Le dice Cristo: “TÚ ERES PEDRO Y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARÉ MI IGLESIA”. Está bien claro, sólo él tiene el poder supremo, y al que hay que obedecer, y él es la seguridad, el que posee toda la verdad y el que establece los dogmas. ¿Qué ocurre si el Sumo Pontífice, el Vicario de Cristo, dice que él sólo es el Obispo de Roma? ¿Quién va a gobernar a la Iglesia? Pues que queda al arbitrio de los obispos su misión. Pero no olvidemos que la Iglesia Católica es una institución divina y su misión fundamental es la Gloria de Dios y la salvación de las almas. ¿Cuál es la VIDA DE LA IGLESIA? LA DIVINA EUCARISTÍA. Sin ella, la misión de la Iglesia queda reducida a una asociación benéfico-social, a una filantropía sin ningún signo sagrado. El Papa Pablo VI, Vicario de Cristo, reafirmó el modo de dar la comunión a los fieles: DE RODILLAS Y EN LA BOCA. Pues en la mayoría de las diócesis se da la comunión de pie y en la mano. La desobediencia de esta norma ha provocado una desacralización de la Divina Eucaristía, imposible de calibrar los efectos que han provocado, pérdida del sentido sagrado y el establecimiento de una sociedad laica, sin Dios, irracional y de unas consecuencias imprevisibles. Esta dramática situación no puede prolongarse mucho tiempo, tendremos que analizar nuestros valores, algo va a ocurrir y tenemos que estar preparados. Paz y bien. Quien a Dios tiene nada le falta, sólo Dios basta.