Una joven trabaja en una gasolinera en Antsirabe, Madagascar. Un informe de la OIT señala que hay una recuperación del empleo juvenil en el mundo, pero más para los jóvenes hombres que para las mujeres, sigue siendo muy informal y en varias regiones la situación no ha mejorado desde la pandemia covid-19. Imagen: Marcel Crozet / OIT
El desempleo juvenil en todo el mundo alcanzó el año pasado su nivel más bajo en 15 años, 13 por ciento, equivalente a 64,9 millones de jóvenes, y se espera que siga cayendo hasta 12,8% este año y el próximo, reveló un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) divulgado este lunes 12.
Sin embargo, a pesar de esa mejoría, el informe advierte de que el panorama “no es el mismo en todas las regiones, ya que las lecturas de paro juvenil en los Estados árabes, Asia oriental y Asia sudoriental y el Pacífico eran más altas en 2023 que en 2019”, inmediatamente antes de la pandemia de covid-19.
Para los Estados árabes, esto fue una continuación de la tendencia anterior a la covid, pero para las subregiones asiáticas marcó un cambio de dirección desde el crecimiento más fuerte de los años previos a la pandemia.
En América Latina, la tasa de desempleo juvenil en 2023 fue de 13,4%, tras haber caído un impresionante 4,5% desde 2019, lo que marcó un mínimo histórico y una de las mayores mejorías entre regiones.
En el Caribe, la tasa de desempleo juvenil cayó 1,1 puntos porcentuales, a 18,1% en 2023, también un mínimo a largo plazo para la subregión.
Para 2025, se prevé que la tasa de desempleo juvenil en América Latina caiga aún más, a 13,2%, mientras que se espera que en el Caribe crezca a 18,2%, una de las pocas subregiones con un aumento esperado.
Gilbert Houngbo, director general de la OIT, dijo en esta ciudad suiza que “el informe nos recuerda que las oportunidades para los jóvenes son muy desiguales. Sin igualdad de oportunidades para acceder a la educación y a empleos decentes, millones de jóvenes están perdiendo la oportunidad de un futuro mejor”.
El informe “Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil 2024” indica que los hombres jóvenes se han beneficiado más de la recuperación del mercado laboral que las mujeres jóvenes.
Las tasas de desempleo juvenil de mujeres y hombres jóvenes (con edades entre 15 y 24 años) en 2023 eran casi iguales (12,9% para las mujeres y 13% para los hombres jóvenes), a diferencia de los años anteriores a la pandemia, cuando la tasa de paro para los hombres jóvenes era más elevada. El reporte advierte sobre los “vientos en contra” a los que se enfrentan los jóvenes en el mercado laboral, incluyendo el elevado número de “ninis”, jóvenes que ni estudian ni trabajan ni están en programas de formación para el trabajo.
En 2023, uno de cada cinco jóvenes (20,4%) entraba en esta categoría y dos de cada tres ‘ninis’ eran mujeres. La tasa mundial de ‘ninis’ de las mujeres jóvenes era de 28,1%, más del doble de la tasa del 13,1% entre los hombres menores de 25 años.
La tasa de jóvenes que no estudian ni trabajan en América Latina se redujo de 21,3 % en 2019 al 19,6% en 2023. En el Caribe, en cambio, aumentó de 19,9% a 20,2%.
También señala el informe la falta de avances en obtener empleos decentes entre los jóvenes que sí trabajan, pues en el mundo “más de la mitad de los trabajadores jóvenes tienen un empleo informal” y solo las economías de renta alta y media-alta la mayoría de los trabajadores jóvenes tienen un empleo fijo y seguro.
Un poco más de la mitad (51%) de los trabajadores adultos jóvenes en América Latina y el Caribe trabajaban en un empleo no seguro, ya sea en un trabajo remunerado temporal o en un trabajo por cuenta propia.
En la región los sectores de servicios tradicionales, comercio, transporte, alojamiento y servicios de alimentación, han sido la principal fuente de creación de empleo para los jóvenes en el período 2001 a 2021. Más de uno de cada tres (35,2%) de los trabajadores jóvenes trabajaban en este sector en 2021.
Al panorama mundial se agrega que el rápido incremento de la inflación en los últimos años, sin aumentos correspondientes en los salarios nominales, provocó una caída de los salarios reales en la mayoría de las economías del Grupo de los 20 (G20, economías industrializadas y emergentes).
Hubo aumentos significativos se dieron en los países de ingresos medianos bajos del sudeste asiático (Indonesia y Vietnam) y en Polonia. Pero los jóvenes asalariados en Australia, Brasil, Colombia, Egipto, España y México “no han visto ningún aumento en sus salarios reales mensuales a lo largo de la década”.
“Ninguno de nosotros puede esperar un futuro estable cuando millones de jóvenes de todo el mundo no tienen un trabajo decente y, en consecuencia, se sienten inseguros e incapaces de construir una vida mejor para ellos y sus familias”, observó Houngbo.
Recordó que las sociedades pacíficas “dependen de tres ingredientes fundamentales: estabilidad, inclusión y justicia social, y el trabajo decente para los jóvenes está en el centro de los tres”.
A-E/HM - Fuente: IPS
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