La campaña “ConSentido”, campaña sobre cómo deben ser las relaciones sexuales de los jóvenes, pone el foco en evitar acciones violentas, así como las anteriores campañas lo ponían sobre los efectos no deseados, como un embarazo. Sin embargo, ninguna de estas campañas tiene en cuenta que hemos sido creados por amor, para el amor, para recibir amor. Ahí se encuentra la clave de la felicidad, “amar y ser amado”, a la que todos aspiramos. Por esto, la mejor campaña debería centrarse en educar para el amor, en explicar que el verdadero sentido de la sexualidad sobrepasa el del placer y, para ello, se necesita conocer y transmitir el significado de amar con el cuerpo. Todo lo demás es empezar la casa por el tejado.
Para profundizar en lo que significa amar con el cuerpo vale la pena leer el libro “Saber amar con el cuerpo” de Mikel Gotzon, en el que se dice: “La única manera de saber cómo conjugar, adecuadamente, el ejercicio de la libertad con el respeto de la naturaleza es analizar cómo es esa naturaleza, y entender en profundidad qué es lo que tenemos entre manos”. En esta frase se recoge perfectamente la urgencia de conocer la naturaleza humana para orientar bien nuestra sexualidad, de forma análoga a como, nos esmeramos en conocer el funcionamiento de un dispositivo para que su uso se ajuste al fin para el que fue diseñado.
Es evidente que no nacemos sabiendo amar y que el amor de los niños es un amor de necesidad. Por eso, hay que enseñarles a amar, y a lo largo de sus vidas, han de aprender a darse a las distintas personas del modo adecuado a cada una. Es esencial hacer hincapié en que no se dejen atrapar por el egoísmo, de buscar siempre su propio provecho, ya que se opone al amor y es fuente de infelicidad. Ahora bien, la tarea de educar en el amor no es fácil, puesto que, como afirma Juan Luis Lorda: “El corazón es mucho más difícil de entender que la mente”.
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