La inflación continúa afectando a los hogares y, con el comienzo de la temporada estival, el incremento de precios hace que muchos se pregunten cómo pueden disfrutar de unas vacaciones sin desestabilizar sus finanzas. Ejemplo de ello es el precio de los hoteles: este verano en España, se espera una subida en torno al 9%, según el informe ‘The Hotel Pricing Outlook’ elaborado por Simon-Kucher.
Por ello, Joaquín Hidalgo Jimeno, responsable de productos de ahorro e inversión en Nationale-Nederlanden, destaca que la planificación y la toma de decisiones desde la información y el conocimiento son esenciales para maximizar el disfrute y minimizar los gastos en las vacaciones. Contar con una mayor antelación en la reserva de billetes y alojamientos, así como la elaboración de un presupuesto para saber cuánto y en qué podemos gastar son factores que aumentarán la probabilidad de ahorro. Sin embargo, hay otros aspectos a tener en cuenta si queremos disfrutar sin poner en riesgo todos nuestros ahorros. Así, algunas de las recomendaciones para aquellos que buscan unas vacaciones asequibles y placenteras son:
1. Planificación anticipada: la clave para unas vacaciones económicas radica en la planificación anticipada. Reservar billetes de avión y alojamiento con suficiente antelación puede resultar en precios significativamente más bajos. Además, establecer un presupuesto detallado ayudará a controlar el gasto y evitar sorpresas financieras.
2. Elegir el destino: optar por destinos que no tengan tanta demanda puede ser una excelente manera de reducir costes. Los lugares fuera de temporada o menos populares suelen ofrecer tarifas más asequibles en comparación con los destinos de moda.
3. La moneda: para quienes viajan fuera de la zona euro, es crucial analizar el tipo de cambio de la moneda local. Viajar a países donde la moneda está depreciada frente al euro puede ofrecer ventajas económicas y viceversa.
Además, es recomendable revistar la sucursal bancaria en la que realizar el cambio para evitar comisiones elevadas. Generalmente, el lugar más adecuado para hacerlo es a través de la sucursal bancaria de cada uno. Sin embargo, y en función del destino, existen casas de cambio con comisiones muy competitivas, especialmente si lo comparamos con el cambio en el aeropuerto.
4. Métodos de pago: utilizar tarjetas de crédito o débito suele ser más conveniente que llevar efectivo, gracias a las menores comisiones de cambio y la comodidad. Las nuevas tecnologías de pago, como el móvil o Contactless, también pueden ser útiles, aunque es importante verificar su aceptación en el destino.
5. Organización del viaje: los viajes organizados o paquetes vacacionales pueden resultar menos flexibles y económicos en comparación con planificar el viaje por cuenta propia. Organizar el viaje personalmente permite libertad para escoger los planes, ajustar las fechas y horarios para aprovechar tarifas más económicas. En este sentido, es importante evitar las fechas en las que la mayoría de la gente viaja, como los primeros y últimos días de mes y las quincenas, a ser posible.
6. Flexibilidad: En este sentido y para aprovechar las mejores ofertas , es crucial mantener una actitud flexible tanto en los destinos como en las fechas de viaje. Permite aprovechar descuentos y promociones de última hora, encontrar tarifas aéreas más económicas y disfrutar de alojamientos a precios reducidos. Al no limitarse a un solo destino o a fechas específicas, se abre un abanico de posibilidades
7. Alojamiento: campings, albergues y plataformas de alquiler de apartamentos pueden ser opciones más económicas que los hoteles, aunque también es una opción interesante, especialmente si el precio encaja con las necesidades. Asimismo, la ubicación del alojamiento es fundamental: estar cerca de los lugares que visitar puede ahorrar en transporte, aunque el coste inicial sea mayor.
8. Transporte: utilizar el transporte público y preguntar por las ofertas (como los bonos de transporte) puede ser una forma eficiente de moverse.
9. Seguir las costumbres locales: explorar las opciones locales, los lugares que frecuentas las personas que viven en el destino (sobre todo a la hora de comer o tomar algo) y evitar los sitios turísticos también puede contribuir a reducir los gastos.
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