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Nunca viene mal, tanto para creyentes como no practicantes, activar en nosotros el itinerario cuaresmal de cuarenta días, al menos para tomar una cognición más nívea y reflexiva, sobre nuestra propia historia por aquí abajo; máxime en un momento de tantos endiosamientos mundanos, con su siembra de mentiras y maldades.
En el discurso que pronunció el martes ante la sesión conjunta del Congreso estadounidense, el presidente Donald Trump dijo muchas mentiras y, con arrogancia, afirmó: “No hemos hecho más que empezar”. Los tribunales federales tampoco han hecho más que empezar y ya hay decenas de demandas en curso contra las órdenes ejecutivas emitidas por Trump.
Los dirigentes europeos, con el eco de todos los grandes medios de comunicación y del poder financiero, se empeñan en decirnos que Europa debe multiplicar sus presupuestos para gastos militares como única forma de tener seguridad y autonomía y, además, que eso ha de hacerse reduciendo el Estado de Bienestar. A mi juicio, están completamente equivocados.
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