"El lunes alcanzamos un nuevo nivel de escalada de la crisis. Más de 550 personas fueron asesinadas en un solo día, casi tantas como en todo el último año. Este nivel de escalada y de muertes de civiles en tan poco tiempo es inaudito. Algunos de nuestros colegas han visto sus hogares afectados por los bombardeos cercanos e inmediatamente hemos ampliado nuestra respuesta de emergencia en el sur del país, Beirut y el valle de la Becá. Seguimos viendo llegar un enorme número de desplazados a los refugios colectivos y anoche nuestros equipos ya estaban distribuyendo necesidades básicas desde las 10 de la noche hasta las 2 de la madrugada en las afueras de Beirut y el valle de la Becá, como mantas, colchones, agua y artículos de higiene", afirma la directora de Acción contra el Hambre en el Líbano, Suzanne Takkenberg.
Acción contra el Hambre, que está presente en el país desde 2006, tanto en zonas rurales como urbanas, y lleva dando respuesta de emergencia de forma continuada a las personas desplazadas desde el pasado mes de octubre, distribuyendo ayuda en efectivo, mantas, colchones, comidas calientes, artículos de higiene y saneamiento, kits para bebés y ancianos, y proporcionando apoyo nutricional.
Alrededor de 120.000 personas ya se han desplazado internamente, y muchos miles más se sumaron a esta cifra sólo en la noche del lunes, el día más mortífero en el Líbano desde que terminó la guerra civil del país en 1990. En el último año, el número de desplazados internos en el Líbano ha crecido un 1.800% y esta cifra aumenta por cada hora. Todas estas personas tienen dificultades para encontrar un refugio adecuado, comida suficiente y agua y una cama en la que descansar.
"La intensidad de los ataques es lo más alarmante, no se había visto algo así desde 2006. Es normal que cunda el pánico entre la población. Aunque las cifras oficiales aún no están confirmadas, un gran número de familias libanesas se han visto desplazadas, y somos conscientes de que la población refugiada siria, que es un grupo muy vulnerable en el país, ha tenido dificultades para desplazarse y encontrar un refugio alternativo. Por eso, la respuesta de Acción contra el Hambre se dirigirá a toda la población necesitada, independientemente de su nacionalidad", explica la directora en el Líbano de Acción contra el Hambre. Antes de esta escalada, el Líbano ya enfrentaba una de las mayores crisis de acogida a nivel mundial, con la cifra más alta de desplazados per cápita, al albergar a 1,5 millones de refugiados sirios.
"Nadie esperaba esta intensidad de violencia, y ahora la preocupación es muy palpable. Ayer, las calles de Beirut estaban prácticamente desiertas, mientras que las autopistas estaban repletas de tráfico con quienes huyen de los bombardeos. Se nota la tensión, la incertidumbre ante lo que pueda suceder, y el temor de tener que huir, abandonando todo. La prioridad debe ser desescalar la violencia entre todas las partes implicadas, porque si no lo hacemos, nos enfrentaremos a un desastre humanitario. Además, es esencial garantizar la protección de los trabajadores humanitarios que seguimos apoyando a la población", afirma Suzanne.
Hasta mediados de septiembre, antes de la reciente escalada de hostilidades, los equipos de Acción contra el Hambre lograron distribuir cerca de 600.000 litros de agua potable, más de 95.000 comidas calientes y unas 8.500 mantas, además de otros suministros básicos. Asimismo, se realizaron transferencias de ayuda en efectivo a más de 7.500 personas afectadas por el desplazamiento y la violencia.
El gobierno libanés ha activado su plan de emergencia, y Acción contra el Hambre mantiene una coordinación constante con las autoridades, Naciones Unidas y otras organizaciones humanitarias para garantizar una respuesta eficaz a los más necesitados, incluidos los que se encuentran en escuelas y otros edificios disponibles convertidos en refugios colectivos en todo el país.
CÓMO ESTÁ AFECTANDO LA ESCALADA A LA POBLACIÓN DEL LÍBANO
La destrucción de infraestructura civil esencial, como carreteras, telecomunicaciones, centros sanitarios, educativos o de suministro eléctrico y de agua tiene implicaciones muy graves sobre la vida de las personas y puede constituir un acto contra el derecho humanitario internacional. Por ejemplo, muchas instalaciones hídricas del sur, incluidos los sistemas de energía renovable para el bombeo de agua, han sido destruidas, cortando el acceso al agua potable a más de 118.000 personas hasta agosto, una cifra que se espera que aumente con los sucesos de las últimas horas.
La destrucción de más de 1.800 hectáreas de tierras agrícolas, 340.000 animales de granja y 47.000 olivos ha afectado considerablemente a la producción de alimentos, especialmente en las regiones del Sur y Nabatieh, según han informado el Ministerio de Agricultura y el Consejo Nacional de Investigación Científica (CNRS). El Líbano ya se enfrentaba a una grave inseguridad alimentaria provocada por la crisis económica: se calcula que 1,14 millones de personas se enfrentarán a niveles de inseguridad alimentaria de altos a críticos para finales de 2024, y muchos agricultores no podrán acceder a sus tierras ni cultivarlas por motivos de seguridad.
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