Hay unos cuantos lugares mágicos en la geografía española y uno de ellos, posiblemente de los más seductores, se halla al norte de la provincia de Soria. Hablamos de la Laguna Negra, emplazado en el interior del Parque Natural de Laguna Negra y Circos Glaciares de Urbión con una extensión total de algo más de 4.500 hectáreas dentro de un entorno boscoso.
El aspecto de la Laguna Negra sigue los cánones de los paisajes glaciares. Suaves promontorios y paredes graníticas en la roca que rodean la laguna con acumulaciones de tierra y piedra arrastrada y cubierta en la actualidad por bosque.
Y su estampa mágica responde en buena medida a la cantidad de leyendas que sobre ella circulan. Desde que esta comunicada con el mar a través de cuevas y corrientes subterráneas o que una voraz criatura habita en sus profundidades, hasta la afirmación de que no tiene fondo. Pero nada más lejos de la realidad. Su profundidad máxima no sobrepasa los 10 metros y el monstruo lo dejaremos para el lago Ness.
Debido a su altitud, 1753 metros sobre el nivel del mar, el clima es frio y muy propicio en los meses de invierno a grandes heladas que provocan que el hielo esculpa en la roca volubles formas con el perfil de depresiones en forma de cuenco que la erosión excava en la montaña y en las paredes laterales, así como que se formen montones de barro y piedra acumulados por la acción glaciar y se abran nichos donde se hacinan finas películas de nieve en las partes cóncavas del relieve.
Tal combinación de contrastes conforman un panorama espectacular y sus paredes erosionadas se reflejan sobre las gélidas aguas, lo que provoca su color oscuro. Otro motivo que ha dado pie para que se haya forjado un halo de misterio, fascinación, enigma y leyenda.
Miradores, fauna y flora
La forma idónea de conocer este entorno natural es, sin duda, a través de sus senderos que nos conducirán hasta sus miradores en los que se observarán impresionantes panorámicas de la laguna y de las veredas de la sierra de los Picos de Urbión –que en su vertiente meridional nace el río Duero, a 2.160 metros sobre el nivel del mar en el término municipal de Duruelo de la Sierra– como así sucede desde el Mirador de la Laguna a 2.000 metros de altitud.
Pero no es el único. También destaca el de Castroviejo, que se suspende sobre unas impresionantes moles de piedra, avistándose una extensa masa de pinos silvestres, hayas y enebros, entre los cuáles se refugian ardillas, zorros, comadrejas, corzos, ciervos y jabalíes, sobrevolando esta espesa zona boscosa rapaces como el águila real o el halcón peregrino.
Cómo se accede
Hasta la Laguna Negra se puede acceder desde tres localidades próximas. El más habitual es desde Vinuesa, tomando una vía forestal asfaltada que sale de la carretera SO-830 en dirección al puerto de Santa Inés y que desemboca en el aparcamiento del Parque Natural. Para subir los dos kilómetros hasta la Laguna Negra se puede hacer a pie o en un servicio de autobús que funciona de 10:00 a 14:30 horas y de 16:00 a 19:30 horas.
Asimismo, desde Covaleda se llega a parajes menos conocidos del Parque a través de un camino forestal pavimentado que parte del kilómetro 57,400 de la carretera CL-117, junto al Polígono Industrial de Cabañeros. Y desde Duruelo de la Sierra se accede a través de una pista asfaltada hasta Castroviejo tras recorrer un sendero señalizado.
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