Ahora se comprende que, haya pugilatos para tener los gajes que tienen los políticos, los salva patrias de nuestra nación. Aunque, a decir verdad, los hay en todos los terrenos, En mis tiempos de estudiante tenía un profesor que le gustaba mucho parafrasear, este decía: cuanto mayor es el poder, más peligroso es el abuso. En cualquier jerarquía los hubo, los seguiremos teniendo y los tendremos toda la vida.
Los gajes, donde el aforamiento, es debido por determinados tribunales que, previamente señalados, aquí viene la madre del corderito, son por molestias y perjuicios, daños de estos trabajos a sus “señorías” por la penuria y menos cabo en su quehacer diario, diremos mejor por su estancia, por sus palmeos en la jaula de los leones. Y, ahora diré, bájate del carro, carrasco.
¿Por qué tiene un político de dejar de ser aforado cuando deja la política? Ya lo han visto, por ahora, presuntamente tocón y toda la parafernalia que, tiene ahora a sus espaldas. El Rejón de turno y gran parte de tocones que, llevamos los seres humanos y como no, me alumbro en decir que, posiblemente la alegría de la huerta empezará a florecer, esta, no ha hecho nada más que, empezar a abonar el terreno. Y siendo aforado, mientras esté de político sigue con sus prebendas y gajes, mientras tanto, cuando no es aforado viene el tito paco con las rebajas y, saz, que te vi.
Sin temor a equivocarme, tocones los habrá siempre y cuando el poder que les otorgan a estos dueños de los aforamientos, nos enteramos tarde, en cuanto hay una denuncia, ya lo digo, demasiado tarde. Este aforamiento seguirá haciendo de su capa un sayo. Y, si, a este gaje que le otorga ese mandato, tiene el campo abonado, viene la tardanza en conocerse tarde la noticia. Mientras tanto seguiremos con el “chollo” de esta ventaja, presumiblemente muy obscena y viciada con el tiempo; pero que, dadas las posibilidades del tocón de turno, estoy seguro que seguiremos hablando y escribiendo de estos aforamientos irracionales a todas luces.
Nunca es tarde si la dicha es buena, ya ven, poco a poco irán germinado y apareciendo algunas que, aunque tarde, que, como dice el dicho: nunca es tarde si la dicha es buena. Como diría mi profesor don Braulio. Para terminar, expongo dos preguntas: ¿Por qué llegan ahora demasiado tarde? La otra pregunta: ¿Y cuántas estarán en silencio?
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