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​¿Qué sucede cuando las universidades dialogan con los estudiantes que se manifiestan en solidaridad con Gaza, en lugar de pedir que los arresten?

El movimiento estudiantil que se opone al actual ataque de Israel se ha extendido como un reguero de pólvora estas semanas
Amy Goodman
lunes, 13 de mayo de 2024, 08:50 h (CET)

¿Qué sucede cuando las universidades optan por dialogar con los estudiantes que participan en las protestas de solidaridad con Gaza, en lugar de llamar a la policía para que los arresten violentamente? El movimiento estudiantil que se opone al actual ataque de Israel contra Gaza se ha extendido como un reguero de pólvora estas semanas. Los estudiantes exigen, entre otras cosas, que las universidades dejen de invertir en empresas que se benefician de la guerra en Gaza y de la ocupación israelí de los territorios palestinos, y que establezcan programas de estudio específicos sobre Palestina. En la mayoría de los casos, lamentablemente, las autoridades universitarias han respondido a estas demandas con la fuerza bruta, solicitando a la policía que desaloje los campamentos de protesta. El presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, el republicano Mike Johnson, ha pedido la intervención de la Guardia Nacional para desmantelar los campamentos. Por su parte, según el portal periodístico The Intercept, el congresista demócrata del estado de Nueva Jersey Josh Gottheimer ha propuesto que el FBI investigue las protestas. Miles de estudiantes y profesores han sido arrestados desde que comenzaron las acampadas, a mediados de abril, y varios han resultado gravemente heridos.


Rafi Ash es estudiante de la Universidad de Brown e integrante del grupo Brown Jews for a Ceasefire Now (Judíos de la Universidad de Brown por un alto el fuego ya). En conversación con Democracy Now!, expresó acerca del campamento de solidaridad con Gaza instalado en ese centro educativo: “Las amenazas de sanciones disciplinarias […] no hicieron mella en los estudiantes. […] Conseguimos que [las autoridades] se sentaran a dialogar con nosotros el lunes de la semana pasada, lo que desencadenó un proceso de negociación que llevó varios días. […] Logramos que se convoque a una votación para poner a consideración que la universidad deje de invertir [en entidades que se benefician de la ocupación israelí], algo que nunca antes había tenido lugar en Brown y por lo que hemos estado abogando durante mucho tiempo”.


Para muchos estudiantes de la Universidad de Brown, la guerra en Gaza se sintió de cerca el Día de Acción de Gracias de 2023, cuando un hombre blanco disparó contra Hisham Awartani, un estudiante de tercer año de Brown de origen plestino. El joven, que ha quedado paralítico a causa del disparo, se encontraba paseando junto a otros dos amigos palestino-estadounidenses cerca de la casa de su abuela en la ciudad de Burlington, en el estado de Vermont.


Estudiantes de Evergreen State College, una universidad pública de artes situada en la ciudad de Olympia, en el estado de Washington, también consiguieron acuerdos con las autoridades universitarias. La comunidad universitaria de Evergreen tiene su propia conexión dolorosa con Gaza. En 2003, Rachel Corrie estaba a punto de graduarse de ese centro educativo cuando viajó a Rafah, en el sur de Gaza. Rachel murió aplastada por una excavadora militar israelí de la empresa Caterpillar el 16 de marzo de 2003, mientras intentaba pacíficamente evitar la demolición de una vivienda palestina.


Alex Marshall, estudiante de último año de Evergreen, explicó a Democracy Now! cómo esa historia influyó en las negociaciones: “Hace 20 años que se fue, pero el recuerdo [de Rachel Corrie] sigue vivo entre el estudiantado. […] En varias clases que he tomado en Evergreen, he leído los correos electrónicos que ella envió a sus padres”.


En cuanto a las negociaciones, Alex afirmó: “… Nos centramos en lograr que [la universidad] deje de invertir en empresas que se benefician de la ocupación israelí de Palestina. […] [Las autoridades de la Universidad] también acordaron publicar una declaración para solicitar un alto el fuego [en Gaza] y reconocer la investigación por genocidio que la Corte Internacional de Justicia está llevando a cabo”.


En la Universidad Rutgers, la principal universidad pública del estado de Nueva Jersey, los estudiantes también lograron negociar un acuerdo.


Aseel es una estudiante palestina de la Universidad de Rutgers que tiene familia en Gaza. Sin dar su nombre completo por razones de seguridad, dijo a Democracy Now!: “Acampamos durante cuatro días. Como resultado de nuestros esfuerzos colectivos, logramos que la administración de Rutgers aceptara comprometerse con ocho de las diez demandas”.


Aseel continuó: “Exigimos que [Rutgers] deje de invertir en entidades que se benefician de la ocupación israelí y del apartheid israelí [en los territorios palestinos], así como de los asentamientos de los colonos [israelíes en Cisjordania]. […] Conseguimos un acuerdo para reunirnos con el Comité Conjunto de Inversiones, con la Junta de Gobernadores y con el rector [Jonathan] Holloway para avanzar en el proceso de desinversión [en empresas vinculadas con Israel]. Llevábamos cinco años pidiendo una reunión y por fin la hemos conseguido”.


Los llamados a un alto el fuego en Gaza continúan intensificándose y presionando al Gobierno de Biden. Por desgracia, cualquier alto el fuego que logre negociarse será demasiado tarde para muchos habitantes del enclave palestino, donde la cifra oficial de muertes ya asciende casi a 35.000.

Durante su entrevista con Democracy Now, Aseel agregó: “Casi cien miembros de mi familia fueron martirizados. Aún me quedan familiares allí. Sigo en contacto con ellos. Pero todos han tenido que desplazarse. Nuestra casa familiar está prácticamente destruida. […] La Gaza que yo conocía prácticamente ya no existe, pero estoy más que segura, igual que mi familia, de que regresaremos y la reconstruiremos”.


Aunque muchos estudiantes judíos han participado en las protestas de solidaridad con Gaza, los principales medios de comunicación se centran en los alumnos judíos que se oponen a las movilizaciones y que dicen que estas los hacen sentir incómodos o amenazados.

Frederick Lawrence, exrector de la Universidad Brandeis, en el estado de Massachusetts, dijo a Democracy Now!: “A muchas personas les resulta amenazante escuchar opiniones con las que están totalmente en desacuerdo. [Pero] las universidades no funcionan así. No existe el derecho a la protección desde el punto de vista intelectual. Sí existe el derecho a la protección de la seguridad física”. La Universidad de Brandeis se fundó después de la Segunda Guerra Mundial, tras el Holocausto, y lleva el nombre de Louis Brandeis, el primer juez judío de la Corte Suprema de Estados Unidos, un magistrado ampliamente conocido por su defensa de la libertad de expresión. Lawrence agregó: “[Las universidades] existen para crear y descubrir conocimiento”.


Se ha anunciado que también se alcanzaron acuerdos entre los estudiantes y las autoridades en las instituciones Pitzer College, Universidad de California en Riverside y Universidad Estatal de Sacramento, todas del estado de California, así como en el Middlebury College, del estado de Vermont. Las autoridades de todas las universidades de Estados Unidos deberían observar atentamente estos ejemplos, en lugar de solicitar la intervención de la policía, con sus respectivas porras, balas de goma, gases lacrimógenos y esposas.

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