Jimmy Carter, el 39º presidente de Estados Unidos y premio Nobel de la Paz, ha fallecido a última hora de este domingo a la edad de 100 años en su hogar en la pequeña población de Plains, en Georgia. Su partida marca el final de una era en la política estadounidense y en la diplomacia mundial.
Europa Press / Foto de Bob Daemmrich
Nacido el 1 de octubre de 1924 en Plains, James Earl Carter Jr. ascendió desde sus humildes inicios en una granja de cacahuetes hasta alcanzar la presidencia de la nación más poderosa del mundo. Su mandato presidencial, que duró desde 1977 hasta 1981, estuvo marcado por desafíos tanto domésticos como internacionales.
Carter asumió el cargo en un momento en que Estados Unidos enfrentaba un creciente escepticismo público hacia su gobierno, tras la estela del escándalo Watergate y la conclusión de la guerra de Vietnam. Durante su administración, hizo de los derechos humanos un pilar central de la política exterior estadounidense, una postura que a menudo chocaba con los realpolitiks de la Guerra Fría.
Foto de CENTRO CARTER
Uno de los logros más destacados de su carrera fue la mediación del Acuerdo de Camp David en 1978, que condujo a un tratado de paz histórico entre Israel y Egipto. Este tratado no solo proporcionó a Carter el Premio Nobel de la Paz en 2002, sino que también estableció un precedente para futuras negociaciones de paz en la región.
Sin embargo, su presidencia también se enfrentó a críticas, especialmente en política económica y por su manejo de la crisis de los rehenes en Irán, que duró 444 días y contribuyó significativamente a su derrota en la reelección ante Ronald Reagan en 1980.
Tras dejar la Casa Blanca, Carter no se retiró de la vida pública. En cambio, fundó el Centro Carter en 1982, una organización no gubernamental dedicada a la promoción de la paz, la salud y los derechos humanos. A través de su trabajo con el Centro, Carter se involucró en la erradicación de enfermedades, la supervisión de elecciones y la resolución de conflictos en numerosos países.
El ex presidente también fue reconocido por su compromiso personal con el trabajo voluntario. Junto a su esposa, Rosalynn Carter, participó activamente en Habitat for Humanity, una organización que ayuda a las personas a construir y mejorar sus propios hogares.
Carter se distinguió igualmente por su franqueza en temas contemporáneos y por su crítica a políticas tanto nacionales como internacionales. Incluso en sus últimos años, no dudaba en expresar sus opiniones sobre temas críticos, lo que lo mantuvo relevante en el discurso público y político.
Su legado es ampliamente reconocido tanto por sus logros como por los desafíos durante y después de su presidencia. Su influencia en la diplomacia y los derechos humanos, así como su incansable trabajo humanitario, han dejado una marca indeleble en la historia.
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