Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Ciencia
Etiquetas | Mujeres | Matemáticas | Astronomía | Histórico

Mujeres en la Ciencia: Nicole-Reine Etable Lepaute

Matemática y astrónoma, destacó como una de las calculadoras más precisas de su tiempo
María del Carmen Calderón Berrocal
jueves, 7 de noviembre de 2024, 08:34 h (CET)

Nicole-Reine Étable Lepaute, matemática y astrónoma nacida el 5 de enero de 1723, en el Palacio de Luxemburgo de París donde residía su familia: era la sexta de nueve hijos, siendo su padre Jean Étable, al servicio de la Reina de España Louise Élisabeth d’Orléans (1709-1742).


Unnamed


Destacó como una de las calculadoras más precisas de su tiempo. Su capacidad para realizar complejos cálculos la llevó a colaborar con Alexis Clairaut y Jérôme Lalande en la verificación de las predicciones de Edmund Halley sobre el regreso de su famoso cometa, una hazaña alcanzada el 13 de abril de 1759.


Lalande reconoció su talento y encomendó a Lepaute la laboriosa tarea de elaborar cálculos para efemérides y tablas astronómicas. Este trabajo le valió un lugar como miembro asociado en la Académie de Béziers, un logro notable que consolidó su reputación dentro de la comunidad científica del siglo XVIII.


Ella había casado en el verano de 1749 con Jean-André Lepaute, relojero real del Palacio de Luxemburgo y célebre en Europa por su habilidad como maestro relojero y diseñador. Junto a él, Nicole-Reine colaboraba en el taller y fue así como conoció al astrónomo Joseph-Jérôme de Lalande. En 1753, la Académie des Sciences pidió a Lalande que estudiara el reloj de Lepaute, equipado con un innovador mecanismo de escape.


Gracias al estímulo de Lalande, Jean-André se adentró en la construcción de péndulos astronómicos. Para la obra de su esposo, Traité d’Horlogerie contenant tout ce qui est nécessaire pour bien connoître et pour régler les pendules et les montres, Nicole-Reine elaboró con precisión las tablas de oscilaciones del péndulo, fundamentales en la medición del tiempo.


En 1757, cuando se anticipaba el regreso del cometa Halley, Joseph-Jérôme de Lalande sugirió a Alexis Clairaut aplicar su método aproximado para resolver el problema de los tres cuerpos, con el objetivo de ajustar la fecha estimada de retorno hecha por Edmund Halley. Bajo la dirección de Clairaut, quien estableció los modelos matemáticos, Lalande y Nicole-Reine Lepaute se abocaron a los intensos cálculos necesarios para medir el impacto gravitacional de Júpiter y Saturno en la órbita del cometa, una tarea monumental que requería computar la posición de cada planeta en relación con el cometa a intervalos muy precisos, a lo largo de 150 años.


En sus memorias de 1803, Lalande recordaba la ardua colaboración:


"Durante más de seis meses, [Nicole Reine Lepaute y yo] calculamos desde la mañana hasta la noche, incluso durante las comidas. […] La ayuda de Madame Lepaute fue tan crucial que, sin ella, no habría podido asumir semejante labor, que implicaba calcular la distancia de Júpiter y Saturno al cometa para cada grado, a lo largo de 150 años".


En noviembre de 1758, Clairaut predijo el retorno del cometa para el 13 de abril de 1759, con un margen de error de un mes y el cálculo resultó notablemente acertado: el cometa alcanzó su perihelio el 13 de marzo de 1759.


Sin embargo, cuando Clairaut publicó su Théorie du mouvement des comètes en 1760, no incluyó a Nicole-Reine Lepaute entre los colaboradores, un acto que se ha atribuido a una relación personal en la que pretendía evitar elogiar los méritos de otra mujer. Esto tensó su relación con Lalande, quien nunca volvió a colaborar con Clairaut en temas astronómicos.


En 1759, la Académie des Sciences encargó a Lalande la elaboración de las efemérides astronómicas para su conocido anuario, La connaissance des temps, un documento indispensable para marinos y astrónomos, esencial para calcular eventos como los tránsitos de Venus de 1761 y 1769.


Para semejante tarea, Lalande no dudó en reclutar a calculadores capaces y, entre ellos, eligió a Nicole-Reine Lepaute como su principal colaboradora. La elección de Lepaute no pasó desapercibida y provocó la ironía mordaz de Cassini de Thury, cartógrafo y astrónomo rival, quien tachó al equipo de Lalande de "fábrica de astronomía" agregando con desdén que el grupo estaba "dirigido, además, por una académica de no sé qué academia". Dos años después Lepaute recibiría el título oficial de miembro en la Académie de Béziers por su contribución a las tablas astronómicas.


Lalande, firme defensor de que el estudio de las estrellas no era un territorio exclusivamente masculino, no dudaba en reclutar a apasionados amateurs, incluyendo mujeres de excepcional talento.


En su obra Astronomie des dames (1785), Lalande dejaba claro que la astronomía tenía lugar para todas las mentes curiosas y destacó el trabajo de algunas astrónomas, dando visibilidad a aquellas cuyas contribuciones seguían el mismo rigor que las de sus colegas varones.


En 1774, Lalande tomó las riendas de la publicación Éphémérides des mouvements célestes, asumiendo la dirección del volumen 7, que salió ese mismo año y abarcaba los años de 1775 a 1784. Más tarde, en 1783, supervisó el volumen 8, el cual cubría el periodo de 1785 a 1792.


Nicole-Reine Lepaute se lanzó con audacia en el estudio del eclipse anular del 1 de abril de 1764, y trazó un mapa de visibilidad que marcaba el avance del fenómeno, de cuarto de hora en cuarto de hora, a lo largo de toda Europa. Publicó este trabajo con su propio nombre en La Connaissance des Temps, bajo el título Explication de la carte qui représente le passage de l’ombre de la lune au travers de l’Europe dans l’éclipse du soleil centrale et annulaire.


Su tarea no se quedó ahí, sus cálculos exigieron una compleja tabla de ángulos paralácticos, reflejo del movimiento aparente del objeto al cambiar el observador de posición, tabla que el gobierno francés publicó en una versión extendida, reconocimiento claro del calibre y precisión de su trabajo.


Nicole-Reine Lepaute no tuvo hijos, pero en 1768 abrió las puertas de su casa y su conocimiento al sobrino de su marido, Joseph Lepaute Dagelet, un joven de espíritu curioso al que enseñó astronomía con tal dedicación que, años después, el muchacho se destacaría como profesor de matemáticas en la École Militaire, y finalmente, como astrónomo adjunto en la Académie royale des sciences. Para Lalande, esta formación fue otro de los grandes legados de Lepaute a la ciencia.


Durante los últimos años de su vida, Nicole-Reine se volcó en los cuidados de su esposo, Jean-André, debilitado por la enfermedad. Ella misma se fue quedando ciega poco a poco, y ambos partieron con solo meses de diferencia: ella murió el 6 de diciembre de 1788, dejando tras de sí una huella en la astronomía y en la historia. En su honor, un cráter lunar y el asteroide 7720 llevan su nombre.

También es una de las 999 mujeres homenajeadas en The Dinner Party, de Judy Chicago, donde se reconoce su legado junto a figuras como Caroline Herschel en esta obra de poderosa y justa memoria.

Noticias relacionadas

Matilde Padrón es un nombre y apellidos que significan perseverancia y tenacidad. Fue una de esas mujeres que, sin aspavientos y casi en silencio, abrió las puertas de la ciencia a las mujeres en un tiempo en que esa palabra, "ciencia", era un bastión cerrado para las mujeres. Rompió moldes sin hacer ruido, con la sola fuerza de su inteligencia y su empeño.

Manuela Solís Clarás fue una de esas figuras pioneras de las que la historia apenas guarda memoria, pero que marcaron el camino para muchas mujeres. Manuela no solo se atrevió a cruzar esas fronteras, sino que lo hizo con la cabeza bien alta, sabiendo que cada paso que daba no era solo por ella, sino por todas las mujeres que vendrían después.

María Elena Maseras Ribera (1853-1905) fue una figura histórica fundamental en la medicina y la educación en España. Es recordada por ser la primera mujer en ingresar en una universidad española, abriendo el camino para las mujeres en la educación superior en un momento en que las aulas universitarias eran exclusivas para los hombres. Su historia es de lucha, persistencia y superación frente a las normas sociales de su tiempo.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto