Ser artista es quizá uno de esos retos que tanto el hombre como la mujer deciden asumir; algunos por amor, por vocación, y otros porque encontraron en los lienzos y los pinceles un presagio para encumbrar la luz en sus vidas y permitir que dicha luz, mientras se hiciera más grande, también iluminara el camino de aquellos que decidieron seguirla, como el pájaro al alba o como la vida —cuando de un solo giro— decide modificar la rutina y cambiarla a diferentes tonalidades y colores.
Quizá la digitalización y otras coyunturas han permitido que el arte tradicional forjado en los talleres, rodeado de mesas y sillas, con los botes de pintura y los pinceles a mano sea hoy día un poco olvidado y pase a un plano del que parece no encontrar salida. Si, es importante la adaptación de las expresiones artísticas a cada tiempo y momento, pero también hay que tener siempre la posibilidad del arte tradicional a mano, no solo para la expresión artística, también porque en estos años en los que la rutina consume de una manera salvaje a la humanidad; la pintura y la cercanía con los espacios vivos en donde se crea el arte son necesarios para poder cavilar en la vida.
En La Casa de la Cultura de El Progreso, Yoro en Honduras, encontramos a grandes artistas que van forjando su camino, formando el de otros y haciendo de la experiencia artística un sendero transitable para las generaciones jóvenes y las otras que también están interesadas. Para hacer posible todo esto se necesita artistas llenos de cariño y compromiso con el arte y ese es el caso de la licenciada en Informática Educativa Lideny Rodríguez quien alterna entre su trabajo y demás actividades para hacer un tiempo e impartir talleres de pintura a los interesados en aprender; el oficio del lienzo y el pincel en La Casa de la Cultura y otros espacios de los que ella forma parte y también coordina.
La profe Lideny como le dicen sus alumnos de la escuela de pintura, cultiva y enseña técnicas innovadoras que va adaptando en cada clase y con esto le va permitiendo a todos sus pupilos mantenerse a la vanguardia de la evolución del arte a través de los años en esta cambiante posmodernidad que siempre nos trae algo revolucionario en el oficio del lienzo y el pincel.
Es admirable notar el cariño y la dedicación con el que la licenciada Lideny Rodríguez enseña a sus estudiantes, pero lo más admirable es ese don —de persona de gran corazón— que coloca el amor al arte por encima de cualquier otra cosa, incluyendo el dinero, porque algo que caracteriza los talleres en La Casa de la Cultura de El Progreso, Yoro es que son gratuitos y la profe Lideny sabiendo todo esto sigue con esta labor incansable de enseñar a aquellos que les es imposible pagar una sola clase de pintura o acercarse siquiera a un lienzo o pincel; que por lo general parecen pertenecerle a unos pocos y no a las mayorías que también tienen dentro de sí mismos la consistencia y la vocación del arte.
Luego de haber visto la paciencia y ternura con la que la licenciada Lideny enseña en La Casa de la Cultura de El Progreso, Yoro en Honduras uno se puede dar cuenta de algunas cosas para resaltar; y es que sin duda a veces el artista nace y en otras ocasiones se va forjando entre la pintura, los pinceles y los golpes de la vida que por lo general; vienen a enseñarnos a seguir andando mientras el propósito de aquel arte que abrazamos y cultivamos se mantenga limpio y encendido y pueda guiar a las generaciones que vienen y, a las que ya se están formando así como lo hace la licenciada Lideny Rodríguez quien incansablemente busca con su arte; cambiar la realidad taciturna de la sociedad y darle otras tonalidades llenas de esperanza a las juventudes de nuestra Honduras.
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