
El hasta ahora ministro de Relaciones Exteriores de Suriname, Albert Ramdin, fue elegido por aclamación como nuevo secretario general de la Organización de Estados Americanos. Por primera vez desde 1948 dirigirá la entidad un caribeño, en medio de tensiones en el hemisferio por las nuevas políticas de Estados Unidos en materio de migración y comercio, y por el contraste entre los gobiernos de derecha e izquierda en la región. Imagen: Mofasur
WASHINGTON – Albert Ramdin, ministro de Relaciones Exteriores de Suriname, ha sido elegido, por aclamación, como nuevo secretario general de la Organización de Estados Americanos, convirtiéndose en el primer caribeño al frente de la OEA desde su creación en 1948.
Ramdin, quien sucederá al uruguayo Luis Almagro, quedó como aspirante único después de que hace cinco días retiró su candidatura el canciller de Paraguay, Rubén Ramírez, quien contó con el respaldo inicial de Estados Unidos pero perdió el que esperaba reunir entre sus vecinos sudamericanos.
La OEA (Organización de los Estados Américanos) integraba a todos los Estados del hemisferio, pero el gobierno de Cuba fue excluido dese 1962 y desde 2019 se retiraron los de Venezuela y Nicaragua.
La elección de Ramdin sucede en un contexto hemisférico marcado por una relación conflictiva de Estados Unidos con socios como Canadá, México y Panamá; una migración masiva y en parte ilegal a través del continente, y el avance de la presencia económica y comercial de China en la región.
Entre los Estados miembros de América Latina, es notorio el contraste entre los gobiernos de izquierda o centroizquierda como los de Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Honduras y México, y los de derecha o centroderecha como los de Argentina, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Panamá, Paraguay y Perú.
Ramdin fue propuesto por la Comunidad del Caribe (Caricom), inicialmente creada por las naciones de habla inglesa pero que se amplió para recibir a la francófona Haití, y a Suriname, que fue colonia neerlandesa hasta su independencia en 1975.
Con sus 14 votos, Caricom reclamó que había llegado el tiempo de que uno de los suyos, y no un latinoamericano, dirigiese la entidad hemisférica.
Una minicumbre de gobernantes izquierdistas de la región, reunida el 1 de marzo durante la investidura de Yamandú Orsi como nuevo presidente de Uruguay, decidió apoyar a Ramdin en lugar de Ramírez, percibido como una figura muy alineada con el nuevo y polémico presidente estadounidense, Donald Trump.
Asegurados así más de los 18 votos necesarios para ganar la elección, Ramdin recibió entonces el respaldo de Costa Rica, Ecuador y República Dominicana; y, finalmente este lunes, el de todo el hemisferio, que lo eligió por aclamación a pedido de las representaciones de Dominica y Perú.
El diplomático surinamés ha desarrollado buena parte de su carrera en la OEA, en esta capital, adonde llegó como embajador de su país en 1997-1999, fue asesor del ex secretario general colombiano, César Gaviria (2001-2004), y luego subsecretario general cuando el titular fue el chileno José Miguel Insulza (2005-2015).
De 67 años, y considerado un socialdemócrata, se desempeña desde 2020 como ministro de Relaciones Exteriores de su país. Pertenece al Partido de la Reforma Progresista, del presidente Chan Santokhi y que tradicionalmente recibe el apoyo de los surinameses de origen indio, casi un tercio de los 600 000 habitantes del país.
Su currículo, propuestas y la condición de caribeño pueden permitirle ofrecer enfoques diferentes sobre los problemas del hemisferio, después de la gestión de dos períodos de Almagro (2015-2025), quien contendió de modo frontal con gobiernos como los de Managua y Caracas, y en apoyo de las posiciones de Washington.
En recientes entrevistas, Ramdin ha subrayado que “hay muchas diferencias en el hemisferio, pero es importante que tengamos una mesa donde se reúnan todos los países y discutan sus problemas, desafíos y acciones colectivas. Y creo que eso es posible con el liderazgo del Caribe”.
En su página web, Ramdin ha ofrecido trabajar por “una OEA más fuerte” para “desarrollar urgentemente una estrategia de participación y hojas de ruta orientadas a la búsqueda de soluciones relacionadas con situaciones de conflicto inmediatas y potenciales en nuestro hemisferio”.
Asimismo, propone invertir, con socios en el hemisferio, “en programas que resulten en sociedades y economías más fuertes y resilientes, con un enfoque en la gobernanza democrática, los derechos humanos, el estado de derecho, un sistema judicial independiente y fuerte y economías sostenibles”.
A-E/HM - Fuente: IPS
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