Si tuviera que aparentar lo que no soy sería igualito a un compañero de profesión. Cierto día este me dijo: Pepe, haber cuando vienes a mi despacho. Mañana voy, le dije: si me pones una cerveza. Te espero mañana sobre las 8 de la tarde.
Siéntate en mi butaca, es muy buena, me la han traído de Amberes de uno de los mejores comercios, explicación que duró unos quince minutos de hablarme del comercio de la madera más genuina de Bélgica. Me senté en su lugar de trabajo, desde aquel estrado entarimado, por cierto, no le pregunté si lo había comprado en Amberes. Ante mis ojos, en mi vida había visto tantos cuadros juntos, todos con los mismos colores de marco. Te pongo una cerveza, me dijo. Sin yo quererlo la butaca en que estaba sentado al moverme un poco, mis ojos, vieron los más cuantiosos nombramientos que un ejército de mamelucos y aprendices de nada pudieran tener. Me puse en pie para observar los nombramientos y calificaciones de aquel compañero de compromiso y saldo.
Me quedé en suspenso, alcé mi vista para distinguir un título que no atisbaba ver. No creía que aquél título lo tenía la persona que venía con una cerveza echada en un vaso cóncavo en forma de taza y unas enclenques patatas fritas. Al percibir que estaba en puntillas me dijo: si no lo ves, ¿cómo no verlo, si estaba junto al techo de aquella esperpéntica habitación? Ese que miras es el que me concedieron, fue en un viaje que hice a Marruecos, concretamente a la ciudad de Tánger sobre lenguas bereberes y aquel otro que hay a tu izquierda, me lo dieron en Arcila muy cerca de Tánger, allí me encontré que había un simposio sobre la colonización portuguesa en esta ciudad. Toma del frasco Carrasco.
Ven Pepe que te voy a enseñar el más pedagogo de todos, es este, me dijo señalando a un marco donde estaba montado este “polímata” con culturas de diversas metodologías y métodos de enseñanzas desconocidas. El cuadro que estaba viendo de este personaje y raro ser, se veía un camello, subido en su montura estaba la imagen de este decaído acaparador de titulitos donde se especificaba en el centro: Académico profesional sobre la vida del camelus ferus.
No hace mucho me encontré con un amigo que, desde hacía tiempo no lo veía, iba con un joven, le pregunté si era su hijo, me asentó con la mirada, diciéndome. Aquí lo tienes, no ha querido estudiar, pero tiene una carrera que, muy pocos la tienen desarrollada y mi hijo la puede escribir en un libro, la ha perfeccionado como nadie. Mi hijo tiene la Carrera de laVida. En esta vida de mi hijo están todos los títulos habidos y por haber. La elección de la vida no es entre fama y fraude, ni pobreza y riqueza, sino entre el bien y el mal. Historias para no dormir hay muchísimas, pero esta nos puede dejar pensativos. ¿Verdad? Pues eso. En este mundo hay muchos falsos polímatas de truco. La ignorancia es temporal, la estupidez es para siempre.
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