Cuando veo a estos chavales catalanes, canarios, valencianos y vascos de la “nueva” política andar a la greña por situarse en la bancada del Grupo Mixto del Congreso de los Diputados en el lugar más visible, me viene a la memoria mi corta estancia de poco más de un año en semejante lugar durante los años 1980 y 1981 y, es por ello, que quisiera compartir con ustedes, sin rencor alguno por mi parte, la vivencia de una tarde-noche-día de un mes de febrero del último año citado.
La causa por la que yo recalé en semejante lugar se debe a la actitud que tuvo UCD con Andalucía durante el proceso que llevó a nuestro pueblo a la autonomía a través del artículo 151 del “Candado del 78”, ya saben, la Constitución Española.
Un servidor pertenecía a UCD, pro como la “cosa” no pintaba colores democráticos me largué a la bancada mixta acompañando a Manuel Clavero, ex ministro de Suárez; por allí sentaban sus pompis Blas Piñar, Hipólito Gómez de las Roces, el “temible” canario Fernando Sagaseta, enemigo implacable del imperio yanqui, Juan María Bandrés amigo y negociador de los “polimilis” etarras y tres socialistas enfadados con el “canijo” de Guerra, uno de ellos que yo recuerde de nombre Andrés Limón, miembro del PSC.
Sería algo más de las 18 horas del 23-F cuando números, suboficiales y oficiales de la Benemérita, bien pertrechados de tricornios y metralletas, al mando del teniente coronel Tejero, hicieron acto de presencia en el hemiciclo y, ya saben, se armó una buena balacera, y a excepción de Suárez, Gutiérrez Mellado y Carrillo, el resto, incluido el menda, buscó refugio debajo de la bancada para salvar el pellejo que creímos corría un cierto peligro.
Una de las esquirlas de la bóveda vino a caer en un ojo de Sagaseta que tuvo que ser atendido por los servicios médicos del Congreso; Bandrés, religioso al máximo, rezó, según me comentó, el más sagrado Señor Mío Jesucristo de su vida; Blas Piñar, impasible el ademán, estaba acompañado por un guadaespaldas que no sabemos cómo penetró el cordón “sanitario” de la Guardia Civil; Hipólito, fundador del PAR e hijo de la Benemérita, fue amenazado por el brigada que jugaba a traquetear un subfusil en la nuca del buen hombre; Clavero, una vez que la Marina hizo presencia en el hemiciclo, me comento: “Pepe: aquí nada más que faltan los municipales de Tierno Galván”; y yo, a las pocas horas, fui a hacer pipí acompañado de un guardia civil que me encañonaba con la metralleta y, lógicamente, no me encontré la pirula.
Aquello sí era un Grupo Mixto de verdad, y no la virutilla que anda suelta hoy por el Congreso. Y si me pusiese a contar detalles es que se partían de risa, pero esto no da para más.
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