de cada programa, suelo activarme físicamente, con pequeños movimientos o saltos, para conectar con mi cuerpo y prepararme mentalmente, una práctica similar a la de los futbolistas antes de entrar en el campo. Este enfoque me ayuda a afrontar los desafíos con una mente clara y enérgica.


En definitiva, cuidar nuestra salud mental es crucial en cualquier profesión, y en la televisión no es una excepción. Es importante reconocer nuestras limitaciones y buscar apoyo cuando sea necesario, para mantener un equilibrio entre el trabajo y el bienestar emocional.


Ximo Rovira


Ximo, considerando su experiencia entrevistando a tantísimas personas a lo largo de su carrera, ¿cómo ha evolucionado su enfoque en la preparación y ejecución de estas entrevistas? ¿Prefiere seguir un guion preestablecido o se siente más cómodo dejando espacio para la improvisación durante la conversación?

Me considero un presentador aparentemente indisciplinado. Es decir, que me dejo llevar por el momento y la naturalidad, prefiriendo que sea una conversación, más que una entrevista porque pienso que por ahí, tiene que ir la visión del género de entretenimiento.


Como digo, cuanto antes hagas sentir cómodo a tu invitado, establezcas no tanto una entrevista con el guión muy pautado, sino una conversación, el telespectador pensará que lo que está viendo en realidad es una charla.


Para ello, me gusta escuchar mucho lo que te responden, sin estar pendiente de qué pregunta tienes que hacer después, porque en lo que te están diciendo puede estar la clave de la siguiente, no tanto pregunta, sino de la siguiente aportación o de por dónde va a ir la entrevista.


No obstante, hay una frase que se le atribuye a Winston Churchill, que a mí me gusta mucho, y es: «Voy a preparar la improvisación del discurso de mañana». Hay que prepararla bien, saberte al dedillo lo que quieres preguntar, conocer perfectamente el tema de lo que estás hablando. No para dártelas de que sabes más que el invitado, sino por conocer los matices. Pero, insisto, lo principal es escuchar, hacer tus aportaciones también de tu experiencia y que sea una charla más que una entrevista.


Otro tanto a mi favor, es que después de casi 40 años en esto, es bastante difícil que a la persona que tengo delante no la haya entrevistado antes, o la conozca, o tenga una relación personal y eso hace que la entrevista adquiera, digamos, algo diferente.


Pero, siempre recomendaría saberse la biografía del entrevistado, llevarlo muy preparado para poder improvisar, tener la intuición de por dónde va la conversación, escuchar mucho y aprovechar las cosas que te están contestando, porque repito, a mi modo de ver, la entrevista realmente atractiva es la que rompe, digamos, esa dinámica de entrevistador - entrevistado y es una charla.


Pueden ser múltiples las razones por las que alguien decida ver asiduamente “Som de casa”, desde compañía, entretenimiento, diversión ... ¿Con qué idea nació y cuál es el público objetivo al que principalmente queréis llegar? ¿Fue pura coincidencia que el programa se lanzara el 9 de octubre, Día de la Comunidad Valenciana, o hubo una razón específica detrás de esa elección de fecha?

En el ámbito televisivo, la competencia es intensa, con numerosas propuestas de entretenimiento y diversión que se encuentran disponibles en distintas cadenas de ámbito nacional. Sin embargo, más allá de estos aspectos, nuestro programa busca destacarse por ofrecer algo más: la familiaridad, la proximidad y la cercanía propias de la vida valenciana. En esencia, compartimos la vida en clave valenciana, y creemos que este enfoque es lo que nos distingue y hace nuestra propuesta especialmente atractiva para los telespectadores.


Nuestro valor diferencial radica en la capacidad para conectar con la audiencia valenciana de una manera única. Nos esforzamos por contar su actualidad cercana, sus costumbres y las festividades de la comunidad, todo ello con la familiaridad y la cercanía que nos caracteriza. Esta es la esencia de cualquier televisión autonómica, y particularmente de la nuestra en la Comunidad Valenciana. Por eso, desde el nombre mismo de nuestro programa, queremos transmitir esa sensación de ser de casa, de ser una fuente fiable de información, y de ser como cada uno de los que nos acompaña cada tarde.


El lanzamiento del programa en una fecha tan significativa como el 9 de octubre, Día de la Comunidad Valenciana, fue una elección deliberada y esperada. Esta fecha nos brindaba una oportunidad única para presentar nuestra propuesta en un contexto festivo e institucional. Nos daba la plataforma perfecta para resaltar nuestra conexión con la comunidad valenciana y para presentar nuestra visión del programa, enriquecida por el espíritu festivo y la importancia histórica de esta fecha para todos los valencianos.


Personalmente


Ximo Rovira 1


¿Le costó encontrar su camino, o desde muy joven tuvo claro que se quería dedicar profesionalmente a la comunicación?

Fue al principio de los años 80 cuando mi vocación por la radio tomó forma, inspirada por las primeras emisiones de Radio 3. En aquel entonces, la radio musical era una ventana abierta para los jóvenes. La llegada de la FM, con su mayor calidad de sonido, la convertía en el medio ideal para disfrutar de programas musicales, especialmente para aquellos que no tenían acceso a un tocadiscos o a un reproductor de casetes.


El surgimiento de grupos de pop y rock españoles durante aquella época, que marcó el inicio de la movida, resonó también en Valencia. Para mí, como oyente y amante de la música, fue una epifanía. En ese momento, supe con claridad que la radio formaría parte de mi vida, pues la música siempre había ocupado un lugar especial en mi corazón.


Así, me embarqué en el camino hacia la radio a través de la música, buscando oportunidades para entrar en el mundo radiofónico. Realicé todo lo posible para obtener un puesto como aprendiz en una emisora en Gandía, en los incipientes Los 40 Principales, con apenas veintipocos años y una vocación ya arraigada.


Para un comunicador, la voz es una herramienta esencial en su labor ¿Cómo cuida la suya, manteniéndola en óptimas condiciones y asegurar su eficacia en la transmisión de mensajes?

Reconozco que tengo mucha suerte en este aspecto. No suelo tener problemas con mi voz y no la cuido especialmente. De hecho, durante el verano disfruto de bebidas frías y helados sin preocuparme demasiado.


Lo único significativo que he cambiado en mi vida fue dejar de fumar cuando cumplí los 50 años, hace casi 13 años. No es que fumara mucho, pero tomé esta decisión principalmente por una toma de conciencia de salud.


Rara vez he experimentado problemas de afonía, excepto en casos de resfriados fuertes acompañados de faringitis. Cuando siento irritación en la garganta, suelo recurrir a un aerosol que contiene propóleo, una sustancia con propiedades antibióticas producida por las abejas.


En una célebre serie televisiva de los años 80, la profesora de baile recordaba a sus alumnos que la fama cuesta. En su caso ¿cuál diría que ha sido el precio que tenido que pagar?

Hablábamos antes de la etapa de “Tómbola” que fue una época convulsa en mi carrera, marcada por un gran éxito en términos de audiencia y también en lo económico. Sin embargo, han pasado ya unos veinte años desde su finalización, un lapso que ha sido testigo de grandes cambios en mi vida.

Casi al término del programa, me separé de la madre de mis hijos. Tuve un proceso de separación complicado con mis hijos aún pequeños, que se vio agravado por mi exposición mediática en ese momento.


Antes de “Tómbola”, solía moverme por diferentes lugares sin mayor reconocimiento público, pero el éxito del programa cambió drásticamente esa dinámica, proyectándome a nivel nacional y generando una presión que no estaba acostumbrado a manejar.


Con la fama llegaron también nuevos retos, como la gestión de una repentina bonanza económica que, en cierto modo, me hizo perder un poco el rumbo de mi identidad. Fue una etapa compleja, en la que pagué un precio personal y perdí de vista lo que realmente valoraba en la vida. Afortunadamente, siempre estuve arraigado a mis valores, a mi familia y amigos, lo que me permitió finalmente tomar tierra y recuperar el equilibrio.


A pesar de los desafíos, siempre he mantenido una actitud de naturalidad frente a la televisión, sin enfrentar problemas o situaciones desagradables con nadie. Hoy en día, vivo la popularidad con normalidad y tranquilidad, aunque reconozco que durante algunos años me sentí limitado y condicionado por la presión que conlleva el reconocimiento público. Agradezco que esa etapa haya quedado atrás y que pueda seguir adelante con una perspectiva más serena y equilibrada.


El miedo escénico, es considerado uno de los miedos más comunes para muchas personas, manifestado por el temor a hablar en público. Dada su experiencia frente a los micrófonos y las cámaras, ¿cómo ha enfrentado y superado dicho miedo en su carrera como comunicador?

Diría que, al principio, la inexperiencia, la suplí precisamente con la voz. Venir de la escuela de la radio y tener una rapidez de mente y de expresión, me proporcionaba cierta seguridad. Además, las primeras cosas que hice eran concursos y, proyectando la voz, notaba que me daba autoridad.


También empleaba determinada gesticulación que me diera la naturalidad, que en aquel momento necesitaba. Y esa fue la manera en la que un tímido empedernido, como yo, le pudo más la vocación de comunicador que sus condiciones naturales, que otros comunicadores poseen, más expansivos, abiertos, simpáticos y sagaces.


Yo soy un tipo más bien tímido y tranquilo. Entonces, para ser comunicador, tengo que meterle una marcha más a mi personalidad y, entonces, me he apoyado mucho en la voz.


Hoy en día, mi miedo escénico no está tan relacionado con ponerme ante las cámaras, porque después de 40 años tengo muchas horas de vuelo, sino con la autoconfianza, y la autoestima, de si a mis 63 años, todavía puedo satisfacer las expectativas depositadas en mí, especialmente ahora que he vuelto a la televisión autonómica. Se trata más de enfrentar la presión y permitirme ser auténtico, ya que, como mencionamos anteriormente, esa es la clave para conectar.

¿Qué beneficios le aportan el cuidado y la compañía de Olivia y Carlota?

Son mis perritas, y las tenemos muy humanizadas. Si antes hablábamos de oxitocina, de esa hormona de la felicidad, precisamente es lo que me brindan ellas.


Carlota es una Yorkie muy mayor y la pobrecita está aquejada de muchas enfermedades, y la verdad que es una perrita a la que hay que cuidar y es menos efusiva que Olivia.


Olivia, sin embargo, es un torbellino. Tiene dos añitos y una energía enorme. Se sube a la cama, me despierta, me lame las orejas, me tira de los pies para que la saque. Es pura alegría. Entras en casa y se te tira encima dando saltos. Es un amor incondicional. La quiero mucho, bueno, a las dos, pero Olivia es mi ojito derecho. Ambas son adoptadas.


Cuando hablábamos antes de los momentos de calma, mi mejor meditación es pasear descalzo por la orilla de la playa de Gandía, acompañado de Olivia que se ha convertido en mi compañera de paseos meditativos. En definitiva, me dan mucha alegría.

EnLevante TV, presentó “L’arrós de Ximo” durante nueve temporadas, ¿Díganos de una vez por todas, los ingredientes de la auténtica paella valenciana y cómo reconocer fácilmente las sucedáneas, para evitar que nos den, “gato por liebre”?

Este es un tema harto polémico, como sabéis, en la comunidad valenciana, porque no está escrito en ningún manual cuál es la auténtica. En esencia la paella valenciana es un plato popular en el que podéis imaginar que en los años 30, en los años 40 o cuando naciera el plato, se le echaba a la paella lo que hubiera. Pero, es cierto que hay unos cánones, y en efecto, debe llevar lo que debe de llevar.

Lo primero de todo, la llamada paella mixta, que se popularizó mucho en los 70, es intolerable para cualquier valenciano. La auténtica paella valenciana es de pollo y conejo, y por supuesto, no lleva ningún tipo de marisco o pescado.


La verdura que lleva es la ferraúra, la tabella, la bachoqueta, que son muy de la huerta de Valencia. Una especie de alubia blanca que se llama garrofón es fundamental, tiene que llevarla, sí o sí, y por descontado, hay que invertir un poquito en el arroz y que sea de la denominación de origen Valencia. Y procurar no ponerle colorante, muchísimo mejor que el arroz tenga ese colorcito amarillo, que nos gustan los valencianos, pero hacerlo con azafrán, aunque sea un poquito más caro.


Luego ya, hay a quien le gusta con caracoles, a quien le gusta con romero infusionado. Hay cosas que se le pueden añadir y toques que se le pueden dar a la paella, pero el resto lo debe tener.


La paella valenciana, además, tiene una elaboración muy concreta. Para nosotros tiene una significación, una liturgia, es un plato familiar, de celebración, entonces nos enfada mucho a los valencianos que, en efecto, se le pueda poner cualquier cosa y se le llame paella valenciana a cualquier cosa.


El arroz con cosas es maravilloso, las cosas pueden ser de una calidad enorme y puede estar buenísimo, pero insisto, no sería paella valenciana.

¿Cuáles diría que son los encantos que hacen que residir en la comarca de La Safor sea una experiencia única?

¿Qué te puedo decir? Es mi lugar en el mundo y esta comarca está vinculado a mi vida de manera indisoluble. Y lo es por varias razones: Es donde me he criado, donde residen mi familia y amigos, y donde hallé mi identidad.


Por tanto, la recomiendo encarecidamente. Para mí, es hermosa en todos los sentidos. Además de sus parajes fantásticos y maravillosas playas, posee una riqueza cultural, unos lugares históricos y un patrimonio arquitectónico y natural incomparables.


Yo estoy enamorado no solo de Gandía, de toda la comarca, pero especialmente de Gandía, que es mi ciudad y creo que es bien conocida, especialmente por la playa, pero también tiene muchas otras cosas. Soy un gran defensor y amante de la cultura de La Safor, de lo que hay alrededor, de su paisaje, de sus playas y de su gastronomía también.


Es cierto que Gandía en verano experimenta una gran afluencia de turistas y se pierde un poco de esa magia, pero en cualquier otra época del año es simplemente fantástica.

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