…fuera el gerente de cualquier empresa que no se quisiera arruinar bajo la batuta de un despreciable porque, de lo contrario, el dueño del negocio lo habría cesado a los cinco minutos del primer muerto arrojado por las aguas de una riada que se abalanzó sobre la gente normal mientras el disfrutaba de la vida. Cualquier empresario sabe que quien es capaz de comportarse como lo hizo Mazón el día D será, a continuación, incapaz de resolver ni el menor de los problemas que siguieran porque, entre otras cosas, siempre estará pensando, lo primero, en ocultar las pruebas de sus vicios, de sus maldades y hasta de sus errores. Ya no nos sorprende que los máximos defensores de la iniciativa privada sean también quienes de manera más distinta a la del buen patrón se comportan cuando ocupan el poder político.
Mazón también habría dimitido si los consejeros que nombró, y que lo conocen de sobra porque hace más de un año que con él comparten el gobierno valenciano, le hubieran dicho que, o dimitía él o dimitirían ellos, todos en bloque y al mismo tiempo.
Mazón también habría dimitido si Feijóo y los del PP hubieran demostrado que lo primero es la dignidad y las necesidades de la sociedad que gobiernan y después, mucho después, los intereses de cualquiera, pero sobre todo si es “un cualquiera” de la política, por mucho que le votaran antes de conocer su catadura moral delante de una tragedia total.
Mazón también habría dimitido si Felipe VI y Pedro Sánchez no hubieran acudido a Paiporta a protegerlo de las protestas, cada uno de los dos allí presentes por motivos que nada tenían que ver con la solución efectiva del desastre, ni tampoco para enterarse de lo que estaba pasando, pues hace mucho tiempo que existen la tele, internet y tantas imágenes de la verdad de lo que ocurre y al instante. Solo fueron allí para que Mazón les debiera ese favor. La suspensión de su visita a Xiva lo demostró acto seguido y la manifestación masiva de Valencia es la prueba de que no lo consiguieron, y de que el olor a cadáver político seguirá pudriendo el ambiente mientras no decidan “suicidarlo”.
Porque Mazón también habría dimitido si este país se hubiera convertido en una democracia medianamente decente aprovechando que ha transcurrido casi medio siglo desde la muerte del último dictador, aquel tan sanguinario.
Pero no, los que entonces asumieron el mando para construir una política en la que la inmensa mayoría pudiera confiar prefirieron conservar los símbolos principales de aquel periodo criminal, los colores de la bandera y la monarquía restaurada a sangre y fuego, para recordar desde arriba que la amenaza seguiría siendo el idioma principal de los políticos hacia la sociedad.
De esa forma consiguieron que siempre pudiera gobernar "un cualquiera", incluso en la peor de las versiones que podamos imaginar.
Si era esto lo que buscaban, solo nos cabe celebrar su éxito enviándoles el regalo de nuestra desgracia.
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