«El arte es la expresión de sí mismo luchando por ser absoluto». —Fernando Pessoa
Una vez preparado el escenario en el Teatro La Fragua, nos tocó esperar a los participantes mientras la hora llegaba. Es quizá, cosa de los misterios que habitan en la poesía, pero mientras estábamos junto a Luis García (Director del Teatro) y Harvid Mejía (Coordinador de la Temporada de Expresión Artística) en la biblioteca del teatro: hablando de libros, de las posibilidades actuales en el arte y las tremendas dificultades que tiene el artista para llevar su trabajo a los espacios tanto locales, como internacionales, el tiempo se nos pasó tan rápido, que no nos dimos cuenta que ya era la hora y en las afueras se oían los pasos de los participantes y notábamos su mirada puesta en lo bello que es estar en las tablas de una cuna, que ha visto y forjado a grandes artistas a lo largo de los años.
Después los muchachos fueron entrando, la mayoría de ellos en grupo y otros venían en compañía de sus anhelos y quizá, los presagios que como a todo amante de la escritura y la poesía siempre lo están habitando. El «Taller de introducción a la poesía» dio inicio con unas breves palabras que dio el poeta y fotógrafo Harvid Mejía a todos los presentes y luego se alejó del escenario para que los muchachos se quedarán conmigo; esperando que ellos encontraran en esa tarde, una forma de perforar sus miedos, conectar con su «yo poético» y conocer un poco más acerca de la poesía.
En la mesa que estaba en el escenario había una cantidad de libros, que había traído de mi colección para que los asistentes al taller; se empaparan con las poéticas de autores, que a mí parecer, eran los adecuados para ese momento tan especial. Recuerdo que antes de iniciar nos saludamos brevemente, para posteriormente arrancar con preguntas fundamentales en la poesía y algunas opiniones que, estoy seguro, nos fueron abriendo el camino para llevar el taller hacia el objetivo.
Luego de lo anterior, decidí lanzar la pregunta a los muchachos: ¿Les gustaría que leyéramos poesía? Por un momento el silencio se apoderó del escenario pero desde atrás, la profe y pintora Paola Martínez y el poeta Juan Francisco hicieron trizas ese silencio y con el rostro y las palabras en afirmación animaron a los demás asistentes a también leer poesía.
Al ser un momento tan especial tanto para mí, como por la celebración del Teatro La Fragua, decidí que en el taller había que leer a poetas de nuestra Centroamérica como: Héctor Flores (Honduras), Perla Rivera (Honduras), Otoniel Natarén (Honduras), Heidy Fajardo (Honduras), Tony Peña (El Salvador), Anacleto Soriano (Honduras), Alexandra Prudencio (Honduras), Gustavo Campos (Honduras, QEPD), Martín Calix (Honduras), Iván Figueroa (Nicaragua), Alejandra Valverde Alfaro (Costa Rica), Harvid Mejía (Honduras) y proyectos antológicos como el del «Encuentro de la Espera Infinita» que ya se ha encaminado a su IV edición en el presente año. Todos los poetas anteriormente mencionados ya deberían ser leídos y explicados en talleres de poesía y literatura por la calidad de su obra y lo trascendental de sus poéticas en este oficio de escribir. Los muchachos ya animados escogieron un poema y desde sus espacios lo leyeron y algunos con gran valor pasaron al frente para que su voz hiciera eco en todo aquel precioso lugar.
El tiempo, nuevamente nos pasó como un flechazo, mientras afuera la amenaza de lluvia; o los poemas de la madre naturaleza se hacían sentir, pero eso, no era razón para dejar el taller, los muchachos siguieron firmes y mientras los relámpagos y los truenos caían, les propuse que se animaran a escribir un poema y ellos viéndose, no dudaron en dejarse llevar por el momento y permitir que en su piel y en sus manos entrara la imaginación.
La lluvia incesante nos acompañó por casi media hora, y entre risas, caras de duda y algunas preguntas los jóvenes crearon sus primeros versos. Creo que, de todos los presentes, yo era uno de los más felices ya que era para mí, demasiado genial verles escribir y proponer su voz y su palabra con la rigurosidad y la precisión que caracteriza a este oficio de escribir. Antes de que los muchachos pasaran a leer sus versos, yo hice un chiste sobre el café de esos que, no me salen bien, ya que ser gracioso no suele ir conmigo. Después, la lluvia paró y los invité a leer sus poemas en un escenario hermoso, que los hermanos del Teatro La Fragua habían montado, con luces y micrófono abierto, es decir, con el respeto que todo gran artista se merece para difundir su arte.
Por último el agradecimiento de manera especial a Heidi Reyes de la organización OYE por la oportunidad de compartir junto a los muchachos del programa «OYE COMUNICA» al poeta Juan Francisco, a la profe y pintora Paola Martínez, a Luis García y Harvid Mejía por esta oportunidad que espero se pueda repetir en algún otro momento en el maravilloso Teatro La Fragua.
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