Los meses de verano son momentos que asociamos al relax, a la paz y sobre todo a la diversión, pero el problema o las discrepancias surgen cuando esto no es así para todo el mundo. Existirán personas que la simple llegada del verano les cause ansiedad por el hecho de haber tenido que buscar detenidamente alojamientos y lugares acorde a sus límites económicos. Otros, que sólo podrán disfrutar de aquello que ya tenían como eran sus pueblos porque no tienen otras opciones. Y no se tratará tanto de que les gusta esa forma de escape, sino de que no todo el mundo puede elegir irse de vacaciones durante semanas a precios desorbitados.
Y son esos grupos los que se van fuera los que sienten la necesidad de plasmar a través de fotos las vacaciones que están disfrutando donde aparecen claramente, los restaurantes, pubs y hoteles a los que van de cara a los demás por medio de las redes porque si no, no tendría sentido su escapada si otros no pudieran verlo. Se trata de una muestra de sus estancias vacacionales para que sus amigos o conocidos puedan saber que cuentan con un poder adquisitivo más alto del que podían pensar ya que pueden permitirse esas majestuosas escapadas.
Y los que no se lo pueden permitir, ven como en verano existen miles de instantáneas que sólo hablan del verano, de cuerpos en bikinis, de lugares de ensueño y claro está, de los precios que están dispuestos a ir pagando. Y eso sin querer, genera una especie de desesperanza en los que ven aquello. No tanto por la envidia en sí de la situación sino por la comparación de las diferentes situaciones que a cada uno le está tocando vivir.
Para algunos, los meses de verano no son más que una extensión que el resto de meses ya venían haciendo. Y cuando se relacionan con otros, no todos entienden que alguien se quede en su ciudad o acuda a los pueblos porque no tiene otra opción. La gente ya no se pone en el lugar de los demás, sino que te mira con cara de "¿cómo es posible que llegue el verano y no te vayas a la playa o al extranjero unos días?".
Las personas ya no hacen esfuerzos por comprender que las otras opciones también son válidas y que no existe la obligación de salir de vacaciones si no se quiere o, que simplemente, no se puede. Las vacaciones no hay que asociarlas a viajes impresionantes o a una ruta de playas con estancia de una semana en cada una de ellas. Las vacaciones son mucho más que eso, es tener tiempo para uno mismo, es dejar de estar pensando en subir una foto para aparentar, es disfrutar del momento, es ser humilde por unos instantes para dedicarte realmente a lo que te gusta, es dejar de gastar dinero de forma compulsiva y mostrar algo que no es real, es desconectar del mundo exterior para dedicártelo a ti mismo.
Y es que quizá, esa sensación de vacío es más frecuente que aparezca entre aquellos que no aparentan tanto como otros, sino a los que les gusta la sencillez y se ven en cierta manera, excluidos del scroll constante de los medios tecnológicos. En vacaciones de lo que se trata es de sentirse a gusto con lo que se está haciendo y no compararse con los demás, porque en realidad, si profundizáramos no es tan cierto todo lo que se muestra.
El verano es largo y las sensaciones que podemos sentir son variadas, pero de nosotros depende pasar un buen verano desconectados de verdad de todo lo que nos rodea para volver con las pilas cargadas y más optimistas de los que nos fuimos. Tener tiempo para uno mismo es completamente necesario porque llega un momento en el que podemos colapsar sino lo hacemos, pero en el caso de que no podamos de nada vale estar viendo fotografías de otros, los cuales no paran de subirlas para que sus seguidores las vean, porque de ese modo, sin querer nos sentiremos más frustrados con la situación que estamos viviendo.
Cada persona y situación es diferente y, sobre todo, cada uno tiene sus propios valores e intenciones en estas épocas tan calurosas por lo que no existe algo que sea universal y obligado de hacer, sino que cada uno realizará y acudirá a los lugares en los cuales sienta paz, lo que ocurre que algunos tienen la necesidad de mostrarlo y otros, simplemente, no. Y es que hemos llegado a un punto que si no enseñamos donde estamos, no tiene valor, porque vivimos de cara a la galería dejando a un lado lo más importante, que es el disfrute del momento actual.
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