Los efectos del tabaco, tanto en cigarrillos convencionales como en los electrónicos, son un tema crucial para la salud pública. El tabaquismo está vinculado al 80-90% de los casos de cáncer de pulmón, ya que fumar aumenta el riesgo de padecer cáncer de pulmón de 5 a 10 veces, pero además de este, el tabaco también se asocia con cáncer de boca, faringe, laringe, esófago, estomago, páncreas, cérvix, riñón y vejiga e incluso de mama.
Un estudio reciente examinó los efectos epigenéticos del tabaco en más de 3500 muestras y se encontraron cambios en la metilación del ADN en las células expuestas directamente al tabaco (como las de la boca) y en otras células, todos estos cambios suelen estar relacionados con un mayor riesgo tumoral.
Los usuarios de cigarrillos electrónicos con historial limitado de tabaquismo experimentan cambios de ADN similares, estos cambios pueden estar asociados con un aumento de riesgo tumoral, aunque no se afirmado con tanta precisión, las últimas investigaciones han demostrado que este tipo de cigarrillos electrónicos pueden tener los mismos impactos a largo plazo.
También está el tabaquismo pasivo, que es la exposición involuntaria al humo del tabaco de los cigarrillos encendidos o exhalados por los fumadores cercanos, como por ejemplo en una terraza, aunque no se está fumando directamente, el humo de alguien cercano también puede tener graves consecuencias para la salud.
Entre los efectos del tabaquismo pasivo, están las enfermedades cardiovasculares, ya que existe un 20-30% más de riesgo de padecer enfermedades coronarias, como ataques cardíacos o enfermedad arterial coronaria, también el riesgo de hipertensión arterial.
El humo exhalado por el fumador pasivo, contiene más de 7000 sustancias químicas y alrededor de 70 de ellas pueden causar cáncer, cualquier adulto fumador pasivo está expuesto a desarrollar cáncer de pulmón y todos los antes citados de igual forma, incluyendo también el de mama.
Los síntomas más frecuentes asociados al humo del tabaco incluyen irritación nasal, ocular y de las vías respiratorias. Estos fumadores pasivos pueden padecer enfermedades respiratorias como, la bronquitis crónica o Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), debido a la exposición del humo del tabaco, pero los efectos más inmediatos son la irritación de ojos, nariz, garganta y los pulmones.
Ser fumador pasivo también experimenta casi los mismos riesgos, solo que en un porcentaje más leve.
Estos motivos llevan, a que muchas personas busquen siempre espacios públicos libres de humo, donde puedan tomar una consumición y que tengan políticas de no fumadores, lo mismo ocurre en las casas y hasta en la propia ropa, donde queda impregnado el olor a tabaco, es entendible que un fumador de muchos años, le resulte difícil poder dejarlo, pero para que uno se lo proponga, lo más importante es la fuerza de voluntad y ser una persona muy recta y tenaz, no dejarse vencer en ningún momento y seguro que se consigue, de ello doy fe.
La prevención y la concienciación son fundamentales para reducir el consumo de tabaco y proteger la salud de todos en general.
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