Los deportes como espectáculos vistos y/u oídos por mucha gente (todos los que
lo deseen) gracias a los medios de comunicación, hacen que, como expresa Miguel
Cancio, la vida se detenga en los países en los que se celebre un importante
encuentro. WLa vida se detiene en Italia, Francia, España, Inglaterra, Holanda... para
presenciar un partido o una final decisiva". 1
Según P. Yonnet (1986), "merced a la televisión, a los medios de comunicación,
se produce una «sportivisation» (deportivización) del mundo y una
espectacularización del deporte, lo que da lugar a una especie de canibalismo de los
campeones, de los líderes. La contrapartida del prestigio, la gloria, el poder, el status
y el dinero de los líderes y campeones es la dependencia que da lugar a la
obligación de estar permanentemente expuesto". 2
Georges Magnane (1966) afirma que "al entrar en el estadio, los «forofos»
abandonan su identidad y se transforman en máquinas de dar gritos a favor de un
sólo bando. No son propiamente deportistas, sino más bien antideportistas". 3
Este mismo autor continúa explicando que en los estadios también existe gente
que quiere crear una atmósfera de cordialidad y familiaridad. Apunta que el
entusiasmo del público se manifiesta de forma espontánea por el grito, según él,
aquel que no haya mezclado su voz con la voz enorme de las masas humanas,
densas, espesas y hormigeantes del estadio, no sabe las profundas significaciones
que el deporte puede crear en el individuo. Dice textualmente: "Cuando se eleva
este clamor que, poco a poco, culmina en un canto de alegría, inmenso como un
mar que rueda, se arremolina y hierve, es imposible no sentir que es allí, bajo el
cielo, mucho mejor que la más amplia sala de espectáculos del mundo, donde se
realiza de hecho la catarsis colectiva que los griegos esperaban conseguir con el
teatro. Un canto salvaje, sin duda, pero también un canto de saciedad y de libertad
triunfa sobre todas las dudas, todas las desconfianzas y todos los odios de la vida
cotidiana. Y, al mismo tiempo, libera las congojas más secretas, más nocturnas de
cada hombre". 4
Mientras el teatro actual y el cine tienden a aislar a cada espectador, el
espectáculo deportivo actúa al revés, intenta comunicar colectivos. En los deportes
la emoción crece en intensidad proporcional al número de espectadores
condicionados por una situación de conjunto, que se caracteriza por el deseo de vivir
algo en común.
En otro tipo de competiciones diferentes al fútbol, como la lucha, la atención y el
entusiasmo no disminuye aunque el público haya sido informado de antemano sobre
el resultado del encuentro. En estos casos el espectador acepta el espectáculo con
ilusión, como si fuera el circo o el teatro sin dejar de considerar que se trata de un
deporte y que está ante verdaderos atletas, hábiles en sus llaves y en sus
acrobacias. Por otro lado hay que señalar la creciente e importante presencia
efectiva de la televisión en el lugar de las manifestaciones deportivas. "En los
Estados Unidos, por ejemplo, se ha comprobado en el año 1953, que un 69% de los
«fans» del fútbol que poseían un aparato de televisión; desde hacía al menos un año
había dejado de asistir definitivamente a los encuentros. Aquellos que tenían el
aparato desde hacía dos o tres años, presentaban una proporción de un 73% y
llegaban al 84% para los espectadores que habían adquirido su aparato hacía cuatro
años o más". 5
La televisión juega un papel importante al hacer llegar el evento deportivo a
multitud de hogares. La multiplicidad de planos desde diferentes ángulos y
distancias así como la posibilidad de ver repeticiones de jugadas gracias al vídeo,
proporcionan al espectador la posibilidad de seguir y vivir el espectáculo casi como
si estuviese en el lugar de los hechos.
Según Magnane, las reacciones producidas en los lugares de celebración de los
espectáculos también pueden observarse en los hogares con los diferentes
deportes. "Es suficiente observar a un sólo telespectador que sigue un combate de
boxeo para comprobar que no se mantiene su actitud pasiva, ni desligada. Sus
contracciones musculares, sus bruscos cambios de ritmo respiratorio, los
movimientos de su boca y, sobre todo, la expresión tensa, a veces incluso
alucinada, de su rostro, prueban que participa en el espectáculo, no desde el
exterior, sino desde dentro, con los actores". 6
En cuanto al nacimiento e incorporación de acontecimientos deportivos en las
televisiones autonómicas se puede ver como la emisión de encuentros en los que
participen equipos de la comunidad correspondiente, no está fuera de su ámbito de
actuación. Estas razones fueron:
1-Conseguir una televisión pública que sea el medio para hacer llegar al pueblo el
mensaje de su tierra, de su historia, de sus hombres y de su lengua, sin caer en el
folklorismo.
En cuanto a la retransmisión de fútbol de Liga de Primera División, se puede decir
que esta meta se cumple.
Con tres equipos gallegos en Primera División, como sucedió en Galicia en los
últimos años, la audiencia de este tipo de acontecimientos recibía una información
muy apreciada sobre la historia de los equipos, su evolución, su presente y sus
perspectivas de futuro. Se utilizaba una lengua propia como es la gallega y se
enviaba un mensaje que pretendía unir a los pueblos de España, al tiempo que
proclamaba la limpia competencia, sin por eso dejar a un lado el orgullo de ser
Galicia la única comunidad española que desde la temporada 1994/95 disponía de
tres equipos en la llamada División de Honor.
2-Lograr una información más equilibrada.
Dentro de la programación de una televisión se logra un mayor equilibrio de
contenidos si se ofrece además información deportiva.
Desde hace más de un siglo la mayoría de los medios de comunicación, revistas,
prensa, radio y por último, la televisión, hablaron de los diferentes deportes, o de los
deportes de moda en las distintas épocas. En Galicia se hace lo mismo, y el tema
más comentado hoy por hoy es el fútbol de Liga y Copa desde 1990/91 a 1997/98,
por dos motivos principales:
-Las televisiones autonómicas pudieron comprar los derechos de emisión de
estos eventos para esas temporadas.
-Es el deporte más demandado y uno de los que más practica todo tipo de gente
en la actualidad.
Se cae en ocasiones en el peligro de darle más importancia a esta clase de
eventos que a otros que quizás también lo merecieran tanto o más, pero que son
menos rentables, menos apetecibles para la audiencia y sobre todo, que son
ocasionales e imprevisibles.
3-Rescatar la ilusión de la sociedad y recuperar su identidad.
Los partidos de fútbol, a pesar de llevar un mensaje de unión entre los pueblos,
crean una serie de divisiones. Cada aficionado se decide por un equipo y desea que
sea ése y no otro el que gane un título importante o una competición. Esto le hace
creer que la ciudad a la que pertenece su equipo llega a ser más conocida y su
gente más admirada.
Cuando no se vence, el aficionado debe darse cuenta de que se trata de un juego
y que tras él hay, a veces, un deseo interno de mantener la paz salvando los
desacuerdos entre las diferentes ciudades o naciones que compiten.
El que un equipo que defienda una comunidad resulte vencido no quiere decir
que esa comunidad pierda su identidad, ya que ésta se encuentra reflejada en el
mantenimiento de las tradiciones, el paisaje, la música, y muchos otros aspectos de
la historia que nada tienen que ver con el número de victorias o derrotas de sus
equipos de fútbol.
4-Contribuir a la disminución del paro, creando puestos de trabajo.
En Televisión de Galicia, gracias al contrato LNFP-FORTA, se logró contratar a
más gente, personas que de otra forma, estarían en paro o trabajarían menos horas
de las estipuladas en convenio.
Este es un aspecto positivo que dinamiza el mercado de trabajo y beneficia a
muchos. Suele escucharse por los pasillos de la TVG decir a sus trabajadores
«vivimos del fútbol. Cuando no se emita fútbol en TVG, ¿qué será de muchos de
nosotros?».
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1 CANCIO, Miguel: Sociología de la violencia en el fútbol. Edita FUDEC. Primera edición.
Santiago de Compostela. Junio de 1990. 41 págs. Pág. 31.
2 YONNET, P.: Jeux, modes et mases. 1945-1985. Ed. Gallimard. 1986.
3 MAGNANE, Georges: Sociología del deporte. Editorial Península. Primera edición. Barcelona
1966. 171 págs. Pág. 85.
4 MAGNANE, Georges: Sociología del deporte. O.C. Pág. 86.
5 MAGNANE, Georges: Sociología del deporte. O.C. Pág. 91.
6 MAGNANE, Georges: Sociología del deporte. O.C. Pág. 92.
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