Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Luz | Reflexión | Optimismo | Navidad

Luces

Que no nos impidan ver, por deslumbramiento, lo que hay detrás de ellas
Juan Antonio Freije Gayo
viernes, 6 de diciembre de 2024, 13:09 h (CET)

Se han ido encendiendo las luces navideñas de las ciudades, estandarte luminoso del período festivo en ciernes, tradición cultural entrañable para unos, celebración religiosa para otros, y que ha encontrado, en los últimos tiempos, un hito inaugural a través de ceremonias laicas y consistoriales que aplauden el encendido con un frenesí colectivo y jocoso, y en un contexto de competitividad relativa a la cantidad de vatios emitidos. Por buscar una explicación a ese nuevo rito lleno de arrobo, es posible que la luz nos haya insinuado siempre, y nos siga insinuando, conceptos, imágenes y sentimientos de sesgo positivo. Dichos como “hágase la luz”, “reino de la luz frente a reino de las sombras” o “luz de la Razón frente a oscuridad de la superstición” están ahí, en el fondo de nuestros pensamientos, como faro de nuestro día a día; incluso se le atribuye a Goethe aquello de “¡luz, más luz!”, cuando se moría.


De este modo, igual que celebramos el otro solsticio con el fuego, bendecimos este, el de nuestro invierno boreal, con la luz, y se me antoja la posibilidad de que ambos, luz y fuego, sean una misma cosa. Pienso en nuestros antepasados paleolíticos reunidos en torno al por entonces gran adelanto de una lumbre, de aquel fuego que cocinaba alimentos y ahuyentaba fieras, pero que asimismo debió convertirse en una primera manera de iluminación nocturna para ahuyentar las sombras y los miedos ancestrales. Vinieron luego los primeros candiles y las lámparas con variados combustibles. La electricidad es demasiado reciente como fuente de iluminación y, en el fondo, somos los mismos que aquellos habitantes de las antesalas de las cuevas, tal vez un poco más sofisticados, pero iguales en miedos y zozobras. Queremos la luz y nos ofrecemos multitudinarios cuando los regidores municipales la encienden. Es nuestra historia la aventura de una huida de las tinieblas.


La luz nos muestra el mundo a través de la vista, pero también es utilizada como artimaña de engaño (pensemos en su uso en determinados espectáculos) o de enmascaramiento (la decoración de interiores como ejemplo). Así pues, incluso la luminosidad atesora sombras, aunque suene a paradoja. Se puede alumbrar unas cosas más que otras, y sacar a la luz, por utilizar otra expresión “ad hoc”, aquello que en cada momento interese. Incluso hay experimentos sobre la potencialidad de la luz para actuar sobre el cerebro. En relación con ello, encuentro un artículo o reportaje [1] en el que se trata sobre la contingencia, al igual que en la película Hombres de negro, de modificar o borrar la memoria utilizando la luz, según un estudio de la Universidad de Kioto, realizado con ratones, que podría contribuir a la erradicación del Alzheimer, por esas cosas de las dos caras de lo tecnológico y científico.


Llegado a este punto, me pregunto si no será esto lo que nos está ocurriendo desde un punto de vista metafórico. Igual la luz ilumina demasiado una parte de nuestros cerebros y nos hace tender al olvido de unas cosas en favor de otras. Miramos al foco y olvidamos el resto. Es lo que hay. En el mundo del espectáculo, desde la representación teatral hasta un concierto, el haz luminoso recorre el escenario, aparece y desaparece, generaliza o focaliza. Lo de las sombras chinescas es ya antiguo; conocidas como teatro de luz y sombras, fueron utilizadas para narrar historias y necesitan de muy pocos elementos y enseres para contar aquello que venga al caso. Y, a menudo, contar y manipular no son acciones que se diferencien demasiado entre ellas, pues se narra para manipular y se manipula relatando.


Gustemos, por tanto, de las fiestas, de las luces y del consumo pletórico en la medida de nuestras posibilidades, que no reside en estas líneas intención agorera ni aguafiestas. Mas no dejemos de recordar, lo cortés no quita lo valiente, que, en la penumbra que la luz no enfoca, podría ocultarse la realidad de lo que nos espera, el peligro que acecha a nuestra vida y a nuestras libertades. Solo hay que mirar a otro lado, acostumbrar un poco la mirada a las tinieblas, para poder percibir, sin por ello dejar de vivir con optimismo, lo que viene. Que las luces no nos impidan ver, por deslumbramiento, lo que hay detrás de ellas.


[1] https://www.cambio16.com/un-nuevo-sistema-utiliza-la-luz-para-manipular-los-recuerdos-memoria/

Noticias relacionadas

Empiezas a escribir, y unas líneas después, tras uno de esos espacios blancos y silenciosos, entras como en un pequeño paseo por la imaginación, por la unión con la memoria, por el tránsito de la poesía a la novela pasando por el teatro. ¡Es como una conjunción de estrellas! A veces, al escribir se nos pueden presentar dos dramas: uno, la imposibilidad de parar el tiempo porque escribes más y más, y dos, la imposibilidad alguna vez de decir lo que realmente queremos expresar.

Actualmente, frente al relativismo y el escepticismo parece que cada vez es más necesario, un enfoque o planteamiento universalista de los problemas económicos y sociales. El neoliberalismo individualista no reconoce los Derechos Humanos en su integridad, lo que impide el logro de la justicia social y también la consolidación de políticas solidarias, que apoyen suficientemente a las capas desfavorecidas, de las sociedades de los diversos países.

Sophie Barut transforma el bronce en historias de resiliencia. Esta arquitecta de interiores, escultora y escritora francesa ha convertido su propia experiencia vital en un testimonio sobre el poder transformador de la fragilidad y la belleza que emerge de las circunstancias más adversas.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2025 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto