Existen antiguos edificios de otra época que en su día cumplían una función, me refiero a edificios como cárceles o cuarteles, y sí, repito que cumplían su función, ¿y en qué se han convertido estos edificios? En centros okupados donde reina la suciedad, el desorden y el vicio con el consentimiento de gobiernos del ala izquierda, o en centros kulturales con enseñanzas y actividades que rozan la perversión y la inmoralidad, y por supuesto, también con el visto bueno de gobiernos izquierdistas. Es así, son las vergüenzas de hoy día, las vergüenzas de una sociedad adoctrinada, pérdida y enferma. Posiblemente creen los artífices de estos apestosos y renovados centros que su proyecto es estable y duradero... ¡Ojalá sea que no!, ya que eso significaría que nuestra sociedad va recuperando filosofías dignas. ¿Qué es lo correcto en este caso? El desalojo en las okupaciones, y el cierre en los centros kulturales. Estas falsas organizaciones no pueden engañar a la ciudadanía vendiendo que son buenas para el tejido asociativo de un municipio, porque no son dinámicas, son rastreras con ideologías que nada tienen que ver con la ética. Los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado tendrían que tener más “libertad” para utilizar sus métodos.
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