La llegada de Salvador Illa al gobierno de la Generalitat no lo arregla, por sí sola, el problema planteado con la ya famosa manifestación con el lema “Cataluña, nuevo Estado de Europa” que tuvo lugar hace 12 años, todo como si de un acto mágico se tratara.
Es verdad que su posición institucional, la de Illa, difiere de la de sus inmediatos predecesores y que su discurso ante la Diada se aleja del soberanismo y, lo más importante, busca acercase a todos los catalanes.
Illa centra su proyecto político en la gestión de los servicios públicos o en la inmigración. No se ha olvidado de que la sociedad catalana se ha ido edificando con la participación de todos los que viven y trabajan en Cataluña.
Las diferencias con sus predecesores son innegables, pero solo el día a día podrá ir consolidando una nueva etapa.
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