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Políticas preventivas

Iulen Lizaso Aldalur, San Sebastián
Lectores
sábado, 26 de octubre de 2024, 11:13 h (CET)

El investigador y catedrático en Bioquímica y Biología Molecular vinculado a la Universidad de Oviedo y actualmente residente en París, Carlos López-Otín, tras sus más de 40 años dedicados a la investigación y la docencia, es uno de los científicos españoles más reputados en el mundo y, según destaca el artículo de la entrevista, "uno de los principales exponentes del humanismo científico".


Nos informa de que, en su doble actividad profesional, siempre ha aplicado la máxima de Orwell: "Lo importante no es tanto mantenerte vivo, sino mantenerse humano". A la pregunta: "¿Deberían los científicos liderar el debate público sobre temas como el cambio climático, la salud pública o la tecnología?", responde: "Esa responsabilidad existe, pero la crispación social actual hace que los debates públicos o en redes sociales sobre temas complejos y carentes de respuestas únicas se conviertan en una actividad ruidosa y poco gratificante para los científicos, que reciben insultos o amenazas solo por el hecho de expresar sus opiniones".


Más bien pienso que ese "ruido" social se debe principalmente a que, al ser "temas complejos y carentes de respuestas únicas", como reconoce López-Otín, para un público plural, informado y exigente, lo lógico sería que para el relato y el debate se diera la misma voz y "púlpito" a aquellos científicos discrepantes con el relato oficial, lo cual no ocurre. Esta sí podría ser la verdadera razón de esa crispación social que menciona.


"¿Cómo podemos asegurarnos de que las innovaciones científicas estén al servicio de toda la humanidad y no solo de unos pocos?", le preguntan. Aquí se puede desdoblar la pregunta en: "¿cómo podemos saberlo?" o "¿cómo podemos hacer que así sea?". Partiendo de que la mayor parte de las investigaciones científicas tienen su base en universidades subvencionadas con fondos públicos, corporaciones empresariales y filántropos privados, debería ser que los resultados de esas investigaciones, al ser aplicados en la comunidad civil, redundaran en beneficio de toda la humanidad... pero en realidad no es así.


Sabiendo que el principal indicador de progreso para toda la humanidad es el cierre de la brecha socioeconómica, y, por otro lado, también sabiendo que en la historia moderna nunca antes se había alcanzado la cifra de que el 1% de la humanidad dispone de la misma riqueza que el 95%, tan solo este dato "mata" el relato de cualquier otra respuesta en clave humanista y hasta espiritual.


La respuesta de López-Otín fue: "Invirtiendo en educación. Esa es la mejor manera de que, en cuestiones complejas e importantes sobre la salud y la vida, no sean otros quienes tomen las decisiones en lugar de nosotros". Tristemente, es así, porque quienes deciden invertir o no en educación y quienes toman decisiones en cuestiones técnicas complejas e importantes son los mismos, a veces siguiendo directrices mercantiles más que científicas. Así, nos encontramos con que la investigación científica, principalmente en el ámbito de la salud, no tiene el alcance que debería, pues la orientación profesional se da más a favor de seguir protocolos para tratar la enfermedad con medicación que a mantener la salud y prevenirla sin medicación, y a un trato más cálido y humano.


El segundo supuesto: "¿Cómo podemos hacer que así sea?"... educándolos a ellos; y la mejor manera de hacerlo es desmercantilizando todas las áreas públicas, evitando así el conflicto de intereses público-privado, las puertas giratorias y el intercambio hacia mutuas, aseguradoras y demás corporaciones privadas.


A la pregunta: "¿Qué papel juegan la curiosidad y la creatividad en la ciencia cuando se busca la innovación con propósito?", tras hacer un repaso de varias enfermedades actuales y en progresión como cáncer, muerte súbita, ictus, autismo, etc., responde: "En nuestro laboratorio hemos descubierto y puesto nombre a más de 60 nuevos genes humanos y analizado sus funciones en procesos normales y patológicos".


Después de colaborar durante tres años en la campaña de EPI-Osakidetza para investigación sobre cáncer de colon, me vinculé como voluntario para pruebas y estudios en la campaña CitaAlzheimer. En la tercera cita que acudí al centro en Miramón para entrevista con la neuróloga, al responder el test del estudio de probabilidades para estar o no a las puertas de contraer esa enfermedad, percibí el limitado alcance de los factores de riesgo que contempla la Sanidad Pública, todos ellos de componente endógeno sabidos desde hace años.


Lo traigo a colación en razón de que, de la respuesta del científico, deduzco lo propio cuando, refiriéndose a los últimos descubrimientos que le reafirman las causas del trastorno de espectro autista (TEA) o autismo, menciona "los nuevos genes causantes del autismo", es decir, causas endógenas. Desde otra línea científica, aseguran que ningún niño nace con autismo, y este aparece a los 2 o 3 años entre niños medicados y nunca entre no medicados.


Tras el test con la neuróloga, le mostré mi falta de motivación para continuar, pues lo veía incompleto y suponía un choque con la información que tenía sobre otros factores presuntamente causantes de Alzheimer y autismo, todos ellos de componente exógeno que pasan a nuestro torrente sanguíneo a través del intestino por los alimentos y el agua, la respiración y la piel. Las receptoras últimas son nuestras células y neuronas (muy sensibles a la influencia de las nuevas tecnologías inalámbricas). Caso aparte es el efecto del fluoruro (contenido en el agua potable, pasta dentífrica, chicles, etc.) en la glándula pineal, hasta provocar su calcificación, según investigaciones publicadas en medios igualmente fiables, de la rama científica paralela o alternativa que estudia las enfermedades medioambientales.


El científico López-Otín, y en general tampoco la sanidad oficial, considera en su grado los factores recombinados exógeno-endógeno como causantes de muchas enfermedades de origen psicosomático. Cuando se le pregunta: "¿Ha influido el humanismo en su enfoque científico?", contesta: "Cada adversidad es una lección de humanidad, y la solidaridad frente a ellas representa una de las cumbres del bienestar emocional. Además, practicar estas actitudes puede ayudar a mejorar la salud y, por ende, la longevidad saludable". Coincidente con lo que contempla esa parte de la medicina de las emociones (germánica, integrativa, regenerativa, etc.) como base de la salud o pérdida de la misma.


La salud es fuente de vida y bienestar, y la alimentación es fuente de salud. Un binomio demasiado importante para que todo el peso y responsabilidad de sus decisiones recaiga en manos de quienes mezclan y hasta invierten intereses, tantas veces alejados del bien general y del control que garantizaría nuestra seguridad, desde una asistencia de calidad hoy más en entredicho que nunca.


Una parte importante de la medicina preventiva, a diferencia de la prevención de la salud, se basa en dispensar medicamentos a personas sanas, incluso algunos pretendidamente obligatorios. Semejante a aquella religiosidad de práctica obligatoria que nos prevenía del infierno al morir y castigaba en vida.


La prevención de la salud debe ser el pilar ético-pedagógico de toda sociedad de progreso, tanto por economía social como por cultura existencial. Sobra decir que el minuto cero está en la gestación, el alumbramiento y la crianza.


Pocas dudas quedan de que hoy un gran factor de fracaso civilizatorio de Occidente deriva de este déficit de atención a nuestros primeros momentos de vida, y esto tiene que ver con la falta de prevención de la salud integral. Factores de fracaso en la segunda etapa: los sistemas educativos con exceso de materias innecesarias para la formación de la vida y déficit en cultura dietética saludable, que desmotivan a los adolescentes hasta la apatía y el abandono escolar temprano, cuando no al suicidio por falta de prevención y cuidado de la salud educativa.


En la etapa final de la vida, el eterno incumplimiento del artículo 47 de la Constitución, hoy parcheado por una estéril ley de Vivienda, provoca un gran quebranto social tanto por parte del gobierno central como del autonómico vasco, a la vista del fracaso resolutorio de los programas Bizigune y ASAP. La dificultad de acceso a la vivienda, la pérdida de poder adquisitivo por el engaño de la bajada del IVA en alimentos básicos, la Ley de la cadena alimentaria que no llega; el engaño en la bajada de la inflación encubierta por la bajada de peso (reduflación) con el silencio de Consumo, para alivio de la patronal. El problema que parece haber llegado para quedarse es la progresiva falta de seguridad ciudadana en nuestras ciudades, en paralelo a la presencia de inmigrantes con otra forma de entender el respeto a lo ajeno y la integridad física de las personas.


Todo se deriva de una falta de previsión y de sanción por incumplimientos; una falta de autoexigencia, honradez y madurez en la salud democrática por parte de todos los partidos políticos, en una España "parcheada" por la subvención y favor político a la patronal y el apoyo económico a los sindicatos, lo cual sitúa al país a la cabeza de la UE en corrupción, aforamientos, obesidad institucional y falta de transparencia, con la colaboración necesaria de medios bien subvencionados.


Lo que existe y está a la vista no funciona y, en consecuencia, no nos sirve. Lo que también existe y nos serviría, es pasto de la censura y el bozal de unos medios de comunicación más dados al tapiado y manipulación informativa que a la formación de ciudadanos críticos, creativos y motivados al sentirse útiles por la consideración de sus propuestas de progreso. ¡Qué falta de conciencia al censurar una y otra vez al disidente por parte de los directores de prensa! Los supongo motivados cuando sus hijos, en la mesa, discrepan libremente con ellos. Cuánta mediocridad profesional, servilismo elitista… y pequeñez moral.

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Gracias, Señor, por esta vida que, sin merecerla, me regalaste. Gracias por entregármela de manos de unos padres buenos, sencillos y ejemplares. Gracias por rodearme de siete hermanos. Gracias por tu bautismo sencillo, por darme una infancia feliz, por mi escuela a orillas del Pisuerga, por tu Semana Santa en Valladolid, por mi rincón de oración en el aquel oratorio sencillo con nombre de San Juan Bosco.

Consejos doy y para mí no tengo. Algo así debió decir el diputado ahora dimitido tras los acontecimientos de abuso y violencia sexual a una mujer que lo ha denunciado en la Policía y a otras, que de momento solo lo hacen en las redes sociales. El comunista “Milhouse” se ha pasado años sin reconocer la presunción de inocencia a Ayuso, a su hermano y a cuantos han pasado por delante de él, de ahí que no espere que la sociedad se lo reconozca, aunque la ley le ampare.

Michael Ignatieff es un filósofo, escritor, guionista, periodista y profesor académico al que le ha sido otorgado el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales 2024.  Fue el líder del partido liberal canadiense. Es un pensador que sueña con una democracia autocrítica, colaborativa y abierta. En su último libro titulado "En busca del consuelo" ha explorado las complejidades de la identidad política.

 
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