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Mujeres en la Ciencia: Elizabeth Blackwell

Médico angloamericana, reconocida como la primera mujer en obtener un título de medicina en Estados Unidos y la primera en inscribirse en el Registro Médico del Consejo Médico General del Reino Unido
María del Carmen Calderón Berrocal
miércoles, 30 de octubre de 2024, 10:04 h (CET)

Elizabeth Blackwell (3 de febrero de 1821 – 31 de mayo de 1910) fue una médico angloamericana, reconocida como la primera mujer en obtener un título de medicina en Estados Unidos y la primera en inscribirse en el Registro Médico del Consejo Médico General del Reino Unido. Blackwell dejó su huella tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido como reformadora social y pionera en la educación médica femenina. Su legado sigue vivo en la Elizabeth Blackwell Medal, otorgada anualmente a mujeres que han realizado contribuciones significativas en la medicina.


Unnamed


Sus Primeros Pasos y Vocación Médica


Curiosamente, Blackwell no tenía un interés inicial en la medicina. Comenzó su vida profesional como maestra, una ocupación considerada “apropiada” para mujeres en la época. Sin embargo, esta actividad pronto le resultó insatisfactoria. La inspiración para estudiar medicina llegó cuando una amiga enferma le confesó que su sufrimiento podría haber sido menor si hubiera sido atendida por una médico mujer. Esta reflexión la impulsó a postularse en varias facultades de medicina, enfrentándose de inmediato a un entorno que discriminaba abiertamente a las mujeres. Fue rechazada por todas las escuelas de medicina a las que aplicó, salvo el Geneva Medical College en Nueva York, que la aceptó en 1847, aparentemente como una broma de los estudiantes masculinos, quienes votaron a favor de su admisión. Así, Elizabeth Blackwell se convirtió en la primera mujer en ingresar a una facultad de medicina en Estados Unidos.


Primeras Contribuciones y Publicaciones


Al graduarse en 1849, Blackwell presentó una tesis sobre la fiebre tifoidea, que fue publicada en el Buffalo Medical Journal and Monthly Review. Fue el primer artículo médico publicado por una mujer en Estados Unidos, un trabajo que revelaba una profunda sensibilidad hacia el sufrimiento humano y un compromiso con la justicia social. Su enfoque en el desarrollo económico y la equidad fue percibido como “propio de una perspectiva femenina” por la comunidad médica de la época, aunque estas ideas posteriormente inspirarían a futuras generaciones de médicas.


Fundación de la New York Infirmary y Activismo en la Guerra Civil


En 1857, junto a su hermana Emily Blackwell, Elizabeth fundó la New York Infirmary for Indigent Women and Children. Durante la Guerra Civil estadounidense, organizó un programa para capacitar enfermeras y creó una escuela de medicina enfocada en mujeres, que permitía a sus estudiantes aplicar sus conocimientos clínicos en la atención a pacientes.


Tras la guerra, Blackwell regresó a Inglaterra, donde colaboró en la creación de la London School of Medicine for Women en 1874. Este fue otro hito en su esfuerzo por abrir caminos a las mujeres en la medicina.


Infancia y Juventud


Nacida en Bristol, Inglaterra, Elizabeth Blackwell fue hija de Samuel Blackwell, un refinador de azúcar, y de Hannah Lane. Era la tercera de nueve hijos. En 1832, la familia emigró a Nueva York, donde su padre se involucró en el movimiento abolicionista. Las discusiones familiares giraban en torno a los derechos humanos y la justicia social, temas que influirían profundamente en Elizabeth.


Tras una serie de reveses económicos, la familia se mudó a Cincinnati, Ohio. Cuando Elizabeth tenía 17 años, su padre falleció, dejándolos en una situación económica precaria y esto marcó el inicio de su búsqueda de independencia. Poco después iniciaría su camino en el mundo de la medicina, enfrentando prejuicios y abriendo puertas para generaciones futuras de mujeres en medicina.


Los primeros años como adulta para Elizabeth Blackwell estuvieron marcados por la necesidad y el esfuerzo. Tras la muerte de su padre, las hermanas Blackwell —Anna, Mariana y Elizabeth— establecieron una academia en Cincinnati para señoritas, la "Cincinnati English and French Academy for Young Ladies", una escuela que cubría todas las asignaturas básicas y ofrecía alojamiento. Aunque el proyecto no era innovador en sus métodos, brindaba a las hermanas un sustento en tiempos difíciles. Sin embargo, Elizabeth, encargada de la gestión, encontró en la rutina escolar una distracción que la apartaba de su compromiso abolicionista, un terreno en el que su familia había sido activa.


En 1838, Elizabeth abrazó temporalmente la fe episcopal bajo la influencia de su hermana Anna y se unió a la iglesia de San Pablo.


La llegada del carismático reverendo unitario William Henry Channing a Cincinnati en 1839 cambió el rumbo de su pensamiento, atrayéndola hacia las ideas trascendentalistas. En una sociedad tan conservadora como la de Cincinnati, esta inclinación por el unitarismo y la influencia de Channing le costaron a la academia una significativa pérdida de alumnas, lo que condujo al cierre de la escuela en 1842. A partir de entonces, Elizabeth sobrevivió impartiendo lecciones privadas.


Inspirada por Channing, Blackwell redobló sus esfuerzos en la búsqueda de su propia formación intelectual: asistió a conferencias, escribió y reflexionó sobre el papel de las mujeres y los derechos sociales, que quedaban plasmados en sus diarios y cartas de la época.


El Encuentro con la Medicina


En 1844, Elizabeth se trasladó a Henderson, Kentucky, para trabajar como docente, atraída por un salario anual de 1,000 dólaresm que suponía en la época una suma considerable. Sin embargo, Más allá de la satisfacción profesional, esta fue la primera vez que enfrentó el brutal escenario de la esclavitud. La experiencia fue tan perturbadora que, al finalizar su contrato, regresó a Cincinnati con el convencimiento de que debía abandonar Kentucky.


Decidida a reunir los fondos necesarios para estudiar medicina, en 1845 aceptó un trabajo en Asheville, Carolina del Norte, donde enseñaba música. Fue allí donde conoció al reverendo John Dickson, un exmédico que la alentó a seguir su vocación y le ofreció su biblioteca médica para que estudiara. La relación con Dickson le permitió fortalecer su determinación y, aunque sus intentos por abrir una escuela dominical para esclavos fracasaron, sus convicciones contra la esclavitud se reafirmaron.


Finalmente, en 1847 y tras recibir una ayuda del hermano de Dickson, Samuel, Elizabeth partió a Filadelfia con el firme propósito de estudiar medicina. Su deseo era ser admitida en una de las reconocidas escuelas médicas de la ciudad, pero el rechazo fue constante. Las puertas se le cerraban por su condición de mujer y los médicos le recomendaban que fuera a París o, en su defecto, que se disfrazara de hombre para poder ingresar.


Admisión en el Geneva Medical College


Ante la desesperación, decidió postularse en doce colegios menores hasta que, en octubre de 1847, fue admitida en el Geneva Medical College, en Nueva York. La admisión fue un hecho inusual y solo se logró porque el decano puso su ingreso a votación de los estudiantes varones, quienes, en un arranque de humor, votaron unánimemente a favor, viéndolo como una especie de broma. Así, Blackwell se convirtió en la primera mujer en ingresar a una escuela de medicina en Estados Unidos.


Durante sus años en la facultad, fue vista como una rareza y se mantuvo a distancia de compañeros y amigos. Entre los términos académicos, intentó obtener experiencia práctica en hospitales de Filadelfia, pero en cada lugar se encontró con reticencias. Pese a las dificultades, Blackwell consiguió autorización para trabajar en Blockley Almshouse, donde trató pacientes con tifus y sífilis, dos condiciones de las que escribiría en su tesis de grado, publicada poco después en 1849.


Estudios en Europa y Nueva York


Al obtener su título en enero de 1849, Blackwell fue la primera mujer en Estados Unidos en recibir un título de médico. Poco después, viajó a Europa para seguir su formación, aunque allí también fue rechazada en numerosos hospitales por su género. Sin rendirse, se inscribió en La Maternité en París, donde adquirió experiencia como aprendiz de partera. Sin embargo, un accidente durante una práctica con un niño enfermo la llevó a perder la visión de un ojo, truncando su esperanza de ser cirujana.


A pesar de sus constantes dificultades, Elizabeth Blackwell dejó Europa en 1851 para establecerse en Nueva York, decidida a abrirse paso en una ciudad donde sus conocimientos y su tenacidad le darían el reconocimiento que la sociedad tanto le había negado.


Elizabeth Blackwell, pionera de la medicina en Estados Unidos, enfrentó férrea oposición en sus primeros años de práctica. A pesar de la resistencia y de los prejuicios hacia las mujeres en medicina, logró apoyo en algunos medios, como el New-York Tribune, lo que ayudó a fortalecer su posición. En 1852 publicó Laws of Life, un libro sobre el desarrollo físico y mental de las niñas que subrayaba la importancia de prepararlas para la maternidad y la educación. Este fue su primer paso hacia la consolidación de su carrera.


Fundación de su Dispensario en Nueva York


En 1853, Blackwell abrió un pequeño dispensario cerca de Tompkins Square en Nueva York, dedicándose a la atención de mujeres y niños indigentes. Poco después, en 1857, el dispensario se transformó en la New York Infirmary for Indigent Women and Children, con la ayuda de su hermana Emily y la doctora polaca Marie Zakrzewska. Este centro no solo brindaba atención a pacientes, sino que también funcionaba como escuela de formación para enfermeras, una innovación que duplicó la carga de pacientes en su segundo año.


La Guerra Civil


Con el estallido de la Guerra Civil en 1861, Elizabeth y Emily Blackwell se ofrecieron para apoyar el esfuerzo de enfermería del ejército de la Unión. Aunque su compromiso con el abolicionismo las alineó con la causa del Norte, la ayuda de las hermanas no fue bien recibida por algunos sectores médicos dominados por hombres. Ante la resistencia, Elizabeth fundó la Women’s Central Relief Association, un colectivo que trabajó junto a la activista Dorothea Dix para capacitar a enfermeras. Pese a las tensiones, su esfuerzo consolidó una red que brindó apoyo crucial a los soldados heridos.


Desarrollo de su carrera y regreso a Reino Unido


Blackwell viajó en varias ocasiones a Inglaterra, donde intentó replicar sus logros en Estados Unidos. En 1858, se convirtió en la primera mujer en ser registrada en el Consejo Médico General de Gran Bretaña, una hazaña sin precedentes.


También actuó como mentora de Elizabeth Garrett Anderson, quien llegaría a ser la primera mujer en obtener una licencia médica en el Reino Unido. De vuelta en Nueva York, y con una creciente demanda de atención en su hospital, Blackwell estableció una escuela de medicina para mujeres en 1868, donde implementó un riguroso programa de cuatro años con un enfoque innovador en la formación clínica.


Fundadora de la Escuela de Medicina para Mujeres en Londres


En 1869, sintiéndose cada vez más aislada de la comunidad médica estadounidense, Blackwell se mudó a Inglaterra definitivamente. En 1874, fundó la London School of Medicine for Women junto a Sophia Jex-Blake, con el objetivo de preparar a las mujeres para exámenes de licencia profesional. Sin embargo, debido a diferencias con Jex-Blake y otros colegas, terminó abandonando la dirección en 1877, retirándose oficialmente de la práctica médica.


Legado de Reforma Social y Últimos Años


Ya retirada de la medicina, Blackwell se dedicó a la reforma social y a la escritura, defendiendo causas como la higiene pública, la planificación familiar y los derechos de la mujer. Su postura moral y su activismo en temas como la prostitución y la eugenesia reflejaban su convencimiento de que la medicina debía actuar tanto sobre el cuerpo como sobre el espíritu.


En 1907, un accidente dejó a Blackwell físicamente incapacitada, y el 31 de mayo de 1910 murió en su hogar en Hastings, Sussex. Su legado sigue vivo en numerosas instituciones y premios que honran su nombre, incluyendo la Elizabeth Blackwell Medal, un reconocimiento a mujeres que han hecho contribuciones importantes a la medicina.


En cuanto al NewYork-Presbyterian Lower Manhattan Hospital, sin fines de lucro y orientado a la atención aguda, es una institución de enseñanza en el corazón de la Ciudad de Nueva York, siendo el único hospital en el bajo Manhattan al sur de Greenwich Village. Integrado en el sistema de salud NewYork-Presbyterian, este centro ofrece una amplia gama de servicios hospitalarios y ambulatorios con 170 camas, cubriendo necesidades de barrios como Wall Street, Chinatown, TriBeCa, SoHo y el Lower East Side. Su ubicación lo convierte en el principal punto de atención de emergencia y agudos en el Distrito Financiero y otras áreas de gran afluencia.


Historia


Este hospital tiene sus raíces en el dispensario fundado en 1853 por la pionera Elizabeth Blackwell, que buscaba atender a mujeres y niños en condiciones de pobreza. En 1857, fue inaugurado como la New York Infirmary for Indigent Women and Children en la calle East 7th, y en 1858 se trasladó a Stuyvesant Square. La historia del hospital ha sido cuidadosamente documentada, especialmente por Anne Daniel, quien dirigió la institución durante 50 años y escribió sobre sus inicios en una serie de artículos en 1939.


A lo largo de los años, el hospital ha cambiado de nombre y ubicación, fusionándose en 1981 con el Beekman Downtown Hospital y estableciéndose finalmente en su ubicación actual en el bajo Manhattan. En 1991, fue renombrado como New York Downtown Hospital y en 2013, tras fusionarse con el sistema NewYork-Presbyterian, adoptó el nombre de NewYork-Presbyterian Lower Manhattan Hospital.


Un legado de atención y servicio


A lo largo de su historia reciente, este hospital ha dado de alta a miles de pacientes y se ha convertido en un importante afiliado del Weill Cornell Medical College, con cerca de 100,000 consultas ambulatorias y 6,000 procedimientos quirúrgicos cada año. Además, su servicio de emergencia trata aproximadamente a 32,000 personas anualmente y atiende más de 5,000 traslados en ambulancia. En respuesta a los atentados del 11 de septiembre, el hospital desarrolló una avanzada unidad de descontaminación, financiada en parte por una donación de Lehman Brothers, con capacidad para tratar hasta 1,000 pacientes por hora.


Innovaciones recientes y reconocimiento


En 2023, el hospital sigue siendo el único centro de atención de emergencia en el bajo Manhattan, atendiendo a más de 130,000 pacientes. Ha implementado un programa de consultas digitales para problemas menos graves, agilizando la atención y reduciendo tiempos de espera en urgencias. Además, el hospital alberga el programa de trasplantes número uno en el país, con más de 5,000 trasplantes exitosos desde 1963, y sigue siendo un referente en medicina de emergencias y gestión de desastres.

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