La postura proisraelí de E. Unidos se compensa con su intercesión para la ayuda humanitaria para Gaza, sus relaciones con Qatar (vinculado a Hamás) para conseguir la liberación de rehenes. Y presiona para que la autoridad Palestina gobierne Gaza al final de la guerra, en lugar de someterla a una prolongada ocupación israelí. Pero estamos en tiempos de guerra, y la aniquilación de Hamás es desproporcionada y conlleva muertes de inocentes.
Muchos países están de algún modo implicados, además de los dos del conflicto, de Líbano e Irán que siempre está detrás: Egipto, Jordania, los países del Golfo (Qatar está ganando influencia en la zona con su relación con Hamás), Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU). Turquía tiene también sus intereses, a cambio de conseguir que Washington le venda aviones de combate F-16 y deje de apoyar a los kurdos en Siria. Irán promueve a Hamás, Hezbolá, las milicias chiíes (en Irak y en Siria), los hutíes en Yemen, y con su relato de defender a los palestinos está haciéndose más popular en la zona. Riad mantiene buenas relaciones con todos los países de Oriente Próximo y el norte de África, incluso con Israel. Podría ser un elemento clave para las negociaciones para un proceso de paz israelí-palestino para crear por fin un Estado palestino que delimite ya de una vez las fronteras, cosa que los contrincantes no quieren ni de lejos, pues pretenden echar a los otros de la zona, incluso algunos pretenden exterminarlos. Solo eso frenaría las matanzas en la zona, y el afán ambicioso de Teherán. Arabia Saudí tiene ambiciones de liderazgo internacional, de ser una gran potencia mundial, y para ello requiere el apoyo americano y la búsqueda de paz. Las recientes protestas universitarias están pidiendo una aceleración del proceso: concordia con Israel y con los pueblos árabes de la zona. Oriente próximo es una zona caliente, que no podrá estabilizarse hasta que se resuelva la “cuestión palestina”. Es tan delicado el equilibrio, que si Irán ve peligrar sus ambiciones puede armarse más, y puede provocar la reacción de Egipto, Turquía y EAU de buscar también capacidades nucleares. Por otra parte, si Washington y Arabia Saudí llegan a acuerdos (con Israel por medio), Irán no podría fomentar ataques a tropas saudíes o refinerías de petróleo, pues se desestabilizaría su débil relación con Estados Unidos y podría provocar un enfrentamiento armado que está latente desde que ambos dejaron de ser aliados.
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