El surafricano J.R.R. Tolkien, novelista por antonomasia de la invención y creación de lugares de fantasía (bendita fantasía), es el autor de las fabulosas series de El Señor de los Anillos, libros que considero de creatividad mitológica e histórica. La “bendita fantasía” recaba peripecias de seres animosos y fantásticos que sólo Tolkien podía hacer: la imaginación, mezclada con la redacción del autor, es inigualable. Trolls, enanos, elfos, medianos, magos, orcos, humanos, montaraces, dragones... son descritos por Tolkien de manera magistral. Los nombres que da el literato a la inmensidad de personajes fantásticos son de una imaginativa subliminal y poderosa: las vicisitudes y aventuras de Legolas, Frodo, Saruman, Bilbo, Sauron, Aragorn, Galadriel, Gandalf, Elrond, Arwen, Gollum, Elendil, Gimli, Faramir, Théoden... son de una bendita fantasía irrealizable por cualquier otro autor, son de una descriptiva magnífica con una adaptación increíble a los lugares creados. Estos lugares (fortalezas legendarias, minas antiguas, abismos, bosques tenebrosos...) son parajes maravillosos de una capacidad ostentosa, la capacidad del gran J.R.R. Tolkien.
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