Los cuidadores familiares representan una gran mayoría y, en muchos casos, no cuentan con formación formal ni remuneración. Algunos estudios destacan que el 85% de estos cuidadores no profesionales son mujeres, muchas de las cuales también sostienen una vida laboral activa y carecen de recursos de apoyo. Este desequilibrio ha llevado a un nivel de “invisibilidad” preocupante que impacta su salud mental y física: el 62% de los cuidadores dedica más de seis horas al día al cuidado, sacrificando sus propias actividades, relaciones sociales y bienestar personal.
Los problemas de salud entre cuidadores son comunes. Cansancio, insomnio, estrés y dolores físicos son efectos cotidianos para quienes deben atender a personas con discapacidad, enfermedades crónicas o en etapas avanzadas de la vida. Según la Fundación Salud y Comunidad, resulta prioritario contar con políticas y recursos de formación para los cuidadores familiares, ya que el acompañamiento adecuado requiere no solo conocimientos técnicos, sino también habilidades específicas de manejo emocional y empatía.
Profesionales en el sector: un recurso escaso Frente a la creciente necesidad de profesionales en el ámbito del cuidado, se estima que en España harán falta 300.000 trabajadores adicionales en el sector de cuidados para 2040, según el IMSERSO. Sin embargo, la baja profesionalización y los salarios insuficientes dificultan que este sector atraiga y retenga personal. Esta precariedad laboral no solo limita el bienestar de los cuidadores, sino que también afecta la calidad de vida de las personas cuidadas. La Plataforma de Mayores y Pensionistas ha reiterado la urgencia de políticas públicas que mejoren las condiciones salariales y laborales para asegurar una mayor estabilidad y profesionalización del sector.
Desafíos y perspectivas de género en el cuidado El hecho de que el 88% de los cuidadores no profesionales sean mujeres evidencia una situación de género persistente, donde los roles tradicionales y el peso cultural siguen asignando la carga de cuidado a las mujeres. Este fenómeno no solo restringe el desarrollo profesional y personal de las cuidadoras, sino que también limita su capacidad de acceso a una jubilación digna en el futuro, debido a los años que pasan fuera del mercado laboral.
La Fundación Mujeres y diversas organizaciones en Europa han impulsado proyectos de apoyo para mujeres cuidadoras, con el objetivo de brindarles herramientas de formación y aliviar la carga de cuidado mediante redes de apoyo. Iniciativas como la plataforma digital "Cuidarlos", que facilita el contacto entre cuidadores formales y familiares de personas en situación de dependencia, han sido reconocidas internacionalmente por su innovación y enfoque inclusivo.
El cuidado del cuidador: un reto pendiente Desde la Cruz Roja, se destacan programas de apoyo como "Atención a Personas Cuidadoras" y "Multicanal SerCuidadorA", que proporcionan ayuda psicológica y asesoramiento para quienes se encuentran en riesgo de agotamiento emocional. Además, estos programas promueven la importancia de que los cuidadores dediquen tiempo a su propio bienestar y soliciten ayuda cuando sea necesario. Las instituciones recomiendan establecer límites y horarios claros para evitar el “síndrome del cuidador quemado”, una situación cada vez más frecuente que afecta al 70% de los cuidadores, especialmente aquellos con más de tres años en esta labor sin apoyo formal.
En este contexto, es imprescindible que las políticas públicas evolucionen para abordar las necesidades de los cuidadores y que la sociedad se conciencie de la importancia de valorar y apoyar a quienes dedican su vida al bienestar de los demás.
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