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Lectores
Cartas al director
En esta sección puedes encontrar todas las cartas de los lectores dirigidas a Diario Siglo XXI. |
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Turismo de calidad. No he visto frase más desafortunada. Dícese de aquel turismo que duerme en hoteles caros, come en marisquerías famosas y cena en restaurantes caros. Compra en tiendas exclusivas, pasea por las calles principales mientras reparte dinero a los viandantes. También vuela en business y conduce un SUV que en vez de humo echa aire perfumado de rosas de Turkmenistán.
Los obispos de Tierra Santa saludaban con “alivio” la tregua en Gaza, al tiempo que adviertían que “una paz genuina y duradera solo se logrará mediante una solución justa que aborde las causas profundas de este prolongado conflicto”.
Así como el que está enganchado a las máquinas tragaperras busca excusas para justificar y ocultar su vicio, el que está poseído por la degeneración, para justificarse y ocultarse de sí mismo se convierte en el abogado defensor de sus vicios. Lucha a brazo partido con el fiscal general de su conciencia, pero no puede con ella. Por eso, como no puede con ese hábil acusador, abandona la lucha y se presta a inventar falacias para desfigurar la cara de la verdad.
Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, de cuerpo y alma, de materia y espíritu. Con la venida de Cristo al mundo, anunciada desde hace miles de años, la sociedad experimentó un cambio radical. La sociedad se humanizó y comenzó una nueva era. Europa fue la cuna donde se vivió esa venida con más intensidad, y fue la que expandió la civilización cristiana por todo el mundo.
En el asunto de Telefónica no es cuestión menor que el gobierno de Sánchez, acechado por alargadas sombras de corrupción, sabe que el desarrollo judicial de esos casos puede depender de datos clave que están en poder de Telefónica. En su día, Sánchez ya dejó claro de quién dependía la Fiscalía; parece claro qué es lo que pretende con la denominada popularmente como “Ley Begoña”.
El reciente giro anti-woke que observamos en numerosos países a nivel mundial no es un fenómeno casual. Se trata de una reacción lógica frente a los excesos de un movimiento que, aunque nació con intenciones loables, ha cruzado límites que muchas personas consideran absurdos o imposibles de sostener.
He tenido oportunidad de leer de nuevo “El Viejo y el mar”. Y una vez más, esa novela –quizá mejor narración- de Hemingway, tan sencilla, tan concreta y tan llena de humanidad, me ha hecho revivir las aventuras del viejo pescador en sus ilusiones, en su paciencia, en su esperanza, en su fracaso en su victoria.
El hecho de que Sánchez esté empeñado en que no nos olvidemos de Franco hace que los demás nos veamos motivados a tratar de recordar viejos tiempos, y a reflexionar sobre ellos. A mí, una de las vivencias que se me viene a la cabeza es que, desde que tengo uso de razón, años cincuenta, hasta que llegó ZP al Gobierno, la convivencia en España era bastante armoniosa.
Son esperanzadoras las noticias sobre el final de la guerra de Ucrania y la paralización de la de Israel-Gaza, iniciada tras el ataque terrorista de Hamás a Israel. Trump se ha presentado con aires de paz, y se le ha dado fe porque, en su anterior estancia en la Casa Blanca, siguió una política de pacificación de conflictos, como no se había visto en sus inmediatos antecesores ni en su sucesor.
En el origen de las nuevas esclavitudes está la creciente polarización en la vida social y política de numerosos países, reflejo de un “sentimiento general de miedo y desconfianza hacia el prójimo y hacia el futuro”. La difusión frecuente de noticias falsas distorsiona la realidad y acaba por distorsionar las conciencias: se genera “un clima de sospecha que fomenta el odio, perjudica la seguridad de las personas y compromete la convivencia civil y la estabilidad de naciones enteras”.
El discurso de despedida de Biden como presidente de EEUU generó algunos efectos inmediatos. El anuncio de que la administración saliente había decidido retirar de la lista de Estados patrocinadores del terrorismo a Cuba ha tenido su correspondiente respuesta. La dictadura cubana anunciaba la liberación de 553 presos.
La figura, la sabiduría, la santidad de Benedicto XVI serán difíciles de olvidar. Llenó la Iglesia y llenó los principales estamentos del orden mundial: políticos, sociales y culturales, con sus acertadas palabras que conmovieron en su día a la humanidad y ahora siguen siendo referentes para la sociedad actual.
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