Parece ser que ahora toca subvertir el orden natural de la progenie burguesa de ciertas ciudades en un intento de democratizar el movimiento ‘okupa’ más allá de las fronteras propias de demarcaciones que hasta ahora habían permanecido alejadas de una realidad incómoda e impropia para su ralea. En adelante, actos sociales como ir a comprar el pan o el periódico de los Domingos, podrían verse alterados por el lance indiscriminado de algún objeto o bien por la presencia de jóvenes espídicos decididos a interactuar con las gentes de tan bucólicas villas.
Los inicios siempre son difíciles
Entiendan el fenómeno como una consecuencia más de las hambrunas políticas del momento en la que todo es canjeable, ustedes también lo son. Otros, llevamos años siendo presos de una exorbitante displicencia. No obstante, el asociacionismo, muy propio del pensamiento colectivista, aunque indescifrable en la ontología endógena de la clase extractiva, hace años que expiró, eso sí, pareciera que ahora les invade la necesidad de recuperarlo y de paso dotar de un cierto contenido a sus A.V. por primera vez y con una razón de peso frente a su hipostasiada existencia ¡Aprovechen la oportunidad única!
Es el momento de resistir
No les garantizo que en esta ocasión la capacidad de oposición pueda medirse en euros. La profanación de su tranquilidad obedece a la decrepitud de algunas ciudades que ya no esconden sus miserias sin importarles dónde ni cómo. Asuman pues, la situación como un ensayo en la redistribución de cargas, escabroso, sí, pero necesario para que algunos relatos ideológicos e institucionales no presenten inconsistencias y perduren en el tiempo.
No corran a victimizarse ni presuman de sufrir plutofobia Aprovechen el momento e intenten condicionarse mediante grandes dosis de resiliencia individual y grupal como adaptación cristiana al sufrimiento. Quizás, no les sirva de mucho, pero es lo que ustedes han preconizado durante siglos cuando se trata de aquellos con peor suerte y que mediante la atribución defensiva consagran con su particular justicia moral. Permitan entonces, expresarles, que si la inseguridad se ha instalado en sus calles se deba a razones tan terrenales como las del resto.
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