El pasado 29 de junio tuvo lugar un hito en Villanueva del Pardillo de la mano de la Asociación Memorare, entidad impulsada (junto con los diversos proyectos de índole cultural que a través de la misma son llevados a cabo) por los hermanos Montero Martín (Juan y Lucía) y Vita Polo Feyjóo, la primera edición del recital colectivo “La Noche de la Poesía” que, si bien quería celebrar la llegada del tiempo estival exhibiendo sus galas al aire libre (en el recinto descubierto de la Biblioteca Luis Parra), ante la inminencia de los chubascos que amenazaban con entrometerse por entre tan seductor propósito, hubo de articularse un plan alternativo, como fue interiorizar el ingente contenido habilitado para la ocasión, no en vano eran muchas las intervenciones que tenían prediseñadas los antedichos Monteros-Polo.
A rebufo de la Asociación Memorare colaboraron el Ayuntamiento de la localidad así como otros organismos: el IES Sapere Aude y las escuelas de Teatro y Música pardillanos.
Principaron los presentadores, Montserrat Iglesias Gómez y el propio Juan Montero Martín esgrimiendo una serie de consideraciones acerca de lo que pudiera ser la poesía, un tan fragante como inasible concepto al cual bogaron por contribuir a aportar algunos elucidadores planteamientos.
El acto contó con el sugestivo concurso del músico Nacho García Parras, quien acompañaría a lo largo de toda la velada a los distintos intervinientes dotando de eufónico trasfondo a muchas de las intervenciones. Primeramente acompañó a dos jóvenes alumnas de la Escuela de Música del Pardillo, que interpretaron al violín una célebre canción del Elvis Presley. Asimismo, y de manera ubicua, los miembros del Grupo de Teatro de la misma localidad fueron interpretando (tan intercalada como sorpresivamente) diversas piezas líricas para deleite del personal. Otra de las sorpresas de la noche fue la cantante Beatriz Castaño, que interpretó de manera afinada por demás canciones de Serrat, Whitney Houston y Mocedades respectivamente. Y así, se fueron sucediendo las recitaciones de los vates intervinientes en el memorable cónclave.
Montero Martín e Iglesias Gómez fueron, paulatinamente, apuntando retazos de las respectivas poéticas de todos y cada uno de los poetas.
De Mencía Buhigas Jiménez destacaron su prurito de indagación en lo más arcano de la existencia y su ansia de fraternal hermanamiento colectivo (…Recuerdos de un atardecer teñido/ cierro los ojos respirando el momento/ con sosiego, el sol de luna que resiste…).
De Gonzalo Corrales Arenal se resaltó su multidisciplinar apasionamiento el cual lo hace “un hombre comprometido con la palabra” así como un inquieto y constante escrutador (…Al final, voy a elegir/ lo que tus ojos me digan:/ el que traspase los techos/ el que nos lleve más alto…).
De Mari Carmen Calvo Fernández (Maresku), apuntaron “su capacidad para recomponer la realidad exterior, conmover y jugar […] con símbolos e imágenes que parecen, incluso, comprendernos” (…Me alcanzó el delirio/ en la madrugada,/ paseando por un Coliseo eterno,/ construido/ tras la pasión desaforada/ que no quiso perecer/ en tus labios inciertos…).
De Vita Polo Feyjóo se destacó su delicado estilo que sobrepasa los cauces de lo literario y que yergue inefabilidades sobre el asfalto de la cotidianidad (Y cuando nos separamos, miro hacia atrás, encontrando tus ojos, fijos, cubriendo la calle).
De Germán Javier Sanz Téllez se recalcó el talante polifacético del interfecto así como la sincera emoción que tiende a espolvorear sobre sus creaciones (Corazones rotos,/ puñales de seda,/ besos de cianuro,/ escondidos tras tu cara).
De Txomin Requeta Jerez fue subrayada su poética transversalidad, no en vano es este un poeta al que adorna un hondo componente existencial el cual pone de manifiesto con una tan sutil como intrincada disposición de las lingüísticas estructuras las cuales integran sugestivas y, por momentos, visionarias imágenes (…hay que coger cuantas manzanas quepan en la tarde…).
De mí entreverían los coordinadores de la gala una búsqueda de mayores cotas de universal justicia por las vías más lúdicas y desenfadadas de lo literario (Quisiera resultar muy ocurrente/ enlazando enunciados aparentes/ con mimbres de esta sociedad urente…).
De Lucía Montero Martín pusieron en valor su apasionada multidisciplinariedad así como la inasequible reivindicación de la vida sin ambages (El mar te envidia,/ te envidia porque haces/ que las olas bailen al compás de tu risa…). La propia Lucía Montero tuvo a bien leer, sorpresivamente, un par de piezas del que sin duda era principal posibilitador del incipiente y prometedor ciclo lírico-pardillano, haciendo ver al público congregado que la poesía de Juan Montero porta un indubitable deseo de adecentar la existencia en comunión con cuantos más, y cuando tal designio se circunscribe, como es el caso, a las bellas letras, a la susodicha intención la adorna un suave soplo de adumbrada beldad.
|