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Psicología y sexualidad
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Conociendo a… Tamara Arroyo

"Es fundamental tener objetivos, ilusión y un sentido por el cual levantarse cada día"
Alfonso Miñarro López
martes, 28 de mayo de 2024, 09:38 h (CET)

Tamara es una profesional apasionada por la danza y la psicología, cuyo camino académico ha sido una fusión de estas dos disciplinas, obteniendo la Licenciatura en Psicología en la Universidad Miguel Hernández de Elche, además de una Titulación Superior en Pedagogía de la Danza en el Conservatorio Superior de Danza de Alicante, donde no solo perfeccionó sus habilidades técnicas, sino que también exploró la conexión entre el movimiento y la mente.


Para complementar su formación, realizó un Máster en Comunicación Social y Divulgación Científica en la Universidad Internacional de Valencia, así como el Máster de Psicología Sanitaria, proporcionándole las competencias necesarias para comunicar eficazmente los hallazgos científicos y llevar a cabo investigaciones del campo de la danza y la psicología.


Docente en el Conservatorio Superior de Danza de Alicante, desde el año 2014 hasta 2022 compartiendo su pasión y conocimiento con futuras generaciones de bailarines y profesionales de la danza. A partir de esa fecha, centra su labor en la intervención y divulgación en Psicología.


Además de su labor docente, forma parte del Cuerpo Técnico del Equipo Nacional de la Federación Española de Baile Deportivo. Esta experiencia le ha permitido no solo seguir creciendo como profesional, sino también contribuir al desarrollo y éxito de talentosos bailarines a nivel nacional e internacional.


Como investigadora del Grupo de Investigación del Instituto Superior de Enseñanzas Artísticas de la Comunidad Valenciana (ISEACV), colaboró en proyectos relacionados con nuevas formas de enriquecer la experiencia del aprendizaje y el rendimiento a través del movimiento.


Tamara Arroyo (1)


En su día fue galardonada con el Premio Nacional de la Universidad Miguel Hernández en el Programa de Emprendedores Universitarios por su proyecto Psicodanza, ¿en qué consiste esta disciplina y qué objetivos se persiguen con su práctica?

En realidad, yo me formé en psicodanza estando en la universidad. Desde pequeña practicaba danza y estaba estudiando psicología. Hice un primer curso con la Fundación Maite León en Madrid. El proyecto que presenté, siendo sincera, Alfonso, no se ajustaba tanto a lo que con los años he estudiado como psicodanza. Es decir, no podría decirse que desarrollé un método de psicodanza puro. Lo que planteé en ese momento fue una idea de negocio, un proyecto empresarial, no un desarrollo de proyecto de psicodanza.


Unía de forma muy práctica la psicología en el aula de danza. La psicodanza propiamente dicha sí que tiene un método desarrollado, que tiende a que los individuos fomenten sus relaciones sociales, su gestión emocional, y les ayuda, por ejemplo, a enfrentar determinadas resistencias o miedos a exponerse a desafíos. Lo que yo propuse se acerca más al método que he ido desarrollando con los años, que es más parecido a lo que se hace en psicología deportiva y clínica.


Pero sí que es verdad que el vehículo que encontraba como mi lenguaje era la danza, porque desde pequeña siempre ha sido mi forma de regularme yo misma.


Considerando que la visualización es una técnica que puede 'engañar' al cerebro para que crea que está experimentando una situación real y facilitar así la creación de una nueva memoria emocional, ¿cómo se puede aprovechar mejor esta capacidad en el ámbito deportivo para mejorar el rendimiento y la resiliencia de los atletas?

En mi práctica diaria, la visualización es una herramienta súper poderosa, muy aplicable tanto al ámbito deportivo como a otros contextos. Por ejemplo, en el ámbito profesional, un empresario que quiere presentar un proyecto y se va a enfrentar a una situación que implica una evaluación.


Principalmente, lo que yo trabajo es que los deportistas anticipen de manera mental la situación para la que se están preparando. Esto les permite ensayar mentalmente tiros, movimientos y estrategias de regulación emocional antes de que sucedan. Igual que sucede en cualquier otra disciplina, lo que entrenas lo mejoras, y esto repercutirá en el rendimiento futuro en contextos reales.


Es importante que los deportistas puedan visualizarse en cámara lenta para detenerse en los detalles y en la precisión técnica. Y siempre, siempre, siempre debe tener una ejecución exitosa. Es decir, no pueden visualizarse fallando, como por ejemplo tirando a penalti y no marcar gol, porque eso fomentaría las conexiones neuronales para que ese fallo suceda. La visualización debe ser siempre con un final positivo.


Si el deportista se ha visto haciéndolo bien, su cerebro lo guarda como una experiencia, lo que aumenta la confianza en sí mismo y la creencia de que puede lograrlo. Esto lleva a un pensamiento y autodiálogo más positivo, no catastrofista, sin ponerse pegas antes de que llegue el momento.


¿Cuáles son los elementos distintivos que hacen que modalidades como el Hip Hop, Fit Kid o danza coreográfica sean consideradas como deportes, en comparación con otras formas de baile más convencionales?

Mi opinión es que ciertas disciplinas, más o menos artísticas, se consideran deportes porque han ofrecido una estructura basada en los valores del deporte. Por ejemplo, ahora se ha incluido en el ámbito deportivo una disciplina que siempre ha sido considerada artística, el breaking, conocido toda la vida como break dance y que, además, ha entrado por la puerta grande, como deporte olímpico en París 2024.


Existe un sistema de eventos competitivos, técnicos, reglamentos y juicio deportivo que permiten medir, apreciar, valorar y comparar el desempeño tanto artístico como deportivo. En ese sentido, creo que la organización WDSF (World Dance Sport Federation) hace un trabajo muy profesional, exhaustivo y profundo. Han elaborado indicadores de calidad para medir el desempeño en breaking y han desarrollado sistemas como el "Sistema de Juicio Absoluto", que traducen el arte a criterios objetivamente medibles.


Creo que ahí está la fina línea entre disciplinas que han sabido desarrollar ese apartado más deportivo, y otras disciplinas que, aunque igualmente maravillosas, no han hecho ese trabajo.


Dado que el estrés no siempre es negativo e insano, ¿cómo podríamos aprender a identificar las situaciones estresantes? ¿Y de qué manera podríamos entrenar nuestro cerebro para transformar el estrés pernicioso en beneficioso, convirtiéndolo en oportunidades para crecer y fortalecernos?

El estrés es ampliamente conocido y hay dos tipos: el eustrés y el distrés. El eustrés es positivo y nos prepara para la acción, mientras que el distrés es desadaptativo y tiene efectos negativos porque estamos preparados para la acción incluso cuando no hay una acción específica a la que responder.


Cuando valoramos una situación como estresante y sentimos que no tenemos los recursos para afrontarla, nuestro cuerpo reacciona para sobrevivir. Para identificar el distrés, hay que prestar atención a lo que nos dice el cuerpo y a determinadas señales como: cambios en el apetito, modificaciones en el sueño (como despertarse por la noche o tener dificultad para conciliar el sueño), y síntomas fisiológicos como pellizcos gástricos, palpitaciones o tensión muscular.


Cada persona tiene un punto óptimo de rendimiento donde fluye mejor y tiene más capacidad de respuesta, siendo ideal tener un "botón de regulación" para gestionar esa emoción y llevarla a un punto que nos ayude y no nos bloquee. En psicología del deporte, trabajamos con el nivel de activación o arousal.


Un tip básico y muy práctico es la respiración. En la nariz, tenemos el bulbo olfativo, que está directamente conectado con áreas cerebrales. Si ralentizamos la frecuencia de la respiración, el cerebro entiende que no hay necesidad de activar el protocolo de estrés, induciendo calma en el cuerpo.


La película Shall We Dance? protagonizada por Richard Gere y Jennifer Lopez explora temas como redescubrimiento de la pasión a través del baile. Desde una perspectiva psicológica ¿cuál es la importancia de encontrar una nueva pasión en la vida que pueda impactar positivamente en el bienestar emocional de una persona?

Creo que es fundamental tener objetivos, ilusión y un sentido por el cual levantarse cada día. Es asombroso el impacto que esto puede tener en una persona. Cuando alguien pierde este sentido, tiende a la depresión, a la desilusión, a la inercia, y a una falta de chispa y vida interior.


El baile fomenta esta pasión. Tengo que mencionar que he sido directora, junto con mi marido, de una academia de baile durante muchos años y he visto muchas bodas de alumnos, lo que demuestra cómo el baile puede generar vida, pasión y enamoramiento. Muchas veces, las personas al bailar conectan con su yo más puro, con su mejor versión. Eso les hace estar abiertos a nuevas experiencias y emociones.



Hay personas que fluyen con el baile, otras con el deporte y algunas con la pintura. Sin duda con estas actividades nos reencontramos con nosotros mismos. En esta sociedad llena de inputs, prisas y estrés, a veces nos desfocalizamos tanto que olvidamos nuestro propio ser.


En determinados deportes son llamativos los casos de precocidad que mal encauzados, pueden suponer un problema. ¿Cuáles son los principales desafíos psicológicos que enfrentan estos jóvenes deportistas debido a las exigencias de la alta competición, y cómo pueden los entrenadores y psicólogos deportivos mitigar estos desafíos para promover su desarrollo deportivo saludable y sostenible?

Para un chaval o chavala que se encuentra en pleno desarrollo personal y lleva una vida deportiva con horarios exigentes, restricciones alimenticias, viajes y adaptaciones curriculares, estas descompensaciones pueden generar bastante malestar.


Para mí, el entorno cercano es fundamental, ofrecer apoyo y entender el mundo de la competición y las exigencias que implica. Deben comprender por qué no pueden asistir a una fiesta de graduación o a un cumpleaños, porque quizás tienen una convocatoria importante y necesitan descansar bien los días previos.


Además, es esencial formar a estos jóvenes y proporcionarles estrategias prácticas en consulta que les ayuden a afrontar estas situaciones. De igual manera que sería impensable enviar a un astronauta al espacio sin una formación adecuada, no deberíamos lanzar a un joven a una selección absoluta o sub-21 sin proporcionarles técnicas básicas de afrontamiento y regulación emocional. Esto es crucial, pero a menudo se pasa por alto.


Un talento deportivo necesita tiempo y apoyo para desarrollarse plenamente, y lamentablemente he visto muchos de estos talentos que se retiran porque no saben cómo afrontar las presiones y exigencias del deporte, lo que les genera tanto malestar que prefieren apartarse.


Para un deportista, el momento de la retirada, puede ser traumático ¿Cuáles son las principales consideraciones psicológicas que deben abordar al enfrentarse a ese momento?, ¿Cuál es la labor del psicólogo deportivo para facilitar y reorientar al deportista para enfrentarse a su nueva situación?

De repente, un deportista deja de ser jugador de fútbol o miembro del equipo nacional de lucha y se enfrenta a una pérdida de identidad. Pierden el propósito que solían tener y, con ello, su estructura. Por ejemplo, en un equipo o en un CAR (Centro de Alto Rendimiento), tienen una rutina estructurada: cuándo levantarse, cuándo desayunar, cuándo entrenar en el gimnasio o en la pista. Esa estructura desaparece de repente, y el vértigo es inmenso.


Además, muchos deportistas no se han planteado la siguiente fase de su vida. La falta de una nueva estructura profesional, de la que puedan nutrirse, es un problema significativo. Aunque algunos pueden seguir dedicándose al deporte en otra faceta, necesitan encontrar una dirección que les proporcione la satisfacción y la motivación que tenían en su etapa competitiva.


Aquí es donde el papel del psicólogo se vuelve crucial. En algunos deportes, especialmente en aquellos con mayor dotación económica, existen equipos de orientación psicopedagógica que preparan estas fases de transición. Sin embargo, en deportes con menos recursos o donde los psicólogos aún no están integrados, los deportistas enfrentan un abismo complicado tanto psicológica, profesional, personal y económicamente.


Muchos de estos atletas han estado en la cumbre y en el foco mediático, pero al retirarse, se convierten en personas anónimas, que pueden no haber desarrollado estudios ni habilidades para una carrera alternativa. Por ello, el periodo de transición de la vida activa del deportista a su vida siguiente es crítico. Los psicólogos deben preparar, prevenir, dotar y planificar este futuro con la misma dedicación con la que se programan las temporadas deportivas, asegurándose que puedan encontrar un nuevo propósito que les permita seguir adelante con confianza y éxito en su nueva fase de vida.


¿Cómo cree que la integración de la psicología en el ámbito deportivo ha impactado en la percepción general de la normalización del cuidado de la salud mental a otras áreas de la vida?

Quiero dar las gracias en mayúsculas a todas esas personas con influencia pública, porque su ejemplo tiene un impacto significativo en la sociedad. Deportistas como Ricky Rubio, Ana Peleteiro, Alba Redondo y muchos otros son modelos de conducta para niños y jóvenes. Al exponer y desestigmatizar el uso de la ayuda psicológica, muestran que trabajar con un psicólogo es algo normal y beneficioso estar mejor y rendir más.


Es maravilloso ver cómo figuras como Simone Biles, la estrella olímpica estadounidense dio un paso al frente y se retiró de la final por equipos de la gimnasia femenina en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, priorizando su salud mental. Cuando esto sucedió, mucha gente hizo un "¡guau!" al ver que estaba poniendo su salud mental en primer lugar. Este tipo de acciones está ayudando a normalizar la necesidad de ayuda psicológica y a quitar el estigma que a veces conlleva.


El entrenamiento psicológico no solo sirve para resolver problemas, sino también para prevenir y mejorar en muchos ámbitos, no solo en el deportivo. Gracias a estos testimonios, ojalá más personas vean como algo normal y positivo recurrir a un psicólogo. Los psicólogos no solo trabajamos con patologías y únicamente curamos; también optimizamos, regulamos, ayudamos, enseñamos y dotamos de estrategias.


Aunque la actividad física se considera uno de los mejores medicamentos, ¿cuáles son los principales estresores que contribuyen a la frecuente aparición de cuadros de depresión y ansiedad en el deporte de élite?

Creo que el deporte de élite es un caldo de cultivo para desarrollar patologías mentales debido a la alta presión constante sobre los resultados que tienen consecuencias directas, como la pérdida de becas, no estar clasificado, no ser convocado para el siguiente partido, o la pérdida de patrocinios.


Otro factor estresante es el miedo a fracasar. En el deporte de élite, los atletas se exponen al fracaso con mucha más frecuencia que la mayoría de las personas. Cada partido, cada entrenamiento, cada competición representa una oportunidad para fallar, lo que puede ser devastador para la confianza y la salud mental.


Las lesiones también son otro estresor importante. Los atletas de élite llevan sus cuerpos al límite y, a menudo, no tienen tiempo suficiente para recuperarse entre competiciones. El miedo a lesionarse, o a no poder rendir al máximo debido a una lesión, es una preocupación constante. Incluso cuando tienen dolor, muchos atletas sienten la presión de seguir compitiendo.


Además, la dificultad para equilibrar la vida personal y profesional añade otro nivel de estrés. Por ejemplo, las atletas que desean ser madres enfrentan desafíos únicos. Aunque es posible planificar y seguir compitiendo después de tener un bebé, el proceso de embarazo, parto y cuidado del niño puede ser extremadamente estresante y afectar su rendimiento deportivo.


Estos factores pueden contribuir al desarrollo de patologías mentales en los deportistas de élite por lo que es crucial que tengan acceso a apoyo psicológico para manejar estos desafíos y mantener su salud mental.


¿Percibe un aumento en la demanda de servicios de psicología deportiva cuando están próximos los eventos deportivos de gran magnitud, como por ejemplo los Juegos Olímpicos, o en el momento anímico más crítico durante la rehabilitación de una lesión de larga duración?

Ambos casos son motivos súper recurrentes de demanda. Por ejemplo, ahora que estamos a dos meses vista de los Juegos Olímpicos de París, a medida que se acortan los plazos, evidentemente las federaciones y los programas de trabajo, que empiezan en el ciclo olímpico de cuatro años, intensifican su preparación.


Una olimpiada no se prepara en tres meses, pero sí es verdad que todavía hay atletas que no se han clasificado. En este contexto, hay un repunte, un pico de demanda psicológica. Sin ir más lejos, la semana pasada, hubo un evento de clasificación en Shanghái, para el breaking. Había gente jugándose la plaza para París. No solo los atletas, sino también los técnicos sienten la presión de no saber cómo ayudar y gestionar a sus atletas en momentos críticos. Así que sí, hay una mayor demanda de apoyo psicológico en estos periodos.


Las lesiones, por otro lado, nos enseñan facetas del deporte a las cuales no estamos acostumbrados y pueden ser muy duras. Un ejemplo notable es Carolina Marín y cómo afrontó su lesión de rodilla. Su mentalidad positiva, sus autodiálogos y esa preparación mental influyeron significativamente en su recuperación física. Hay estudios y evidencia en la literatura científica que demuestran la correspondencia entre el estado mental y la recuperación fisiológica. Por eso, animo a las personas que están lesionadas a que prueben no solo las pautas médicas y físicas, sino también las mentales.


¿Durante su desempeño como psicóloga deportiva, se ha encontrado con muchos casos de deportistas supersticiosos, que necesiten el uso de amuletos o de determinada ropa como talismán?, ¿cómo se lleva la psicología con la confianza excesiva en la suerte?

Sí, es muy común en el deporte de élite encontrarse con rituales y talismanes antes de finales importantes. Muchos de estos comportamientos son inofensivos, como tocarse la frente tres veces o lavarse las manos dos veces, y no suelo intervenir en ellos porque considero que proporcionan a los atletas un sentido de control y confianza para la competición.


Sin embargo, cuando estos rituales interfieren con el rendimiento o crean una expectativa de éxito externa, es necesario intervenir. Por ejemplo, si un atleta cree que sin su camiseta de la suerte no tendrá éxito, imagínate que le pierden la maleta y su camiseta de la suerte no llega a la competición, esto puede convertirse en un locus de control externo. En estos casos, aplicamos terapia cognitivo-conductual para ajustar esas creencias irracionales y proporcionar argumentos racionales que ayuden al atleta a enfocarse en conductas que sí los acerquen a su meta y que puedan controlar.


Valencia ha sido elegida como una de las cinco capitales españolas para la gira de Salud Mental y Deporte “RENFE Y FUNDACIÓN BLANCA”, en el que ha tenido el honor de participar, ¿Cuál es el papel que pueden desempeñar eventos como este en la concienciación en la sociedad sobre el tratamiento de la salud mental, especialmente al involucrar a deportistas de renombre?

Es maravilloso ver eventos enfocados en la importancia de la salud mental y la necesidad de atención psicológica. Estas plataformas son cruciales para divulgar educación y conciencia sobre el tema. El caso de Blanca es un ejemplo claro de por qué es necesario cuidar tanto la mente como el cuerpo, ya que la salud mental influye directamente en nuestra salud física.


Estos eventos ayudan a reducir el estigma asociado con la visita al psicólogo y a hablar abiertamente sobre temas como la presión y la depresión. Cuando figuras influyentes hablan abiertamente sobre su propia experiencia con la salud mental y la importancia de cuidarla, ayuda a normalizar la conversación y a priorizarla en nuestras vidas.


Es excelente combinar la experiencia de los propios deportistas y técnicos con la información proporcionada por profesionales como entrenadores y psicólogos. Esto ayuda a mostrar todo lo que se puede hacer para cuidar la salud mental y a normalizar la búsqueda de ayuda profesional en este ámbito.


Tamara Arroyo


En primera persona


¿Cuáles fueron las circunstancias o personas que despertaron su interés por el baile deportivo y a qué edad ocurrió este descubrimiento?

Desde muy pequeña ya hacía deporte, y mi madre siempre me ha apoyado en mis inquietudes, y gracias a ello, me he podido desarrollar. Empecé con gimnasia rítmica y ballet, aunque en ballet no encontré mi estado de flow, veía por la ventana cómo hacían baile español y que ahí había mucho más ritmo.


En español me sentía mucho mejor, después hice flamenco durante muchos años. Y precisamente por mi hambre de perfeccionarme, fui a hacer un curso intensivo fuera de mi ciudad. Era la primera vez que cogía el tren yo sola, siendo menor de edad, tendría como 16 o 17 años, y allí descubrí el baile deportivo.


Eso fue en agosto, y en septiembre, me apunté a baile deportivo. Fue todo un descubrimiento porque además unía una exigencia física que a mí me gustaba con la parte expresiva, emocional y artística.


En la canción El nudo, Vanesa Martín, expresa una preferencia por la improvisación y cierto rechazo a la rutina, ¿cómo equilibra Tamara la planificación y la improvisación en su vida diaria?

Tengo que decir que yo tiendo muy poco a la improvisación, sobre todo en mi vida profesional, lo cual no está reñido con la flexibilización y la atención a la necesidad. Por ejemplo, en mi mesa de trabajo siempre hay una agenda y dedico la primera hora de la mañana a hacer un checklist de tareas que necesito atender, de lo importante y de lo urgente. Me gusta el orden y creo que ese orden en mi vida personal me da orden en mi vida profesional.


Como digo, soy más de planificar que de improvisar, pero siempre estoy atenta a lo que tengo delante, igual que conmigo misma. Es decir, me puedo exigir en el trabajo, con la familia y en el deporte, y si algún día me escucho y digo "hoy en el deporte no llego porque me encuentro mal", no acudo al entrenamiento y no tengo culpabilidad por ello.


¿Cuáles son las actividades de autocuidado que prefiere realizar para desconectar del trabajo o las preocupaciones diarias y reconectar contigo misma y con su entorno?

Lo tengo claro, soy una persona súper familiar y cuando tengo tiempo y quiero regularme o cuidarme, me voy a ver a mis padres, llamo a mi hermana, paso tiempo con mi hija, haciendo algo nuevo con ella. En definitiva, atiendo a la familia porque para mí es mi forma natural y la que me sale innata.

Otra de mis actividades de autorregulación es la lectura, aunque sí que es verdad que me cuesta bastante no leer manuales técnicos. Suelo leer mucho de lo mío porque me apasiona. Es como si tuviera siempre hambre de conocer cosas nuevas y no me pesa leer un manual técnico.


Y me gusta andar, no correr. Cuando ya llevo un tiempo andando y consigo un ritmo, entro en un estado de orden mental en el que empiezan a aparecer cosas y a ponerse en su sitio. Para mí, andar es una forma de meditación.


Algunos profesionales de la salud pueden ser más propensos a ignorar síntomas o retrasar la búsqueda de atención médica, mientras otros pueden ser más proactivos en el cuidado de su salud. ¿Cómo definiría su actitud hacia la atención médica personal?

Yo soy de los segundos, creo que, porque lo he visto también en casa desde pequeña, en el ejemplo está el aprendizaje súper poderoso. Si yo estoy predicando que hay que atenderse, hay que mirarse, hay que cuidarse, hay que regularse, y yo no lo hago, para mí eso es una incongruencia. De hecho, antes de estudiar psicología hice un proceso muy bueno, terapéuticamente hablando, y dije: "Esto lo quiero en mi vida y creo que es básico".


Entonces, yo sí acudo a terapia y siempre iré, porque creo que es una forma de ser responsable conmigo misma y además de dar ejemplo.


Considerando el significado de su nombre y su relación con las palmeras, ¿se siente de alguna manera conectada con el paisaje tradicional de Levante?

Es curioso, porque además vivo en Elche, que es Patrimonio de la Humanidad precisamente por el número de palmeras que tenemos en la ciudad. Me encanta Elche, me encanta Levante y me encanta España. Me gusta cómo huelen los huertos de palmeras, el ambiente y porque tenemos donde elegir entre montaña y playa. Me gustan las tradiciones que tenemos, la sociabilidad de la gente, y lo digo con conocimiento de causa, porque también he vivido, por ejemplo, en Suiza. Con todo el respeto, es un país maravilloso, ordenado, limpio y seguro, pero creo que en España tenemos tantos ingredientes para sentirnos bien. Y sí, me siento conectada con Levante.


Fíjate si me siento conectada: Mi marido vino a trabajar aquí a los 18 años. Él es de Siberia, y he ido allí una sola vez. La nieve en la calle era más alta que mi cabeza.


Lo hablamos en casa habitualmente porque, por nuestros trabajos, viajamos por todo el mundo. Por ejemplo, ahora está en Serbia y la semana pasada estuvo en China y solemos decir: "¡Wow, qué calidad de vida tenemos donde vivimos! Ese pescado fresco, esa cultura del compartir, de salir... Nos encanta.

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