Personas burkineses desplazadas llegan a la frontera de su país con los vecinos Níger y Malí, huyendo de la violencia. La intensificación de los combates entre ejércitos nacionales y milicias yihadistas agudiza el drama de los millones de desplazados y refugiados en la región africana del Sahel. Imagen: Marwa Awad / PMA
GINEBRA – Nuevos ataques contra la población civil en el este de Burkina Faso han forzado a miles de sus habitantes a huir al vecino Níger este mes de julio, en medio de una situación de emergencia cada vez más peligrosa, según ha comunicado esta semana la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).
Las ofensivas de las últimas semanas a lo largo de la frontera de Burkina Faso con Níger ya habían provocado una “oleada” de personas desplazadas en dirección a la ciudad de Téra, en la región de Tillabéri, occidente de Níger, según Acnur.
En la región combaten los respectivos ejércitos nacionales, que no logran controlar todos los territorios, contra insurgencias que se reivindican como islamistas o yihadistas y se identifican con movimientos como Al Qaeda y Estado Islámico.
El Ministerio de Defensa de Níger indicó que en enfrentamientos el lunes 22 perecieron 15 soldados de su ejército, tres están desaparecidos, 16 resultaron heridos y 21 individuos señalados como terroristas fueron abatidos en Tillabéri.
Acnur expresó su temor de que “en medio de una preocupante situación de seguridad en Tillabéri, caracterizada por los ataques de grupos armados no estatales, los solicitantes de asilo pueden enfrentarse a sospechas de estar afiliados a estos grupos”.
De ese modo, muchos refugiados corren el riesgo de ser devueltos a los lugares de los que huyeron para escapar de la violencia, indicó la agencia desde su sede en esta ciudad suiza.
Los acontecimientos se producen tras años de inseguridad en Burkina Faso, donde más de un tercio del país opera fuera del control del ejército, que tomó el poder en 2022, se propone gobernar durante un período de transición de cinco años y tiene como líder al capitán Ibrahim Traoré.
La estabilidad de la región del Sahel (la franja semiárida que separa el Sahara de la zona de bosques en el centro del continente) se ha visto amenazada durante años por la proliferación de grupos armados.
Luego de empezar en el norte de Malí, los insurgentes vinculados al yihadismo avanzaron hacia el sur, llevando la anarquía al norte de Burkina Faso y al oeste de Níger, y amenazando la estabilidad de otros países vecinos.
Los gobernantes de facto de Malí, Níger y Burkina Faso acordaron el 7 de julio establecer una alianza, denominada Confederación de Estados del Sahel, cuya primera tarea sobre el terreno sería unir fuerzas para luchar contra el terrorismo.
La alianza se concretó después de que el 11 de junio el principal movimiento yihadista en la región, el Grupo de Apoyo al Islam y los Musulmanes, vinculado a Al Qaeda, atacó el pueblo y la base militar de Mansila, cerca de la frontera con Níger, dando muerte a decenas de militares y civiles burkineses.
Acnur indicó que “en la última semana de mayo y la primera de junio de 2024, grupos armados no estatales lanzaron ataques contra civiles en las comunas de Mansila, Kantcari y Sempelga”, en el este de Burkina Faso, un país de 274 200 kilómetros cuadrados y 23 millones de habitantes.
La intensificación de la violencia en las zonas fronterizas incrementa el drama de los desplazados y refugiados entre distintas zonas y países del Sahel, quienes huyen del conflicto y también de las condiciones de vida cada vez más adversas asociadas a cambios en el clima.
Tillabéri alberga actualmente 223 400 desplazados internos nigerinos, así como a unos 36 500 solicitantes de asilo burkineses, según Acnur. Aparte de las últimas llegadas de Burkina Faso, 1186 ciudadanos nigerinos han sido desplazados dentro de Tillabéri, detalló la agencia.
“Este aumento de la violencia obligó a unos 3068 solicitantes de asilo burkineses a huir a Téra, hasta el 30 de junio, poniendo a dura prueba los recursos locales y la capacidad de recuperación de las comunidades de acogida”, agregó Acnur.
La agencia de la ONU insistió en la “altamente volátil” situación de seguridad a lo largo de la frontera entre Níger y Burkina Faso.
Los continuos ataques y enfrentamientos entre actores estatales y no estatales “no sólo están desplazando a más personas, sino que también están complicando el acceso humanitario y los esfuerzos de protección”, indicó Acnur.
Según sus datos, hasta abril de 2024 más de 3,3 millones de personas se han visto desplazadas por la fuerza en los países del Sahel central (Burkina Faso, Malí y Níger, países sin litoral) debido a los conflictos en curso.
Mientras que 2,8 millones de personas han sido desplazadas internamente en Burkina Faso, Malí y Níger en los últimos cuatro años, el número de refugiados de estos tres países se ha disparado, a 550 000 en el mismo período.
A-E/HM - Fuente: IPS
|